Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Era una semana que estaba al caer para Luis Scola, porque se acercaban sus 36 años y la elección del abanderado olímpico era decisiva para el Comité Olímpico Argentino.
Su legado ya está creado dentro de la Selección Argentina con 141 partidos jugados y 2342 puntos desde el Sudamericano 1999 hasta el último Preolímpico 2015 que otorgó el pasaje a los Juegos Olímpicos de Río 2016.
En 2011, Luis Scola fue homenajeado por Ciudad de Buenos Aires, el club donde comenzó a dar sus primeros pasos como jugador. Entre todos los chicos vestidos con su camiseta de Muni para la ceremonia, el capitán de la Selección Argentina habló de aquellas épocas iniciales.
“Mi papá tuvo muchísima influencia para que juegue el básquetbol. Lo primero que me acuerdo es estar con él en sus entrenamientos y los partidos, de ahí sale mi pasión por el básquetbol”.
Entre sus recuerdos, sostiene que “todos los compañeros que tuve en Ciudad no llegaron a jugar profesionalmente, pero de todos tengo un recuerdo enorme de ellos y pienso que ellos de mí, creo que eso es lo importante”, destaca el ala pivote nacido en Floresta.
Otro momento único se vivió aquella tarde. A partir de ese día, dejaría de ser “la cancha de…” para llevar nombre y apellido, el estadio Luis Scola.
“Este es un club emblemático y mucha gente pasa por la cancha. Con este nombramiento, ojalá que más chicos se acerquen al club, como sucedió en mi infancia”, mencionaba el emblema de la institución.
Con sólo 13 años abandonó su lugar cotidiano para trasladarse a Ferro Carril Oeste. Era el momento de reconocer el profesionalismo bien de cerca. Sin embargo, siempre aclaró una y otra vez de dónde salió y hacia dónde fue.
“Mucha gente me relaciona con Ferro y pocos saben que jugué en Ciudad de Buenos Aires. Ahora la gente que venga quizás me relacione con el club”, admite un Scola emocionado frente a la placa que lleva su nombre.
LAZOS SANGUÍNEOS EN CIUDAD
“En realidad, mi papá nunca jugó en Ciudad. Siempre jugó en contra del club y como yo sí jugaba acá, se armaba como una rivalidad. Sí mi tío fue entrenador de la institución durante muchos años”, así lo deja saber Scola ante todos los presentes en la institución ubicada sobre la avenida Del Libertador.
Su padre Mario fue el responsable de que su carrera profesional se convierta en una pasión: “Yo viví mucho esa etapa final de su carrera, donde jugaba en la Primera de Capital Federal. A veces pregunto y si tengo alguna oportunidad de ir a ver algún partido, voy. Me siento un poco relacionado con el básquet de Capital. Es un torneo muy divertido y la gente lo vive a muerte”.
Desde aquel chico que se divertía en Ciudad y dio su salto profesional a Ferro, viajando a España para consagrarse en el TAU Cerámica Baskonia e instalarse en la NBA hasta hoy, lo que mejor ha entendido, a través de los años, es la razón por la cual lo hace.
“A los chicos siempre les doy el mismo consejo, que disfruten de hacer deporte y del club porque lo que te da el día a día son amigos. A mí me trae muchísimos recuerdos esos momentos”.
FOTOGRAFIA: Ligate una Foto – www.ligateunafoto.com