Fernández Kim, su vida en Corea del Sur (Primera parte)

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Actualizado: mayo 5, 2016

El destino es eso intangible que siempre le toca en suerte a cada ser humano, no se puede comprar ni vender, sólo queda vivirlo y así fue como Julián Fernández Kim dejó su Lanús natal para forjar su camino del otro lado del mundo, más precisamente en Corea del Sur. Hijo de padre argentino y madre coreana, a Julián la pelota naranja le tendió un puente de más de 18.000 kilómetros para que pueda vivir y aprender otra cultura a través del básquetbol.

Allá por el año 2002, en unos de los tantos entrenamientos desolados en Social Lanús,  un grupo de personas se acercaron al club con cámaras filmadoras, captando imágenes de ese jugador flaquito de 2,00 metros de altura.

Ante la extraña mirada del plantel y las luces titilando de las cámaras, se entendió que a quien venían a ver era al “Chino”, nada de Julián o Juli, en Argentina si tenes ojos rasgados sos pasible de ser denominado con ese apodo gentilicio, sin importar de donde son tus orígenes.

De aquella noche de verano en Social Lanús, Julián recordó: “Esa vez que fueron a filmar el entrenamiento, era para conseguir una prueba en una universidad. Mi madre tenía un amigo periodista de un diario coreano y él fue el nexo para enviar ese editado a la Kyunghee University. Allá vieron el video, me aceptaron y ahí comenzó mi historia en Corea”.

El primer paso estaba dado, la decisión implicaba un cambio rotundo y también interrogantes, que podían transformarse en complejidades como el idioma. No iba a una franquicia como figura extranjera, la cual pudiera contar con algún traductor, sino que Julián fue a por todo, comenzar una nueva vida con el básquetbol y el estudio conectados por la universidad.

“Fue duro al principio no sabía nada del idioma coreano, tuve que empezar de cero, pero de a poco me fui adaptando y además muchas opciones no me quedaban”, detalló entre risas el alero nacido en Lanús.

Este es Julián Fernández Kim atravesando su carrera en Corea del Sur

La transición de amateur a profesional en Corea del Sur es similar a la de los Estados Unidos, los jóvenes juegan en la universidad durante cuatro años, estudian una carrera y luego pueden ser seleccionados en el draft para pasar a ser profesionales.

Sobre su etapa estudiantil el alero detalló: “En la universidad me recibí de profesor de educación física, pero no llegue a ejercer. Por suerte fui seleccionado en el draft y comencé mi carrera como profesional hasta ahora”. A pesar de sus dichos, el azar tuvo poco que ver en su desempeño, dado que Fernández Kim fue seleccionado número dos en la primera ronda del draft, por el equipo Seúl SK Kinghts, detrás de Ha Seung -Jin, quien fue hasta ahora el único coreano en jugar la NBA, haciéndolo para Portland Trail Blazers durante dos temporadas.

La aparición de la liga más poderosa del mundo en este relato no será la única, pero quedará para más adelante.

Vivir en Corea es un cambio paradigmático y uno de los más importante es la identidad, Julián debió cambiar su nombre de pila, por uno más acorde a la cultura coreana. Por lo tanto tuvo que experimentar la rara sensación de escoger su propio nombre, para lo cual eligió Min-soo Kim.

“Lo del nombre es un tema cultural, si sos coreano, tenes que usar nombre coreano y como me nacionalice me vi obligado a cambiarlo. En corea, los documentos, registros de conducir, no están preparados para nombres largos y por eso tuve que dejar de lado mi nombre de nacimiento por Min-soo”, detalló Julián.

Consultado sobre el significado, sostuvo: “Ni idea el significado (risas) era el único que conocía y me gustó”.

Haciendo un breve repaso de la historia basquetbolistica de Julián Fernández Kin, hasta ahora y de acuerdo a lo contado,  enumeramos tres escalones. Comienzos en Olimpo de Lanús, luego en cadetes pasó a Social Lanús, donde debutó en la categoría superior con 16 años y en el 2001 pudo lograr un ascenso a la Primera A y  por último la universidad, lugar donde terminó de moldearse como jugador.