Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Las paredes del Club Las Heras huelen a básquet, por sus pasillos se ve correr a un centenar de pibes, que componen las divisiones de Pulguitas, Premini, Mini y hasta U-13, detrás de la naranja con la ilusión de un día ser como sus ídolos del equipo mayor.
Y en medio de piberío que integra uno de los clubes de barrio de Villa Ballester se puede observar al profesor Pablo Iglesias, quien se define como «una persona feliz de dirigir el Minibásquet porque los nenes siempre te devuelven una sonrisa».
-¿Cómo se trabaja con tantos chicos?
-Tenemos un inconveniente de espacios porque son muchos chicos y necesitamos que todos puedan trabajar con tranquilidad. Por ende, debemos contar con una coordinación constante y un crecimiento grande. El diálogo entre los profesores es clave pero por suerte estamos creciendo.
-¿Y cuál es el principal objetivo de ustedes?
-Queremos continuar sumando chicos para encontrar jugadores que en un futuro formen parte del equipo de la Primera División, acá buscamos la identificación.
-¿De qué manera se logra el amor por los colores?
-Es difícil porque hoy no están mucho en el club aunque lo armamos desde las charlas. También contamos con actividades semanales como «el día de un mini en Primera», donde se integran al plantel, están en la charla técnica previa y van al banco de suplentes. Eso hace que el nene tenga ganas de jugar pensando en su futuro, en que un día será él el que está ahí.
-¿Notás que consuman básquetbol afuera?
-Ellos ven mucha Liga Nacional de Básquetbol y NBA, sin embargo eso está muy lejos. Por eso los nenes terminan viniendo y se va creando algo mágico, al punto que le piden autógrafos a los basquetbolistas de Primera y tienen sus pósters en las piezas. Hay mucho feedback.
-La colaboración de la Primera es clave, ¿no?
-Sí, el hecho que sean basquetbolistas del club hace que la colaboración sea genuina, al haber nacido en las bases de la institución, todo se hace más fácil. Se trata de recordar de dónde uno viene y transmitir los valores de un club de barrio.
-¿Ves muchas diferencias con las generaciones pasadas?
-Las diferencias con las generaciones anteriores son claras y se reflejan en la falta de motricidad, en la obesidad y en la reducción de la carga horaria de la educación física. Todos los padres nos piden que hagan algo sus hijos porque está mucho tiempo en la computadora y ahí nosotros les mostramos que pueden realizar muchos deportes en un club.
-¿Qué hacen para que se queden a pasar un día en el club?
-Por suerte en las generaciones u-13 y u-15 suelen ir a tirar los domingos. Las instituciones deben entender que hay que facilitarles determinadas cosas: abrir los feriados, darles las pelotas, dejarlos jugar y levantar esa barrera para que el chico pueda divertirse.