Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
«Anoche (por el lunes) comía con unos amigos frente al televisor, y de pronto uno me dice que ya estaba publicada la lista definitiva de la CABB con los doce integrantes de la Selección, con dos más por cualquier eventualidad. Me dijo que allí estaba mi nombre, y al principio no le creí, lo tomé como una broma; le pedí que no me jodiera, hasta verlo yo mismo. Y era verdad…La felicidad fue grande, estaba muy contento. Se lo comenté a mi familia, y ellos estaban tan felices como yo».
Quien lo dice es Juan Cruz Germano, uno de los integrantes del Seleccionado Argentino que desde el 23 de junio disputará el Mundial U17 en Zaragoza, España. El chico que hasta hace apenas dos años atrás, aprendía a dar los primeros pasos en el básquet , en una escuela de González Catán, es hoy uno de los pivots que integrarà el plantel conducido por Marcelo Arrigoni.
En esos días no tan lejanos, el profesor de Educación Física del colegio notó que no era parte de los equipos de fútbol en la hora de gimnasia. Le preguntó los motivos, escuchó sus razones, e inmediatamente le invitó a sumarse a los entrenamientos que dictaba como entrenador en Defensores de Catán.
Aceptó, y su vida dio un vuelco abrupto, como si realmente se tratara de un cuento. Su altura (actualmente en 2,08) llevó a gente cercana al técnico animarlo a probarse en Boca Juniors; apenas lo vio Ronaldo Córdoba lo hizo quedar y sumarse a los poderosos equipos formativos del Xeneixe. Tenía apenas 14 años, y varias dificultades, de toda índole. Hoy, dos temporadas después, juega el Prefederal, y el Top 20. Y será uno de los tres jugadores pertenecientes al área de FeBAMBA que integrará el seleccionado dirigido por Arrigoni.
«A principio de año me llamaron para concentrar entre veinte jugadores; con el apoyo de Ronaldo y Juampi (Fernandez) recibí las herramientas para ir; entrené y fui citado a dos concentraciones más, muy duras en sus entrenamientos con competencia fuertísimas en mi posición. Hasta que llegó esta última en Las Rosas, Santa Fe, donde se decidió el plantel definitivo». El lugar de entrenamiento fue el Club Almafuerte.
Con la llegada de Arrigoni, Juan debió adaptarse a nuevas jugadas y sistemas diferentes al entrenador anterior, Carlos Duró. «El trabajo de Ronaldo y Juan Pablo me dio más fundamentos en la cabeza, por eso les estoy agradecido, porque fui y a pesar de escuchar que en mi puesto la competitividad era exigente, pude hacerle frente. Tuvimos partidos a la noche y a la tarde (uno contra Sportivo Las Parejas, y otro con un combinado entre jugadores de Sport Club y la entidad anfitriona, todos mayores). Intenté jugar lo mejor posible, en un rol donde debí enfocarme en agarrar rebotes o meter cortinas, aunque en esto la patiné un poco, porque me muevo y debo cambiar eso. «Pepa» (Arrigoni) me está enseñando más cosas, dando más recursos. Igualmente, la competencia interna me hizo jugar mejor».
Una vez concluida la concentración, el técnico dijo que daría una lista de doce, mas el agregado de cuatro, y los instó a no frustrarse si estaban en esta nómina. En la noche del lunes, junto a sus amigos en la cena, comprobó que su nombre estaba en esa bendita y anhelada docena.
La alegría desbordante era lógica y poseía sustento. Germano menciona en un momento de la charla las veces donde la frustración se apoderó de su espíritu. Y el periodista repregunta al instante donde admite como la canalizó.
«No la sacaba conmigo, sino con los demás. Me sentía frustrado y me desquitaba con el rival, iba a las cortinas más fuerte, buscaba el daño, en vez de mejorar el juego y no repetir errores. Me daba cuenta de lo mal que estaba eso; me pasó dos o tres veces. En una, fallé un tiro, y en la próxima jugada, en vez de buscar el espacio para la conversión, decidí ir fuerte al contrario y me cobraron falta ofensiva».
El chico que ayudaba al padre a cortar el pasto cerca de 20 de Junio, localidad aledaña a Pontevedra, partido de Merlo, estaba frente a la posibilidad de su vida, y eso, en tren de no repetir penurias cercanas, lo transformó en el rectángulo. ¿El cuerpo técnico le llamó a la reflexión, o él solo se dio cuenta de estar actuando equivocadamente?
«Ellos no me dijeron nada, fue una decisión mía no repetir los errores, después de los entrenamientos o en la misma jugada que estaba haciendo las cosas mal. Debí cambiar si quería mantener las chances».
Cambió, y quedó enla plantilla que en menos de un mes representará al país en una competencia deportiva. Y estará parado junto a sus compañeros, previo al comienzo del partido, escuchando el Himno argentino.
«Lo he pensado y será una experiencia increíble. Es la primera vez que representaré a la Argentina y seguro estaré emocionado. Y escuchar el Himno delante de rivales de otros países, me pone demasiado contento».
Juan Cruz es un eterno agradecido a los profesores de Boca, un club gigante en infraestructura y gestión. Pero no puede ni quiere olvidarse de esos amigos del Defensores, con los que comenzó a picar una pelota; sus inclaudicables admiradores, quienes al verlo salir al rectángulo de una cancha en España, inflarán sus pechos de orgullo y dirán en sus ámbitos que González Catán tiene un representante en la Selección Nacional.
«Estoy siempre que puedo con los chicos del Defe, no los olvido nunca, tampoco al club. Con Andrés Moggio (actual entrenador de la tira B en Club Morón, aquel profesor que lo vio sentado en el patio del colegio y lo invitó a aprender básquet) estoy todo el tiempo hablando, me manda mensajes siempre, me apoya, alienta y aconseja. Siento que sigo con ellos, les pregunto por los partidos del club (participante en una liga zonal) y apenas puedo, los voy a ver. Hoy, cuando se enteraron de esto, me felicitaron, compartieron mi alegría, me pidieron que no afloje. A ellos jamás voy a poder olvidarlos. Obviamente, también a los de Boca, con quien hice una amistad muy grande, y les agradezco su apoyo permanente. Y con respecto a Andrés, si bien no me dirige más, lo veo como un entrenador mío y gran persona».
Juan Cruz Germano. La versión bonaerense del sueño del pibe. Hace dos años nomás, se tiraba al suelo en una cancha con piso de cemento roto, a riesgo de lesionarse y lastimarse. Hoy, no solo luce la 7 de Boca, sino en pocas semanas, su emoción saldrá a flor de piel cuando formado en fila junto a sus compañeros, escuchará emocionado las estrofas del Himno Argentino. Con él, como uno de los protagonistas de la Selección Nacional U17.
FOTOGRAFÍA: Departamento de Prensa de Boca Juniors