Hermanos con el básquet en la sangre

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Actualizado: enero 24, 2015

Nadia, Flor y Mauro Frete son tres hermanos surgidos en el club Social Paso del Rey, y hoy son piezas fundamentales de Los Indios de Moreno, quien en femenino logró el ascenso al NIvel 1, mientras que en masculino se alista para un año de competencia ardua.

Tras dos horas de charla, el porte de pantera al acecho tan característico de Nadia se derrumba como un castillo de naipes, y las lágrimas emergen cuando se le pide que describa a sus hermanos Flor y Mauro.

Estoy orgullosa de tenerlos, y feliz de poder jugar en el mismo club los tres; somos muy unidos, siempre actuamos en bloque. Ahora Flor vive con su familia, pero nos seguimos viendo seguido; Mauro me acompaña a cada lado que voy, le digo que quiero ver tal partido y ya se está preparando para no dejarme sola. Los amo profundamente”.

Por su parte, Flor asegura estar “orgullosa por lo que ambos dan dentro de una cancha, dejan literalmente todo por el deporte que amamos desde chiquitos. Estamos unidos en las buenas y en las malas , compartimos alegrías y tristezas . Fuera de la cancha, mucho más se potencia este vínculo. Los amo con toda el alma”.

Finalmente, Mauro, el menor, ve en sus hermanas mayores a “mis ídolas, las que me inspiraron y motivaron a jugar al básquet. Verlas en la cancha es todo, y ahora que ambas están en el mismo club que yo, las disfruto mucho más; espero los días que juegan para ir  sea donde sea, porque aprendo de sus juegos constantemente”. En sintonía con la mayor, también se expresan con la emoción trasladada en los ojos humedecidos.

Nadia, Florencia y Mauro son los hermanos Frete, quienes actualmente defienden la camiseta de Los Indios de Moreno; ambas mujeres integrando el plantel superior que la pasada temporada logró el ascenso a la División de Honor en la Asociación Femenina Metropolitana de Básquetbol (AFMB), luego de un Final Four que les otorgó ese lauro tras vencer en la segunda fecha a Teléfonos, una noche donde la euforia por el objetivo alcanzado quedó menguada por una rotura de ligamentos en la pierna derecha de Nadia que la tiene aún en plena etapa de recuperación.

El varón tuvo un  curso acelerado de aprendizaje en la Primera; integrando el plantel del Prefederal junto a jugadores con enorme trayectoria que llevaron al equipo hasta las semifinales, cayendo en tres juegos ante el posterior campeón River Plate,  y en la Conferencia Oeste con un  grupo de juveniles y cadetes que tomaron la posta una vez que los mayores  fueron a disputar competencias nacionales.

Los tres pertenecen a una familia que se completa con papá Rodolfo, mamá Martha y un hermano  llamado Javier. Nacidos y criados en Paso del Rey, fue desde muy chicos que se acercaron hasta el Social para aprender y jugar básquet; allí fueron incorporando los conceptos básicos, los fundamentos y simultáneamente, desarrollando amor por este deporte. Social Paso del Rey participaba en los torneos de FEBAMBA, y entre los técnicos que pulieron sus aptitudes están los nombres de Diego Ortúzar, Rubén Antelana, Juanjo Ortega y Gabriel Lescano, entre otros.

“En el 2004 llegamos al Nivel Superior, enfrentando entre otros a Vélez, Social Lanús y Unión Florida; recuerdo que me gustaba ir a esa cancha porque había una señora que te sacaba fotos de manera individual y con el equipo, y si querías y avisabas, al final del partido te vendía un llaverito con ellas. Obviamente se lo compré”, dice entre risas Nadia, quien durante la charla será la voz cantante, reflejando que su actitud de líder dentro de los rectángulos es similar en su vida diaria.

Cada uno deja constancia de sus caracteres: si Nadia es efusividad pura, Flor transmite parsimonia, solo quebrantada cuando debe priorizar su rol materno cuidando que Brisa Geraldine, de apenas dos años, no cometa líos en el resto bar del club atendido desde hace años por Gloria. Y Mauro es el más cerebral, quien recuerda con lujos de detalles ciertos hitos en la historia de sus hermanas mayores; no en vano es base, mientras ellas actúan como escolta y alera, respectivamente. Fue él quien, tras disolverse el proyecto básquet en el Social, se presentó en el Indígena, con apenas 15 años. Corría 2009, debiendo  esperar medio año para poder jugar oficialmente. Así que en 2010 pudo integrar ese buen equipo conformado entre  otros, por Ignacio Gay, Lautaro Soto y Alan De Agustini.

“Me costó la adaptación, conocía poca gente; indudablemente mi rol de base hizo que necesariamente debía hablar con ellos, por lo que al poco tiempo la relación fue mucho mejor, más fluida. Perdimos la final contra Argentino de Castelar”. Su debut en primera se dio en juveniles, con Sebastián Bilancieri dirigiendo al plantel superior. “A los más chicos nos ayudaba mucho, nos daba minutos; recuerdo el partido contra Platense, me dejó en cancha todo el último cuarto, y por suerte pudimos ganarlo”.

Sus hermanas, una vez disuelta la posibilidad de seguir en Paso del Rey, fueron a Midland, quien era dirigido justamente por Lescano, por lo que allí debieron adaptarse a un nuevo grupo tras más de diez años.

“Fue un año complicado, porque a los seis meses Gabriel se fue y vino Carlos Bruschi; en medio de esos cambios, necesitábamos ganar nuestro espacio en un grupo ya armado; decidimos ser perseverantes y continuar. Fue una decisión acertada porque tuvimos después dos años hermosos, desde  lo humano y deportivo. Llegamos a la final contra Teléfonos, en una cancha donde nos escupían y la hinchada rival se hacía sentir con sus bombos y gritos, pero igual perdimos por poco”.

En 2009 deciden regresar al club que las vio nacer, debido al resurgimiento del básquet en la institución, “pero solo estuvimos un año, a la comisión directiva no le interesaba apoyar al femenino. Una lástima, porque era un equipo con muy buenas jugadoras, como Sol Monteros, Analía Lescano, Cecilia Franco, Sonia Almirón y las mellizas Cecilia y Deborah Yurkevich”.

El 2010 las encuentra  nuevamente  buscando otros rumbos. Flor se instala en Los Indios (junto a Mauro) y Nadia no sabiendo donde jugar. “Estaba a la deriva, venir a Los Indios era mi última opción, ya que era nuestro clásico rival en Paso del Rey. Un día fui a ver un partido y me encuentro con mi amiga Maribel Carballo, quien me dice que en Sitas estaban reclutando jugadoras para armar un equipo, dirigido por Diego y Sergio Coco. Varias veces me habían llamado y al no tener nada, me tiré a la pileta y fui, sabiendo  de antemano que  arrancamos nosotras dos solas, pero confié en ella”, dice, y nuevamente la apuesta tuvo buenos réditos.

“Fueron tres años fantásticos, los objetivos que podía conseguir allí los obtuve. Arrancamos en la C y llegamos al nivel más alto. En la B accedimos a la final contra Wilde Sporting; en el primer cuarto sufrí esguince de  tobillo. Me lo estribaron y seguí jugando, pero quedé out. Igual ascendimos”, relata, dejando constancia de su guapeza al momento de pelear  por los puntos. “Ese año nos mandaron a la A-2, donde llegamos a la final contra José Hernández en Cedem. Logramos el ascenso a la A-1, y como  sabía que sería mi último año allí, porque desde lo personal lo consideré como una etapa cumplida, lo tomé muy en serio, entrené fuerte consciente de enfrentar chicas con nivel de selección. No alcanzó, descendimos al A-2, donde llegamos nuevamente a la final. Disfruté mucho mi paso por Sitas, estoy agradecida por la familia que conformamos allí”.

Por su parte, Flor queda embarazada en septiembre de 2012, y deja de jugar, lapso extendido hasta finales de 2013 (en mayo de ese año nace Brisa, fruto de su relación con Darío Aguirre), cuando decide retornar al club de Moreno, entrenando con las mujeres del maxibásquet. “Comencé corriendo, con la idea de retornar a la Primera, porque sabía que gente del club había sondeado a mi hermana para armar un equipo con aspiraciones de ascender al Nivel Superior”

Y ese equipo se armó, y 2014 tuvo a Los Indios como protagonista central, peleando el primer lugar con Centro Galicia durante todo el año, incluso hasta el cotejo decisivo del Final Four, donde cayeron aunque ambas tenían asegurado el ascenso. “Sin dudas, la lesión de Nadia nos afectó a todos: cuerpo técnico (integrado por Astor Urdangarin y Carlos Ceriani) y jugadoras. Ella es nuestra líder, por lo que influyó notoriamente su ausencia en la final”, expresa Flor, quien cuenta con el apoyo de su pareja al momento de entrenar y jugar, cuidando a la hija de ambos “además viniendo a los partidos a verme. Cuando no puede por razones laborales, mi mamá es la que se encarga de su nieta”.

Una madre que pegada a la pasión de sus hijos por este deporte, está presente en todos los partidos. Flor es una gran tiradora desde la línea de 6,75; la noche que su equipo logró el ansiado ascenso  ante Teléfonos, convirtió nueve triples, siendo la enorme figura del cotejo.

¿Para qué está Los Indios este año? “El objetivo es hacer un buen básquet. Aprender del resto, de las grandes jugadoras que enfrentaremos. Estoy convencida que no es imposible  mantener la categoría; tenemos una buena comunicación con el DT y el PF, contagian ganas, actitud, amor al deporte. Fue un conjunto de cosas positivas  y salieron bien. La apuesta funcionó”, dice Nadia, hincha de Vélez cuando de fútbol se trata. “Si los tiempos dan,voy a la cancha. A la popular, obvio”. Flor simpatiza por River, aunque no es fanática, como tampoco Mauro, que se declara hincha de San Lorenzo, “más que nada por mi papá”.

El menor de la familia  aspira este año a seguir sumando experiencia desde la base en el torneo de la Conferencia Oeste, y volver a jugar el Prefederal, donde vivió grandes experiencias en la pasada edición. “No jugué muchos minutos, pero entrenar con esos gigantes me sirvió de aprendizaje. En los entrenamientos Paco Festa era quien más me pegaba (risas), pero a la vez, pedía siempre lo mismo, asi que yo aprovechaba. Con el que más hablaba del plantel era  Alejandro Fidalgo, porque lo conocía de antes”.

En el torneo de Conferencias, clasificaron en séptima ubicación, y el fixture indicó a Las Heras como rival de 16vos de final. “Perdimos porque cerramos mal el primer juego; lo íbamos ganando hasta el último cuarto, pero ellos tienen jugadores experimentados y supieron terminarlo mejor. En Moreno la cosa fue distinta; comenzamos muy abajo en el tanteador, pero después lo fuimos levantando de a poco. En un momento clave lo lesionan a Agustín Agüero, justo cuando había convertido ocho puntos consecutivos, y ahí nos fuimos de partido. Lo positivo es que en la previa todos daban que seríamos goleados, sin embargo supimos jugarle de igual a igual. Adquirimos mucha experiencia para esta temporada”

Amantes del básquet (“seguimos la Liga Nacional, no nos atrapa mucho la NBA”), van a las canchas siempre que sus compromisos personales  lo permiten. Nadia trabaja en Capital Federal, Flor dedica el tiempo a ser madre y ama de casa, mientras que Mauro está en segundo año del Profesorado de Educación Física en la UNLAM.

Las lágrimas derramadas al final de la charla, cuando se les preguntó por cada uno de ellos, son muestra cabal de la unión inquebrantable que los resalta como hermanos. Los Indios  disfruta tenerlos como jugadores.