Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
En la historia de Capital Federal hay un legado que ejemplifica el significado del Minibásquet, ese es San Andrés. A través de los años, el constante trabajo y evolución le posibilitan formar a los jugadores y a sus entrenadores.
En este caso, la curiosidad de contar con dos hermanos que se mezclan en sus condiciones para que uno aprenda del otro. A Sebastián Tilloy lo entusiasmó la posibilidad de unirse al equipo de entrenadores de formativas con su hermano Nicolás, que completan Ernesto y Mariano Iboldi. Prácticamente, una hermandad dentro de la institución.
A cargo de las categorías U10 y U12, cuenta que está realizando su primera experiencia dentro del club de la Conferencia Norte: “Yo me sumé este año al club, siempre acompañado por mi mentor, que es mi hermano mayor. Me enfocó en lo que me dice él porque lo conozco y es un buen entrenador”.
“Constantemente estamos en el entrenamiento de cada uno, cuando él da clases estoy presente y Nicolás hace lo mismo en las prácticas que llevo adelante”, reconoce Tilloy, también jugador de la Primera al igual que su hermano.
Para el joven entrenador, la chance de trabajar en familia le permite comunicarse y tener una buena relación en el día a día, aunque “no siempre igual…somos hermanos, como sucede en otros casos, pero también nos peleamos y tenemos ideas distintas”.
Si bien la cantidad de los jugadores no inquieta a San Andrés por su historia y el nivel a lo largo del tiempo, la idea es continuar acercando jugadores y formarlos como personas.
Tilloy, el menor de los hermanos, sabe por qué decidió ser parte del proyecto del club: “Acepté enseguida porque me gusta el básquetbol y que los chicos aprendan. Encima tener el placer de compartir la cancha y trabajar con mi hermano, no hay nada mejor”.
Un mensaje debe repetirse en las categorías iniciales, un mensaje que describe Sebastián Tilloy e involucrando una premisa. “Para mí es clave que se diviertan y se formen como personas. Sin esos dos aspectos, el Minibásquet no es divertido, justamente”.