«Queremos llegar al Prefederal»

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Actualizado: febrero 3, 2015

Tras varios años dirigiendo en Capital Federal, Carlos Bianchi regresó al oeste, donde es oriundo, para tomar las riendas de los juveniles junto al plantel superior de Argentino de Castelar. Y mal no le fue, porque con la tira (acompañado por Jorge Chaumeri como entrenador de infantiles y cadetes) logró el pasaporte al TOP 20, mientras su Primera finalizó en la tercera ubicación, detrás de Estudiantil Porteño y Crovara, con un plantel muy joven, perdiendo en primera ronda de playoffs contra Ciudad de Buenos Aires.

Conocido por el histrionismo desplegado dentro del rectángulo, y verborragia una vez lograda su confianza, Bianchi afila armas con el objetivo de mantenerse en el durísimo torneo formativo, y en principio, igualar la gran actuación con los mayores.

La referencia de la final Sub 19 perdida ante AFALP en Club Morón, cuando era favorito llegando con un invicto de 22 juegos, inicia la jugosa charla.

«Perder fue doloroso, pero éramos conscientes que enfrentábamos un rival difícil; de hecho en su cancha nos derrotó. Ganaron bien, aunque nosotros no funcionamos como lo veniamos haciendo todo el año; se dio un cotejo donde jugaron todo lo máximo que pueden jugar, y nosotros no. De haberlo hecho correctamente, habríamos vencido, pero bueno, la realidad es que perdimos y no hay excusas. En defensa no estuvimos mal, más allá del daño que nos hizo Paco Vazquez, pero eso estaba dentro de lo lógico; y en defensa  se cerraron bien, obligaron a Pepo (Pedro Amoros) salir a lanzar de tres. Hizo 22 puntos, aunque la tercer falta que le cobraron apenas comenzó el segundo cuarto nos condicionó mucho, obligó a tenerlo mucho tiempo en el banco, momento que coincide con AFALP pasando al frente; cuando reingresa, volvemos a tomar el control del tanteador, pero bueno, era un partido que debía ser para ellos, y lo ganaron sin objeciones. Sin esquivar responsabilidades, veníamos medio ablandados por ascender; trabajé desde un primer momento la cabeza de los pibes en que lo único importante era llegar al TOP 20, y engancharnos en la final nos costó. Salir primeros en una Conferencia donde estaban Los Indios, Casa de Padua, Afalp y Crovara dimensiona el excelente año realizado por este plantel».

Ante la proximidad del nuevo desafío, Carlos admite que «el único problema, y ojalá me equivoque, será que  Argentino es un club netamente formador; si asoman propuestas tentadoras de clubes con mayor peso, no podemos hacer nada si un joven decide irse». (NdR: No lo dice, pero la partida de  Leandro “Fideo” Alvarez, una de las máximas promesas, a Lanús, tiene como corolario este comentario). «Cuando vos tenés un grupito armado, por ahí se te van dos y entonces se desarma la estructura que venís diseñando, y en consecuencia mantener la categoría se torna difícil, pero bueno, vamos a intentarlo. Castelar hace bastante que no está en el nivel máximo de formativas, y al haber ocho descensos eleva las exigencias para mantenerte; es un club que siempre estuvo entre los 30 primeros, pero con este formato parece que nos dijeran: “Bueno muchachos, jueguen un año y después regresen al oeste” (risas). De todos modos, tengo mucha fe en el material humano disponible.  Hay ocho clubes de élite jugando a otra cosa, y luego quedan cuatro lugares para asegurar plaza. A uno de ellos aspiramos llegar».

Cuando se le consulta sobre si trabajará principalmente en la cabeza de sus dirigidos el aceptar que enfrentarán rivales de mucho peso, con la previsibilidad de la derrota, es enfático al señalar: «Decirles que no nos vamos a volver locos por obtener un lugar de permanencia en el TOP 20 enfrentando a los grandes, debe manejarse con mucho cuidado, porque eso lo pueden interpretar como una bajada de línea de entrar a la cancha a ver qué pasa y no preocuparse por la derrota. Nuestro trabajo será explicarles que vamos a luchar por no descender, sin volvernos locos por intentar ganarle los tres partidos a Obras en Obras, porque es una quimera. Pero si ellos se preocupan por entrenar, no faltar en la semana, ser responsables con sus compañeros y pelear en nuestras máximas capacidades , sin perder la visión que la mira primordial está puesta en buscar formarse como jugadores, estaré satisfecho. No la voy con esa cuestión de: -¿Jugás para formar jugadores o ganar?- Si vos formás jugadores, vas a tener muchas más chances de ganar. En Vélez dirigí formativas cuatro años, y estuve dos como coordinador, y siempre bajé esa línea, decirle a los dirigentes que formemos jugadores, que no defendamos zona cuarenta minutos para ganarle a Boca u Obras, si lo más probable es que igual no le ganes, y en vez de  perder por 40  caigas por 20. Prefiero defender hombre todo el partido y durante un lapso largo del mismo en toda la cancha, así aprenden la responsabilidad de defender».

Ante esta definición, la repregunta sobre el significado de «formar» surge inmediatamente.

«Primero darle todos los fundamentos, lo cual en nuestro deporte es muy difícil y es algo que debe aprenderse  en el momento clave, hasta los 15 o 16 años; después es complicado que los asimile. Es enseñarle a defender y atacar hombre; para inculcar zona debo tomar 40 minutos de un entrenamiento, y es algo que no voy a hacer nunca en mi vida de entrenador a un cadete. Las zonas las entreno solo diez minutos, porque el joven, si solo practica ese sistema, jamás podrá defender personal correctamente. Por contrapartida, si desde mini le enseñás a defender hombre, después la zona te la aprende en cinco minutos. Y además, hay otro factor: si dedicás el entrenamiento a  eso, el chico se aburre, porque el ataque ante una zona es solo pasarse la pelota sin nadie apurándote, porque en un entrenamiento la intensidad no es la misma. Y en lo estrictamente al partido por los puntos, cuando adelante  tenés un rival de peso, que te hace hombre toda la cancha, no sabe reaccionar ante esa situación. Formar un jugador significa no jugar hasta cadetes muchos sistemas, tener solo tres o cuatro sets de juegos; prefiero enfocarme en proporcionarle crecimiento táctico de resolver situaciones. Y no jugar para la estrella, porque sino los chicos no crecen cuando todo lo diseñás en relación a tu jugador más preponderante. No aprenden a tomar decisiones, porque solo le pasan la pelota a la figura, y éste, cuando le toque estar en un equipo con alguien de similares características, no sabrá adaptarse»

El Juvenil finalista sufrió la ida de cuatro jugadores por razones de edad (Pedro Amoros, Nicolás Picco, Julián García y Matías Tirelli), pero el DT confía en la camada llegada desde Cadetes, encabezadas por Juan Murat, Ignacio Biondi y Matías Machero, junto a la muy posible incorporación de dos jugadores provenientes de la zona. Además de quienes jugarán su segundo año en la categoría. Con ellos a la cabeza de un grupo surgido en las canteras comandadas por Jorge Chaumeri, Bianchi tiene sobradas esperanzas en realizar un digno papel en el primer año del club en TOP 20. Aún así, no cierra las puertas a jóvenes que deseen probarse;por eso los días lunes, miércoles y viernes desde las 18 (infantiles y cadetes) y 19.30 (cadetes y juveniles) los entrenamientos, con mucho énfasis en la parte física («el trabajo de Rafael Luquez fue extraordinario, nos permitió ganar en los últimos cuartos cotejos que venían complicados, por la distancia en ese aspecto que sacábamos al rival. Rafa se integró al plantel de Pedro Echague, y este año llegó Luciano Parrella, del cual me dieron las mejores referencias»), están abiertos a  quienes busquen calzarse la casaca del club.

Casado con Laura, padre de Nicolás (19 años) y Lucía (12), Bianchi es un apasionado no solo del básquet. Fanático de Boca Juniors, la melena rubia sigue reflejando su espíritu rockero. Criado musicalmente al influjo de Deep Purple, Pink Floyd y el Flaco Spinetta, su devoción está entregada a Vox Dei, la banda sonora de su vida. «Tengo una relación de amistad con Ricardo Soulé, he ido a comer a su casa en Quilmes; mi esposa estudiaba violín allí, y Rubén Basoalto, el baterista que falleció en 2010, luego de un recital, le regaló los pallilos a mi hijo». Como una de las anécdotas que guardará en sus retinas por el resto de sus días, menciona la vez que Soulé le hizo escuchar el demo de «El Manto de Elías», aquella canción que arranca sus estrofas diciendo «Siéntate amigo bajo la sombra y escucha atento. Hay una vida mejor por llegar», aún antes de ser editada, como reflejo de una relación cercana.

Si hay momentos que atesora valiosamente vinculados al básquet, son los que remontan a las finales contra GEVP dirigiendo a Vélez, en 2004, cuando llegaron al tercer encuentro luego de ganarse como visitante mutuamente. Ese decisivo partido, a falta de 2:40, tenía a Parque arriba por nueve, y su descripción minuciosa hasta el instante que Archi Perrella convierte tras asistencia de Carlos Centeno restando tres segundos y su equipo pasó al frente, para posteriormente consagrarse campeón del Metropolitano, deja en claro que emocionalmente es uno de los puntos altos en su carrera como entrenador.  Ese plantel lo recita de memoria, sumando a Martin Terzi, Emanuel Ravera, Martín Fernández, Ignacio Galassi, Gabriel Setembrino, Fernando Lamela, Martín Zaldo, Guillermo Cacheroski, Rodrigo Remedi Y Alan Cogliolo.

Justamente Alan Cogliolo es nuevo jugador de Castelar, y asoma como uno de los sostenes de experiencia donde buscará poner en los rectángulos de FeBAMBA un equipo competitivo. Y cumplir objetivos.

«La primera tuvo un año muy bueno, a pesar de la prematura eliminación en play offs. Terminamos terceros, y mi vara para este 2015 es mejorar esa campaña, aunque soy consciente que será más difícil, porque el 2014 fue un torneo nuevo, experimental. Ahora nadie va a regalar nada desde la primera fecha, porque el incentivo de terminar primero o segundo te asegura jugar el próximo Prefederal. Y a mi me gustaría clasificar, es la meta que tengo y lo primero que le diré a mis jugadores cuando nos reunamos: estamos en Castelar para llegar al Prefederal 2016. Si después no se da, porque hay rivales mejores,u otras contingencias, no existirán razones de reproches, pero en principio apuntamos a ello, llegar a la final de Conferencia. Nos falta un cinco más determinante; si lo conseguimos, tenemos equipo para estar en la lucha (Ernesto Pedrero, Nicolás Picco,Ignacio Uton, Pedro Amoros,Alan  Cogliolo, Tomás Bartolmei, Agustin Martinez, Matías Tirelli), sumado a los juveniles y un par de cadetes que tendrán sus chances y minutos durante la temporada».

Reconoce que la regionalización ha condimentado la competencia. «Con el ascenso de GEI y Deportivo Morón, ahora somos cuatro equipos vecinos, con historia detrás, por lo que se darán partidos con clima caliente y bastante público en las tribunas»

Conocido por las discusiones con sus jugadores, es una etapa que dejó atrás. «Peleaba con mis jugadores, pero la experiencia me fue aplacando, entendí que esa situación me generaba un malestar interno innecesario; hoy aprendí que lo mejor es mandarlo a la banca, se tome los tiempos necesarios para pensar y vea qué cosas hizo mal; antes quedaba como un maleducado, y ponía al pibe en situación de maleducado también. Corregí eso; si hay que hablar cosas, las decimos el lunes en el entrenamiento, más tranquilo». Eso sí, aún le cuesta dirimir sus emocione cuando de jueces se trata. » Soy muy calentón, pero me sacan cuando faltan el respeto, porque jamás los insulto ni les echo la culpa si pierdo un partido. Pero me pasa con los jóvenes, con los árbitros mas “viejos” (Estévez, Rodrigo, Sampietro, Trías), hablamos de otra manera, porque ellos ya me conocen, y directamente se acercan al banco y me dicen: “Carlos, no rompas más…”. Pero es un problema mío, que indudablemente lo tengo que cambiar «(risas).

Tras dirigir, entre otros, doce años en GEI, seis en Vélez y la misma cantidad en Imperio Juniors, cree que en Argentino podrá desarrollar un trabajo prolongado. «Estoy muy cómodo, me hacen sentir muy bien. Irme de aquí sería por una propuesta económica fuerte, pero no me quita el sueño en lo más mínimo, ni muevo ninguna pieza, ni estoy a la expectativa por saber si algún colega está en la cuerda floja. Me gusta trabajar tranquilo, porque creo en el laburo a largo plazo. Siento que en Vélez e Imperio dejamos una huella, más allá de errores que pudimos haber cometido por consecuencia del trabajo. Y eso quisiera hacer aquí». Aprendió a jugar al básquet en Midland, club del que es hincha, de la mano de Pedro Segovia, quien actualmente es su asistente técnico;  sueña con regresar al Funebrero y formar un proyecto sumando a gente identificada con esa camiseta, «seguramente cuando me jubile de la docencia y disponga de más tiempos»; los que actualmente resultan  acortados por su trabajo en escuelas de Parque San Martín y Matera, barrios enclavados en el pulmón de Merlo.

Carlos Bianchi, DT de prolífica carrera, hoy al frente en Argentino de Castelar, institución que en sus formativas se rodeará de las instituciones más fuertes de Buenos Aires, y con una Primera que trabajará para acceder al competitivo Prefederal.