Los Pereyra, padre e hijo dentro de una cancha

Por
Actualizado: septiembre 2, 2016

Hace unas semanas, por la Copa Metropolitana se enfrentaron Boca Juniors y Club Morón. En el mismo se dio un caso llamativo, y es que padre e hijo compartieron rectángulo de juego como jugadores, pero en equipos diferentes.

Benjamín Pereyra, pivot con vasta trayectoria en el básquet argentino, donde integró diversos seleccionados, inclusive una preselección argentina cuando el entrenador era Guillermo Edgardo Vecchio, nació en Club Morón, y regresó allí tras una dilatada carrera que incluye haber jugado en Italia, para sumarse al proyecto «Los Pibes del Club Queremos Jugar». Su experiencia es vital en un plantel integrado por muchos jóvenes, y hasta el momento, los de Castelar lideran la zona 2 con cinco victorias y ninguna derrota.

Cuando enfrentaron al Xeneize como visitantes, en el equipo local participó Tomás, el hijo de Benjamín, y ese suceso generó muchas expectativas no solo en ellos, sino también en familiares y amigos, quienes estuvieron presente para ser parte de ese instante inolvidable.

«El sentimiento fue raro, extraño, porque era una situación distinta a otros partidos, con otros rivales. Te diría que fue de mucho placer, sumado a que estaban mis viejos; mi papá por ejemplo hacía quince años que no me veía jugar y por eso tomé el encuentro como un regalo, lo disfruté muchisimo», señala el progenitor en un alto de sus labores, recordando esa noche cercana y ya instalada en su corazón para siempre.

«Fue una sensación muy linda y también muy rara ya que no es muy normal este tipo de cosas; fue algo muy hermoso, más aún que el se venía preparando de todos un año entrenando con la primera del Club Morón para jugar contra mi.  Lo primero que sentí fue una sensación de querer ganar porque el me venía diciendo que nos iban a derrotar, y después sentí mucho orgullo por él, que con su edad este ahí haciendo lo que más le gusta y disfrutándolo como lo suele hacer», admite su hijo Tomás, alero de 2,01, quien llegó al club de la Ribera hace dos años y posee buenas perspectivas de progreso en el ambiente.

«De chico lo veía jugar  y era mi máximo ídolo de todos, pero yo empezé igualmente a jugar a los 10 años porque antes no podían llevarme a Morón a entrenar. Hasta que un día me dijo que se iban a comprometer más en llevarme a entrenar y bueno ahí en Morón jugué tres años hasta que me invitaron a un campus en Boca, siendo infantil de segundo año y yo creo que fue una oportunidad muy grande que se me dio y no la quise desaprovechar», cuenta el joven con admiración hacia su padre y luego enfocado en su presente defendiendo los colores de una camiseta acostumbrada a disputar año tras año las instancias decisivas de los torneos de FeBAMBA.

«Tommi recién ahora está tomando conciencia que puede llegar a ser un buen profesional. Este año Ronaldo Córdoba lo tuvo trabajando específicamente para mejorar sus falencias; además entrenó en la Selección Argentina U16 y tiene un seguimiento constante por parte de gente reconocida en el ambiente. Sebastián Figueredo, entrenador de dicha Selección, lo llama de manera constante y le da trabajos específicos. Como te dije, se da cuenta que puede llegar a ser un  jugador profesional, creo que tiene todas las características para serlo. Hace dos meses me llamó el Murcia y Estudiantes, ambos de España, para llevárselo e ir de chico armándolo con proyección futura, pero obviamente a esas propuestas les puse un freno, porque quiero que termine sus estudios, que crezca como hombre aquí en Argentina. Al menos por un tiempo, hasta que esté preparado para hacer eso; tiene muchas posibilidades, porque es un jugador alto, con una mano para el tiro exterior impresionante; el día que haga el click y se de cuenta las posibilidades y trabaje para ello, lo logrará», explica Benjamín, con el orgullo mutuo por su hijo.

Momento entonces para preguntarle a Tomás como se siente en este paso por Boca.

«Me siento más cómodo que nunca y yo creo que por eso estoy en proceso de mejorar mi juego y en el Top 20 estamos bastante bien como equipo. Estamos aspirando ahora la posibilidad de jugar el Argentino de Clubes de la categoría para el que primero vamos a tener que jugar la clasificación en unos días».

Cuando se le pide una reflexión final acerca de su papá, afirma:

«Mi viejo siempre fue un ejemplo como jugador; para mi de lo que yo recuerde de verlo en su época de profesional eran los entrenamientos, cuando lo acompañaba a entrenar todos los días, a la noche y más allá de eso yo quería ser como él o si se podía o incluso mejor».

El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo, reza el dicho popular; y el enfrentamiento de padre e hijo fue reflejo del mismo, ya que el Halcón se quedó con la victoria.

«En el partido marqué a otro jugador, por nuestras posiciones dentro del rectángulo, pero después me tomé un minuto y le fui a hacer personal, para que la familia pudiera sacar una fotografía de ese momento tan lindo», expresa entre risas el mayor de los Pereyra.

En relación al proyecto del club, comenta:

«Me encanta lo generado por Daniel (Santagada) y Jorge (Plez), son dos personas muy apasionadas al básquet. Poseen mucha perspectiva en que esa camada de seis o siete jugadores muy buenos, en un par de años, con todos los campeonatos disputados, estarán jugando el Torneo Federal, poniendo al club bien arriba; Morón se merece estar en un nivel más alto de competencia, porque posee mucha gente allegada al básquet con ganas de hacer cosas, pendientes de manera constante con todo la actividad, con deseos de hacerlo crecer deportivamente. Están encaminados hacia ello, y estoy convencido que lo lograrán»

Benjamín y Tomás Pereyra. Padre e hijo enfrentados en una cancha por la Copa Metropolitana, unidos en la vida y en el básquet con un amor y orgullo mutuo inquebrantable.