Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Corrían los últimos años de la década del ’60 y los primeros de la ’70, todavía la creación de una Liga Nacional de Básquetbol (LNB) ni siquiera asomaba por las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y los certámenes metropolitanos convocaban una multitud en las tribunas cada vez que la naranja saltaba en el aire.
Y justamente en ese período, San Lorenzo de Almagro contó con la mejor versión de sus planteles hasta la actualidad en la Federación (FeBAMBA), bajo el nombre de «La Catedral», un mote que surgió por la avanzada edad para aquellos entonces de sus basquetbolistas y por la enorme vigencia de los mismos.
El plantel lo integraron Dante Mazzolini, Patricio Perales, Carlos Vasino, Pacheco, Rojas Bisiglia y Carlos Perroni, quien tuvo la amabilidad de brindarle varios minutos al Departamento de Prensa de FeBAMBA para recordar varias anécdotas y momentos del pasado y analizar el presente de la institución.
«En aquellos años no era común ver un plantel con hombres de 31 años con semejante vigencia, por eso un jugador de Boca Juniors que vino a hacer una gira con nosotros, nos bautizó de esa manera», rememoró Perroni.
«Nosotros no teníamos un basquetbolista estrella, éramos un equipo parejo y dejábamos absolutamente todo. Creo que la mentalidad de nunca darnos por vencidos sin dudas fue la gran clave para mantenernos siempre entre los mejores hasta los setenta», detalló.
El ex jugador y entrenador comenzó a vestir la camiseta azulgrana en 1957, con la edad de Infantil, y dos temporadas después consiguió dar el salto a la Primera División. Sin embargo, tras la época dorada emigró al Xeneize (1974-1976), Imperio Juniors (1977) y San Miguel (1980).
Asimismo, reconoció que luego de 1973 se cayeron porque el básquetbol «no era el mismo» y «la salida del estadio de Boedo» los perjudicó.
-¿Qué rol ocupaba en el equipo?
-En mi caso me tocó ser el conductor, como ahora un base, y entendí desde un principio que debía hacer jugar a mis compañeros. Curiosamente pasamos a ser un gran equipo después de la salida de un ex integrante, que era el goleador principal pero era una persona sumamente egoísta que sólo pensaba en anotar.
-¿Allí dieron el click?
-Sí, y la llegada de José Villi a la conducción técnica. Sin dudas, con su arribo tuvimos un plus.
-¿Cómo era el sentido de pertenencia de ustedes?
-Nosotros sentíamos mucho los colores, más allá que yo era el único surgido de las Divisiones Inferiores, y nos quedábamos largo tiempo en una institución. Ahora eso se perdió. Por ejemplo, a mí como hincha me dolió la salida de Walter Herrmann porque se transformó en el ídolo y referente nuestro, aunque entiendo que la cosa cambió.
-Yendo al presente, ¿cómo ves el equipo?
-Me ilusiona, como en la temporada pasada, espero que pueda andar bien en una competencia que será dura y con localías sumamente fuertes en el Interior.
-¿Qué sentiste al verlo campeón?
-La verdad es que me emocioné mucho, tal vez porque tenía a mi hijo Román como jefe de equipo y ahora como encargado de la parte de prensa, y en la noche de la consagración me quedé quieto en mi platea contemplando toda la situación. Luego me salió un poco el cholulo de adentro y les pedí algunas fotos a los chicos.
-¿Vas a ir a Toronto para el partido de la NBA?
-Creo que me daré el gusto, todavía no lo cerré pero ando con ganas de viajar porque será un momento histórico para el básquetbol del país y para San Lorenzo en particular.