Ruocco y el ejemplo de Campos de Echeverría

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Actualizado: noviembre 18, 2016

La situación desafortunada ya es conocida: cuando culminó la primera final del Maxibásquet en la categoría +35 entre Campos de Echeverría A y Platense, el padre de un jugador visitante sufrió una descompensación de la que no pudo recuperarse. Ante el desgraciado hecho, el presidente del conjunto anfitrión y a su vez entrenador, Gabriel Ruocco, decidió ceder el siguiente cotejo, determinando de esa manera la consagración del Calamar como campeón de la temporada 2016.

Dos días después de la aciaga noche, Prensa charló con Ruocco sobre lo sucedido y que llevó a tomar esa medida de dar por finalizada una serie final muy esperada por ambos clubes.

«Cuando el hombre se descompensó, traté de trabajar en su reanimación; considero que si la muerte no nos moviliza, nada nos moviliza y estamos complicados porque lo demás no tiene sentido. Eso en primer lugar. En segundo, el razonamiento por el cual tomé esa decisión rápida fue porque el papá, que acompaña a su hijo como si fuera jugador de Minibásquet».

Eduardo Rubén Petrelli, padre de Sebastián, es la persona en cuestión. La primera final era muy esperada entre los dos mejores equipos que accedieron a esa instancia, con Campos como claro favorito; había perdido un solo cotejo en el año, y asomaba con todos los boletos comprados para quedarse con el decimocuarto título en diez temporadas jugando en el maxibásquet. Pero el juego se dio dentro del marco de una lucha pareja, intensa, sin un claro dominador. Y los de Vicente López dando un inmenso batacazo, ganando 76-74, con la chance concreta de definir todo la semana entrante en su cancha. Sucedió lo narrado, y la decisión de Ruocco.

«En una vida donde cada vez mas se prioriza lo artificial, sentimos que el mejor homenaje a quien como último acto de su vida fue ir a ver jugar a su hijo al básquet, fue la determinación tomada. Considero que para Campos el gesto es rector, debemos y queremos demostrarle a nuestros hijos que lo importante no es salir campeón, sino tener códigos de vida, respetar a los mayores, respetar la pasión sana, cosas que no se compran sino se cultivan».

Sin dudas, el gesto de Campos de Echeverría los ensalza y es un premio mayor al deportivo. Y eso lo sabe el entrenador.

«Esto que pasó no me hubiera gustado vivirlo jamás y como te dije, tenemos revancha siempre dentro de una cancha; el hombre no, y por eso el homenaje merecido a quien dejó constancia de pasión por este deporte».

Para finalizar se le pregunta si la decisión fue unilateral o lo consensuó en ese instante con los jugadores.

«Estuvieron todos de acuerdo, había mucha angustia. Se los comuniqué y no hubo una sola duda. Cuando armo los equipos, por sobre las cualidades técnicas priorizo las humanas, porque persona se nace y buen jugador se entrena».

La palabra de Gabriel Ruocco, la cabeza visible de un Campos de Echeverría que el martes por la noche ganó algo más que un campeonato.