Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Hay amores que nacen desde un primer momento y se sostienen para siempre, ya sea porque el período de enamoramiento se mantiene tal como el día cuando se conocieron o simplemente porque las circunstancias así lo requieren. El caso de Ricardo Sabor, quien pisó San Lorenzo hace más de 60 años y actualmente ayuda a los nenes del Minibásquet, es uno de ellos.
Su padre fue parte de la masa societaria que soñó con fundar un club en el corazón de Boedo, barrio al que el básquet volvió hace unos meses con el Polideportivo Roberto Pando, y desde pequeño le cultivó el «amor» por la institución.
«Empecé teniendo la tira juvenil en los primeros tiempos y en esa época todos los títulos nos los disputábamos con Boca Juniors, un enorme rival, y tuve la dicha de acompañar a los chicos de esta época», recordó en diálogo con FeBAMBA.
«Me tocó entrenar a jugadores importantes como Gustavo Aguirre, quien llegó con 1.97 metros con apenas 13 años cumplidos, y también formé parte del grupo que colaboró con León Najnudel en el inicio de la Liga Nacional de Básquetbol», detalló.
Sin embargo, el inicio de la competencia nacional lo llevó a «abandonar» la actividad, debido que «chocaba» con su profesión de maestro, algo que actualmente hace en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
«Pasó un tiempo y cuando mis hijos cumplieron los años necesarios para entrenarse, me metí de nuevo y me convertí en padre responsable del equipo», rememoró.
Actualmente Ricardo Sabor, de 78, ayuda el Minibásquet de San Lorenzo, al punto que viaja con la delegación, como sucedió hace dos semanas a Tandil y es muy querido en el club que lo vio caminar desde chico.
«Yo ahora con mis 78 años ya abuelo me motiva estar al lado de los chicos, ayudarlos a crecer a estudiar a cumplir con las obligaciones, a formarse como hombres, a respetar a los mayores, a los profesores y a los pares», destacó.