Midland regresó a los niveles formales

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Actualizado: mayo 11, 2017

Durante 2016, Midland decidió jugar con todos sus equipos en el Flex, por diversas razones detalladas en su momento. Junto a ello se fue armando una nueva comisión directiva, con Adrián Quiroga, ex jugador del Funebrero, a la cabeza junto a varios nombres ilustres para la entidad de Libertad. Esa transición por el nivel no formal tenía como objetivo prioritario regresar en el menor tiempo posible adonde siempre estuvo, con el trabajo incesante por reforzar las formativas en cantidad y calidad.

Finalmente, a contrarreloj por ponerse al día con fichas y papeles, participaron en FeBAMBA, lograron no irse a torneos zonales, y con el transcurrir de la temporada, la mirada fija en este 2017 y jugar en los campeonatos formales.

«Gente muy allegada al club nos aconsejó participar en el Flex porque dentro de todo el nivel era aceptable y superior a los certámenes zonales y más adecuado a lo jugado siempre. Además, es más económico y eso nos permitió reorganizarnos en lo institucional, porque no estábamos en cero, sino en menos diez, porque comenzamos con veinte chicos desde premini a juveniles. Para nosotros, que vimos durante años a Midland como un generador de jugadores, una auténtica locura», comenta Quiroga sobre la labor de fortalecer la base piramidal del club. A su lado, el gran amigo que le dejó sus años como jugador compartiendo equipos en las inferiores, Leandro Portillo, quien cada momento donde sus tiempos de jugador profesional se lo permite, se acerca y entrena por su cuenta para no perder ritmo y de paso disfrutar el tiempo con sus afectos y allegados de la institución.

«Cuando vi ese panorama sentí mucha tristeza; crecí con Adrían siendo ambos preminis y en aquel momento con las formativas logramos ascender hasta la A, como se denominaba en ese entonces. Fue un gran logro, porque reflejaba la fuerza de Midland en sus categorías menores, y verlo ahora me costaba creerlo;  vos podés tener un par de temporadas malas desde los resultados pero jamás un faltante tan grande de chicos con las ganas de aprender básquet, las categorías tan desintegradas. Eso no podía menos que generar tristeza, por no mencionar otros sentimientos. Quienes ya somos grandes, con familias, cuando pertenecimos a esos equipos, el club presentaba en la Federación el A, B y hasta C. Pero soy un convencido que es un desafío no solo para Adrián, sino para Pato (Patricio Caris), quien como entrenador principal tendrá la oportunidad en el tiempo que esté, poder fortalecer todo. El tiempo de llorar por lo que se perdió ya pasó y es momento de volver a crear lo que nosotros mismos hicimos y algún día poner la bandera del club anunciando que estamos en la A. Con un trabajo a largo plazo, se podrá conseguir otra vez», comenta Leandro, en una noche calurosa. Mientras ambos charlan con Prensa, los juveniles practican en el rectángulo.

Portillo nació a pocas cuadras del club, y reflejándose en su hermano Eduardo (jugador, entrenador y árbitro), comenzó a dar sus primeros pasos con una pelota de básquet allí en la cancha ubicada en la Avenida Eva Perón, frente al cementerio viejo de Libertad.

«Midland es prácticamente mi casa, acá me formé y pude lograr lo que logré y sobre todo, conseguir amigos de la vida; entre ellos Adrián. De grande, gracias a él, pude conocer a otros como Juan (Rosa), quien al ser de una camada bastante superior a la nuestra, lo recordaba de chico fajándonos en los entrenamientos de manera muy dura. Y que Adrián esté ahora como dirigente me genera tranquilidad y confianza, porque conozco el amor y respeto de él hacia el club; es joven aún y el día que los tiempos se lo permitan, podrá desarrollar por completo su faceta de dirigente y sin dudas será beneficioso para todos. Y si le dan todas las herramientas, volveremos a tener en el masculino una tira y primera como la que tuvimos», señala el actual jugador de Estudiantes de Olavarría, quien está en las semifinales del TNA en busca de un ascenso a la Liga Nacional.

«Jugamos desde los siete años, hicimos todas las formativas juntos y la vida nos permitió seguir nuestra amistad fuera de la cancha; hoy día cada vez que necesitamos de su ayuda, experiencia, su aporte en el básquet, lo llamamos y está enseguida, sea para dar una charla, una clínica o jugando en los recesos, como lo hizo en varias temporadas. Sin dudas es nuestro máximo referente en lo deportivo, es quien llegó a Liga Nacional (Ferro Carril Oeste), ganó títulos, permitió a otros subir al nivel más alto (Lanús, La Unión) y es un orgullo para todos nosotros, porque vimos hasta donde llegó desde esta camiseta que lo vio nacer. Los chicos se reflejan en él, y nuestra función será poder sacar otros Portillos. Es nuestra idea y nuestra función: inculcarles el sentido de pertenencia, el orgullo por pertenecer a Midland, que amen el básquet y por qué no, puedan verlo a través de sus sacrificios, como una profesión. Tenerlo a Leo cerca de ellos sin dudas nos ayuda para transmitir el mensaje», añade Quiroga, en referencia a su amigo.

Con el esfuerzo mancomunado, hoy ya hay un centenar de chicos entrenando y participando en el Nivel 2 de la conferencia oeste, donde en el comienzo de la temporada ha cosechado más triunfos que caídas. Pero por sobre los resultados, el entusiasmo colectivo por nuevamente estar en la competencia formal. La base del minibásquet supera los cincuenta, y desde esa premisa de fortalecer las divisiones más pequeñas, es donde todos los responsables consideran que el club podrá en los años venideros subir las vallas de calidad y enfocarse en los objetivos de largo plazo enumerados por el dirigente.

«Ivan (Ayala) y Matías (Tirelli) nos presentaron un proyecto para una escuelita, la cual obviamente aprobamos enseguida porque es interesante y estamos viendo los frutos del mismo en pocos meses, realmente lo valoramos mucho. Junto a ellos, reforzamos el cuerpo técnico, agregamos profesores para darle más intensidad a los entrenamientos», señala Adrián.

La pregunta a Portillo refiere a qué lo moviliza, viniendo de una experiencia maravillosa con Ferro en Liga o estar peleando un ascenso con Olavarría, acercarse al club cuando tiene sus espacios disponibles.

«Te soy sincero, yo nací aquí. Jugué elite, fui titular y tuve los momentos que todo jugador anhela, como el de meter el triple decisivo para ganar en una cancha con cinco mil personas, pero venir al club, me baja a esas otras sensaciones, cuando venía a entrenar solo, con el piso mojado por las goteras del techo. Con esas condiciones, yo sabía que igual mi entrenamiento debía ser el mejor porque yo quería llegar a la Liga Nacional. Estar acá me gusta porque viví esto que están viviendo los pibes; sufrí por venir a entrenar, sufrí por no venir a entrenar, porque cuando fui a Ferro como juvenil, quería agregar horas de entrenamiento para mejorar, y en la entrada no me dejaban ingresar porque ya no pertenecía a Midland sino a Ferro… Por eso, como desde siempre, salvo aquel momento, tengo las puertas abiertas para venir a entrenar, tirar al aro y moverme un rato, especialmente en los recesos, vengo. Lo hago siempre que puedo, porque la motivación mas grande es entrenar; vine cuando no había nadie en el club porque como te dije, mi sueño era llegar a la elite. Y lo pude lograr, por eso voy a venir todas las veces que pueda», comenta con la misma convicción de aquellos años adolescentes, lleno de sueños sustentados con trabajo y sacrificio.

La charla continúa con referencias a las conductas de los jóvenes por recuperar en la entidad, y el compromiso sobre ese aspecto por parte de los responsables. El mismo Portillo está ensimismado desde su espacio para ayudar y conseguir con el trabajo sostenido y sin pausas, reinstalar a Midland como un referente de las formativas.