Hay capital en Bolivia

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Actualizado: febrero 25, 2015

Cuesta mucho encontrar algún antecedente dentro del básquetbol boliviano que vincule a un argentino comprometido con la necesidad de modificar el rumbo que involucra la situación socio-cultural del país.

A los 51 años, Alejandro Pepiche no pierde la esperanza de enseñar los fundamentos del deporte en cuestión en otras tierras. Formado como asistente bajo las alas del inolvidable León Najnudel en Ferro Carril Oeste (1989/90), con Julio Lamas en Boca Juniors (1997/98) y junto a Sergio Hernández en Estudiantes de Olavarría (200/01).

Dentro de su experiencia capitalina, asistió a Gustavo De Benedetti – su actual socio en el proyecto internacional “Básquet Futuro” – en Argentinos Juniors (1991) y estuvo a cargo como entrenador principal en Huracán de San Justo (1992/93).

Estos entrenadores de primer nivel, estos clubes con pura historia le marcaron el significado del aprendizaje en aquellos jóvenes que hoy visten distintas camisetas de la Liga Nacional y otros que ya han abandonado la actividad.

La opción de arribar a Bolivia no es casualidad. Si bien es parte de un trabajo que estaba realizando en las divisiones formativas de San Lorenzo de Chivilcoy, el hecho de sumarse al Atlético Nacional de Oruro lo involucró a un desafío donde no se respira una misma cultura.

“Yo sabía que llegaba a un lugar donde el básquetbol no estaba muy desarrollado”, cuenta Pepiche sobre sus primeras horas en suelo boliviano.

Grata sorpresa fue descubrir lo que sucedía en la ciudad respecto a un deporte sin popularidad a nivel nacional.
“Me encontré con algunos aspectos inesperados para mí. Por un lado, Oruro tiene un gusto importante por este deporte y el club Atlético Nacional es el decáno del básquetbol en Bolivia”.

Respecto a su rol como entrenador del equipo que actúa en la Libo Básquet, menciona que “es una liga nueva que está realizando sus primeras experiencias. Se juega con tres extranjeros y los jugadores nacionales tienen mucho por aprender. Les falta mucho trabajo técnico y bastante conocimiento conceptual”, resume.

 

Atlético Nacional de Oruro durante un juego en La Paz

Atlético Nacional2

 

“Además, hay que sumarle que debemos entrenar a 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar. Lógicamente, los nacionales que nacieron en la ciudad están acostumbrados pero los extranjeros son más intermitentes. Hay que trabajar con otras pausas de recuperación y a su vez aprovecho para entrenar en doble turno pero en tiempos más cortos porque se ahogan los jugadores. Cada cuerpo es diferente, algunos se adaptan y otros no”, manifiesta respecto a un síntoma que afecta bastante a la hora de afrontar la competencia.

Y cuenta un caso muy particular donde este impedimento puede bloquear algunos beneficios deportivos: “Nacional había contratado un norteamericano pero no logró adaptarse a la altura y no pudo jugar porque vivía descompuesto”.

 

Final entre Atlético Nacional y Amistad de Sucre en la Liga Nacional de Básquet 2014

 

El nivel formativo boliviano

Su adaptación a los jóvenes no fue necesario, sí el convencimiento por el entusiasmo ante cada progreso en una sociedad diezmada deportivamente.

“Tenemos 300 chicos que están jugando en ambas ramas. Hay toda una tradición en Oruro. De hecho, la asociación tiene más de 2.000 jugadores en actividad aunque sí hay mucho por hacer porque no hay maestros, nadie que enseñe la técnica y los conceptos básicos del juego. Es posible realizar un gran trabajo”.

Lo que plasma en Bolivia tiene los mismos valores que plantean en Argentina y lo trabajan con “el proyecto de ´Básquet Futuro´ que lleva adelante Gustavo De Benedetti, director del básquetbol en San Lorenzo de Chivilcoy. Realizamos un seguimiento desde la escuelita hasta la sub 21”.

“En mi caso, me encargo de monitorear el trabajo de cada entrenador y a su vez los capacito. Nos lleva mucho tiempo porque hay distintas formas de aprendizaje a la que estamos acostumbrados en Argentina respecto a las que tenían en Bolivia”, dice Pepiche.

Y cuando enfatiza sobre por qué hay distintas observaciones entre un país y otro, amplía su concepto con una mayor precisión.

“Culturalmente somos distintos para observar el deporte. El argentino tiene una pasión muy profunda y el boliviano lo toman de otra manera. Intento estimular algunos pensamientos como, por ejemplo, valorar el mínimo avance de cada chico porque es un paso adelante y se debe sostener ese mejoramiento”.

Trayectoria en clubes de FEBAMBA

– Ferro Carril Oeste 1989/90
– Argentinos Juniors 1991
– Huracán de San Justo 1992 a 1995
– Boca Juniors 1995 a 1997
– Ferro Carril Oeste 2005/06

Imposible no dejar de pensar en las falencias estructurales. Sin embargo, el entrenador con pasado en la selección nacional de Guatemala, sorprende a la hora de describir la situación de cada entrenamiento.

“Respecto a la infraestructura, en Argentina he trabajado en peores condiciones. Llegué un club organizado con gente bien orientada en las intenciones que tenían. Contrataron un entrenador extranjero porque quieren mejorar aún más lo que vienen realizando”.

Es una travesía más de otro entrenador argentino que vuelca el historial y la experiencia en una nación que carece de aspectos deportivos.