El ambiente del básquet y su costado solidario

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Actualizado: agosto 3, 2017

Hace dos meses, destacábamos la labor de algunos jugadores del ámbito FeBAMBA, con una enorme y elogiable tarea social, de enseñar mediante talleres, técnicas y fundamentos de básquet en la Villa 31 de Retiro. En la misma, el ideólogo del proyecto Salvador Ferreyra, con inicios como jugador en All Boys y tras un paso por Pedro Echague, recalar en Ramos Mejía, donde hoy se desempeña en el equipo que compite en el Torneo Superior, clasificando a la Copa Metropolitana, contaba sobre sus inicios con los niños de una zona dura de la Capital Federal. Además, mediante la nota solicitaba cualquier tipo de donación para los más pequeños y elementos indispensables para poder mejorar con la enseñanza en los talleres.

La repercusión fue inmediata, y desde la loable actitud de ayudar en silencio, entidades, dirigentes, jugadores y particulares se acercaron a Ferreyra para manifestar los deseos de aportar su granito de arena y así los chicos puedan aprender este maravilloso deporte.

«No quiero nombrarlos, porque son muchos y voy a cometer la injusticia de olvidarme algunos», dice Ferreyra camino al entrenamiento con sus compañeros en Ramos Mejía. «Se van creando lazos importantes, y nuestra presencia en ese lugar es cada vez más importante, lo que nos genera aún mayores responsabilidades cada sábado. Los chicos se van entusiasmando al ver las donaciones en masa. Nos queda mucho por ir a buscar todavía y ya podemos decir que vamos a agrandar el comedor donde le damos la merienda cuando terminamos los talleres», agrega.

Cuenta también con mucho entusiasmo que ya no solo juegan pequeños, sino se van agregando adolescentes, curiosos por saber de que se trata.

«No solo vinieron pelotas, también me acercan ropas deportivas para entrenar, y ropa para vestir a los chicos», comenta. Tras el inicio de la charla, Salvador se suelta y sabe la comprensión por parte de los donantes si omite involuntariamente alguno.

«Me llega ropa de Vélez Sársfield, Pinocho, Sociedad Hebraica, entre otros. También quiero mencionar al club donde juego, que me donó cuatro aros; en Comunicaciones me esperan pelotas y hasta se sumó un Centro de Jubilados dispuestos a colaborar con nosotros, gracias al contacto hecho por el Bocha Milano, de All Boys. Todo va floreciendo cada día», expresa.

Vuelve a agradecer por la publicación de la nota anterior, y admite que tras la misma, lo llamaron árbitros, amigos, gente del ambiente que se interesa por la actualidad del básquet de FeBAMBA. «Me pasó también de estar en las canchas para jugar por el torneo, y la gente se acercaba para felicitarme por lo que estamos realizando. Mucho pudor, por cierto, de parte mía, porque no pensé que podía tener tanta trascendencia», asegura.

«La verdad que con las redes sociales, se hace más fácil, la voz se corre más rápido. Y me pasa de jugadores a quienes enfrento, entrenadores y amigos que van teniendo sus experiencias como profesores en diversos clubes, me consiguen pelotas y otros elementos. Otros arman sus propias cadenas, como en GEVP, donde el grupo conocido como Los Legendarios, quienes están jugando el Flex, colaboraron con mucha ropa de muy buena calidad. Me enteré de otro proyecto similar en la Villa 21, en otro barrio de emergencia; y como hemos recibido tantas donaciones, podemos ayudarles en sus propósitos altruistas. Es tremendo, hermoso lo que está pasando; hasta tenemos una profesora de yoga que se ha sumado», agrega Ferreyra.

Con respecto a los aros donados por el Rancho, expresa:

«Cambiaron los que tenían por unos nuevos, y deberé improvisar algo en la canchita, porque son pesados y el alambrado no los va poder soportar; veremos cómo hacemos, pero recurriremos a los vínculos con gente de la villa y ver si a la brevedad podremos conseguir un lugar fijo donde podamos hacer básquet con mayor regularidad, alguna jornada entre semana. Tengo objetivos puestos en mi mente; el Negro Sebastián Alvarez, un amigo de muchos años me contó del proyecto en otro lugar de emergencia, por lo que de los aros entregados por Ramos, me quedaré con dos y los otros entregárselo a ellos. Hay un varieté hermoso, y nos ha llegado tanta ropa de vestir que pensamos en la gente del lugar para poner un tipo de feria y así con el trueque puedan conseguir alimentos y a la vez, puedan vestirse con ropa nueva a precios accesibles», cuenta.

En esta iniciativa con pasos crecientes fuertes, se encadenan círculos virtuosos, favorables y esperanzadores, con el básquet como excusa intermedia para dejar fluir los auténticos valores humanos.

«Me quedan treinta lugares para ir a retirar cosas, y estoy seguro de su multiplicación. Lo que más rescato de esta movida es haber dejado expuesto el sentido de solidaridad de nuestra sociedad y solo faltan mas personas que la medien en el rol de intermediario con constancia y responsabilidad. Necesitamos eso, por eso estoy muy contento con esta ola de humanidad que vamos recibiendo», finaliza.

Con respecto a la repercusión netamente deportiva en los niños por aprender básquet, puntualiza con un análisis interesante por tratarse de alguien que convive con ellos desde los talleres semanales.

«En varios chicos se despierta el espíritu de comunidad que poseemos todos y muchos no tienen la suerte de conocer; tienen la ventaja de pertenencia que la cultura va perdiendo con el avance consumista. Su retraso desde la consideración de la sociedad, habla de una preservación de muchos valores, los cuales no tienen muchos chicos con las necesidades básicas insatisfechas. Hay un doble filo muy interesante. Con respecto a tu pregunta, hacían fila nenas y nenes para tener su camiseta el sábado pasado! Los está invadiendo el básquet, es buenisimo; y juegan, que en definitiva es lo más importante».

Salvador Ferreyra, la cabeza de un proyecto encomiable y digno del aplauso colectivo.