Un estadounidense suelto en el Club Ciudad

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Actualizado: agosto 22, 2017

Nathan Thornhill es actualmente profesor de Español en California, sus gafas y su traje esconden por debajo a aquel jugador que desembarcó en el 2006 cuando vino a Argentina para estudiar un curso de Economía Política a la Universidad de Belgrano.

«Unos de los requisitos de mi facultad era estudiar en un país hispanohablante por un semestre. Argentina me llamó la atención por lo súper lejos que quedaba de Estados Unidos», recordó el norteamericano, a quien se lo nota feliz de rememorar su paso por el país.

Thornhill se mostró amiguero, de buen humor y chistoso al rememorar sus andanzas por el Club Ciudad de Buenos Aires. «Había dejado al equipo de baloncesto en mi universidad en Ohio y me moría de ganas de tocar un balón. Soy de un pueblo chiquito y de una me encontré en una de las ciudades más grandes del mundo, en otro idioma», detalló.

Y continuó: «El jugar al baloncesto me sirvió para despejar la mente y conocer al pueblo argentino a través de un lenguaje bien familiar…el basquet».

-¿Cómo nació tu lazo con el Club Ciudad?
-Por lo que expliqué anteriormente, busqué al director de deportes en la Universidad de Belgrano buscando el equipo de baloncesto. No había equipo, pero me pasaron el nombre del querido profe Horacio Buich, que me brindó la oportunidad de participar en una práctica con los muchachos. Después del entrenamiento, quería seguir y me ficharon (aprendí esa palabra en BsAs).

-¿Qué recuerdos te quedaron de aquel paso?
-Demasiados. Pero demasiados. El primer asado en el club no habían cubiertos para todos pero no importaba, compartimos todo como una familia. Nunca me sentí raro allí, me aceptaron y guiaron desde el primer día. El micro que nos llevaba a lugares que nunca hubiera conocido de otra manera, el aprender de la perspectiva de mis compañeros del club. Hasta me enseñaron como hablar a las minas (¿todavía se dice eso?). Llegué a Ohio hablando como un argentino (risas). Tienen un espíritu abierto, orgulloso, luchador desde mi experiencia con el club, he vuelto a Buenos Aires como 5 veces porque me enamoré.

-¿Cómo era la competencia en esa época?
-Muy buena digo yo. Los jugadores no parecían muy musculosos pero eran bastante fuertes. Cuando te empujan, te corren, y los árbitros tampoco regalaban faltas. Me gustó la agresividad. Por 2006, Argentina estaba en la cima del baloncesto mundial. Habían derrotado a mi país en el campeonato mundial, y Ginóbli era un asesino. Lo adorábamos en Estados Unidos, no porque como suelen decir en los medios («Es buen jugador, ‘internacional») sino porque era un ASESINO ¡y punto! Les abrió la puerta del NBA a otros muy buenos jugadores argentinos y todo el mundo reconocía a Argentina como competencia mundial. Me siento bien agradecido por haber podido jugar en el país durante esa época.

-¿Tienes alguna anécdota graciosa o que te haya marcado?
-Cada vez que llegué a un partido tras una noche bien larga (visitando sitios turísticos y educativos, obvio) y Martín se me acerca y me dice, «¿Saliste anoche, Nate?». También, adoré a los pibes chiquitos que me gritaban «¡Dwayne Wade!» o cualquier otro famoso jugador negro del NBA que podían pensar cuando jugábamos. Y lo que más me hizo morír de la risa fue después de uno de mis peores partidos que jugué. Estaba en el vestuario mirando el piso cuando entraron unos nenes que me pidieron autógrafo. Miré bien confundido a mi lado a Nico, que había metido mínimo 30 puntos y agarrado 8-10 rebotes. Era a él al que tenían que pedir autógrafo. Obvio que no dije eso en el momento. Me fingí de estrella, ja, ja.

-¿Te quedaron amigos de ese período?
-Claro que sí. No estoy en contacto con todos los muchachos del club, pero los considero amigos a todos. Así me trataron a mí en su hogar. Gracias a Nico Nowitzki, «Pato» Nash, y el gran capitán Diego Brunetti por meter un esfuerzo en mantener las buenas vibras a la distancia. Se lo agradezco bastante. Estoy en Facebook (Nathan Thornhill) si quieren seguir en contacto.

-¿Pudiste volver alguna vez al club?
-Claro que sí. Vi al equipo jugar un par de veces ¿por qué no han puesto estatua de Diego Brunetti en la entrada ya? En una de mis visitas me dejaron hablar con unos muchachos sobre mi experiencia allí y la importancia de estudiar. Ojalá tuviera las palabras para agradecerles por lo bien que me han tratado en Club Ciudad de Buenos Aires. Mil, pero milllll gracias. Un fuerte abrazo a todos.