Colegio Copello, un lugar soñado para los Minis

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Actualizado: septiembre 4, 2017

Rodrigo Camagni llega cada día de entrenamiento a Colegio Copello con la misión y la idea de formar jugadores y personas para el presente y futuro en el medio de los tiempos modernos que corren. Allí se rodea de sus pequeños dirigidos, saca una pelota y todo de repente cambia en un club que encierra formación, diversión y deporte.

«Trabajar en Copello es como estar en mi casa. Fui alumno desde el prescolar hasta el quinto año, lo mismo me sucedió como basquetbolista, ya que estuve desde el Mini hasta mis primeros años de Primera, con los entrenadores Andrés Caferatta -actual coordinador- y a Emanuel Ravera. La verdad es que me siento así, ingreso al club y me saludan todos, conozco cada baldosa y es muy cómodo y lindo», valoró el entrenador de los más pequeños.

«Las ventajas que tiene trabajar con estos chicos es que los tengo a cargo desde salita de cuatro hasta el Sub-13, los tengo alrededor de nueve años y trabajar diferentes aspectos para formarlos dependiendo de cada grupo y de un año a otro cambian. Lo positivo es que hay muchos nenes, debido que el básquetbol lo pueden elegir, como otros, pero es el único federado. Ahora tenemos entre 20 y 30 chicos, que en el tiempo decidirán si se quieren federar o no», detalló.

Asimismo, el DT destacó que su principal objetivo de la institución y de él como profesional es «transmitir valores como el respeto, la humildad y el compromiso» en sus pequeños aprendices. «Es raro que podamos representar a un colegio y no a un club. A ellos les encanta», afirmó.

Por otro lado, Camagni aseguró: «Poder enseñarles el juego y los valores me genera una gran satisfacción. Hay momentos en los que nos divertimos y me siento un nene más, terminamos jugando todos juntos, y en otros momentos se trabaja fuerte. No es algo planeado, suele salir naturalmente y me voy contento todos los días».

«En Copello corremos con la ventaja de que somos un colegio y no un club, entonces los padres de los nenes no suelen meterse mucho con el tema de los resultados y de los tiempos de juego de sus hijos. De hecho, se van contentos cada vez que lo ven entrenar, jugar y divertirse y por suerte se logra», explicó.

«Acá todos juegan la misma cantidad de minutos porque todos los chicos son federados. No tenemos problemas con eso», contó.

Finalmente, ante la consulta de cómo es el sentido de pertenencia en una institución tan particular, el entrenador reconoció que se hace «fácil» porque están «todo el día en el colegio» y ejemplificó este año en el inicio de la divisional Flex cuando le repartieron «papeles» a los chicos para que vayan a alentar, mientras apuntan a un 2018 con el regreso de la Primera División.