Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
El base bonaerense realizó un repaso de toda su carrera en Río de Janeiro. Desde los inicios en Deportivo Morón, el salto a Lanús en la Liga Nacional y la consagración en Flamengo de Brasil. También expresa lo que anhela para su trayectoria y la relación que mantiene con la Selección Argentina.
¿Qué recuerdos tenés de tus inicios en Deportivo Morón donde te formaste como jugador?
Comencé a los 7 años en Morón desde bastante chico. Después arrancaron a jugar mis hermanos, los tres yendo a jugar en mini los domingos a la mañana a muchos lugares bien lejos de Morón como Alem de General Rodríguez o Lanús. Siempre disfrutándolo y con mi familia que nos acompañó mucho. Llegó la hora de las inferiores, probé jugar en otro club pero siempre tuve la idea de quedarme en Morón, más que nada por Álvaro Castiñeira que me conocía mucho.
¿Cuándo te diste cuenta que ibas a dedicarte al básquetbol?
Cuando fue el primer llamado para la selección argentina y quedé en el plantel. Ya tenía una temporada en el Torneo Nacional de Ascenso con Lanús y ahí estaba encaminado para dedicarme el básquet. Cuando era chiquito no sabía nada pero estaba en mi cabeza ser deportista.
¿Qué significó Lanús dentro de tu vida?
Siento que fue como una casa. Estuve cinco o seis años que disfruté mucho, crecí como persona y jugador. Hubo entrenadores que me ayudaron mucho como Álvaro (Castiñeira) y Silvio (Santander). La gente de Lanús se encariño mucho conmigo y a mi me pasó lo mismo. El pollo – utilero del club – y Mario Silveyra, son gente que tengo en mi corazón y voy a recordarlos siempre.
¿Qué podés decirme de Silvio Santander como entrenador?
Sabe mucho de básquetbol y es un apasionado. Sigue muchas ligas del mundo al mismo tiempo, le gusta tener todo controlado y es un entrenador bárbaro. Lo está demostrando ahora en Quimsa. Me ayudó mucho. Tuve algún encontronazo pero ahora que estamos lejos uno de otro me doy cuenta que lo hizo para que mejoré mi juego y esté mentalizado en esto. Estoy muy agradecido de haberlo tenido como entrenador.
¿Te hizo despegar en el comienzo de tu carrera?
Estaba muy encima mío. Me aconsejaba mucho y me presionaba bastante también, pero siempre queriendo que mejore. Álvaro Castiñeira me llevó al club y me hizo jugar muchos minutos pero Silvio confió en mí para tenerme una temporada entera como primer base, siendo el conductor de un equipo con grandes jugadores.
¿Y qué sentiste haber jugador tu primer Copa del Mundo en España?
Jugué un mundial en el U19 donde había arrancado igual. Jugando pocos minutos para terminar participando bastante, algo similar sucedió en España aportando cosas buenas para el equipo. Lo disfruté bastante jugando al lado de la Generación Dorada, con los ídolos de uno y tengo que estar orgulloso disfrutándolo en el día a día del torneo.
¿Cómo fue la relación con los jugadores más grandes de la selección argentina?
Más que nada con Pablo Prigioni por la posición. Tanto Facu (Campazzo) como yo intentamos aprender cada movimiento y cada palabra, incluso cómo se alimentaba. Uno quiere aprender de los mejores y Pablo está en ese lugar, sin dudas.
¿Cumpliste un sueño?
Sí, lo cumplí por haber quedado en un equipo mundialista enfrentando a jugadores o selecciones NBA. Son momentos que me ayudaron como jugador, me hicieron mejor jugador y también he madurado. Me queda un recuerdo muy lindo de ese torneo pero hay que ir por más.
Llegaste a Flamengo donde te tratan como un ídolo ahora.
Después de irme de mi casa, como era Lanús, buscando experiencias nuevas, otra liga y una cultura diferente. La adapatación se fue dando bastante bien, a la manera de jugar. El entrenador José Neto me ayudó muchísimo para establecerme como un líder del equipo. Confía mucho en mí, lo que puedo decir y la forma de observar el básquetbol. Mis compañeros también lo sienten así. Tenemos un grupo muy bueno a la hora de plantear y hablar de algunos temas. Creo que mi voz es escuchada dentro del equipo.
¿Con qué expectativas llegaste a Río de Janeiro?
Venía de un Premundial 2013 en Caracas que no salió bastante bien en lo personal.
¿Fue muy duro ese torneo?
No, no fue duro. Para jugar en la selección argentina uno siempre tiene que estar bien. No fue lo que esperaba porque me fui disconforme con mi actuación. Llegué a Flamengo para cambiar la cabeza y renovarme después del Premundial. Y fue así, conocí personas nuevas y una cultura diferente. Me ayudó mucho en mi juego ofensivo, a atacar el aro y no perdonar cuando tengo la oportunidad. Creo que me hizo crecer.
¿Te imaginabas semejante revolución a tu llegada?
Es que ganamos todo entre 2013 y 2014, llena de éxitos para Flamengo. Capaz que ser campeón del mundo era algo que no lo esperábamos. Fue una sorpresa para varios. Creo que vamos a quedar en la historia, nosotros no nos damos cuenta de lo que significa haberle ganado al campeón de Europa pero con el tiempo va a caer esa ficha y vamos a observar nuestros nombres en la historia de Flamengo.
¿Considerás que estás en el mejor momento de tu carrera?
Ojalá que no. Espero que continúen los momentos que estoy viviendo. Quiero seguir creciendo y mirar para adelante. Flamengo es un club muy lindo, me hizo muy bien y me quedaría toda la vida acá. Sin embargo, en algún momento tengo que ir a Europa pero eso lo veremos más adelante. No quiero adelantarme.
¿Y tu otro sueño es jugar en las grandes ligas del mundo?
Sueño con la Euroliga. Ahora lo veo a Facu Campazzo que está en el lugar donde tiene que estar. Me gustaría jugar contra Sergio Rodríguez o Vasilis Spanoulis, quisiera enfrentarme cara a cara. Si me pintan la cara intentar mejorar para la próxima vez.
Se viene el Preolímpico en Monterrey, te debe motivar ese objetivo nacional.
Me motiva mucho. La verdad que se está hablando mucho sobre lo difícil que será el torneo para clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016 y quizás tengamos menos posibilidades que otros años. Nosotros tenemos que ir con las mejores expectativas porque es lo que Argentina merece. Tengo muchas ganas de que llegue el momento. Creo que los Juegos Panamericanos en Toronto nos va a dar una mano para llegar en forma a Monterrey.
¿Cuál fue el momento que te hizo cambiar?
Intento no achicarme con nada. Llegué a Flamengo con grandes jugadores y me gané un lugar importante dentro del equipo. Me hice respetar, eso es algo que un jugador lo necesita.
¿El nivel de la liga brasileña te permitió mejorar?
Está muy fuerte, hay un gran nivel atlético y equipos muy buenos. También se juega muy duro aunque sabemos que la Liga Nacional en Argentina tiene su fricción pero en Brasil se pasa de la línea. Eso también lo prepara a uno para jugar fuerte y entrar sin relajarse. Salir campeones con Flamengo nos favorecio para que los demás equipos nos dejen de respetar, jueguen de igual a igual y nos obliga a demostrar que somos Flamengo.
¿Cuál es el trato con los hinchas de Flamengo por la calle?
Hay muchos hinchas de Flamengo, creo que más de la mitad de Río de Janeiro. Me paran en la calle y no parezco jugador de básquet a veces. Cuando me junto con Jerome Meyinsse o Walter Herrmann ahí se nota más mi presencia. El carioca es muy tranquilo, respeta a uno cuando está almorzando o cenando. Alienta mucho en la calle y eso me gusta. La torcida de Flamengo es algo que siempre voy a recordar, la final con la Copa Intercontinental con Macabi o con Pinheiros en la Liga de las Américas en 2014, con más de diez mil personas en el estadio. Es algo muy lindo.
¿Una ciudad como Río de Janeiro también te ayudó en la adaptación?
Yo siempre viví en Buenos Aires, una ciudad grande donde podés ir por calle sin ningún problema. En Río también muchas cosas para hacer, también hay muchas visitas y por estar cerca de Argentina.
Se divierten mucho con Jerome Meyinsse.
Es un personaje muy lindo y muy querido por todos. Me alegro mucho haber conocido a Walter y a él, son grandes amigos. Cada vez que me los cruce en el mismo equipo o los enfrente en otro, voy a estar contento por verlo.
Esa solidez del grupo se refleja en la cancha.
Nos respetamos mucho. Capáz que no está la cultura de reunirnos a comer pero sí a la hora de entrenar somos muy unidos. Sabemos lo que debemos realizar y pensamos siempre en el otro. Eso ayuda mucho a la hora de enfrentar a un equipo más duro para que juguemos en conjunto. Debemos seguir de esa manera porque nos dio muchos frutos.
¿Vas a intentar convencerlo a Walter Herrmann para que juegue el Preolímpico?
Va a estar difícil, yo voy a intentar. Cuando llegue la hora, lo voy a llamar. Creo que ya está pensando en otras cosas fuera del básquetbol.
¿Con qué soñas para lo que viene en tu carrera?
Como te dije antes, con la Euroliga y los Juegos Olímpicos, más si lo organizan en Río de Janeiro. Son dos cosas que quiero, sueño y ojalá algún día se den. Creo que la NBA uno lo sueña pero me parece que es mucho.
Lo importante es que mantenés los pies sobre la tierra.
Siempre. Desde Deportivo Morón, con Alejandro Cassettai, me inculcaron la humildad y no creerme más de lo que soy. Siempre intente no hablar de más y cuidar las palabras con las cuales me expreso.