Básquet, una válvula de escape para Homero Silva

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Actualizado: febrero 15, 2018

El básquet, como en la mayoría de los jugadores amateurs, es parte de una rutina, pero sin dudas que no es una actividad más, es una desconexión a los problemas diarios y esa válvula de escape que permite disfrutar de manera independiente a los estados de ánimos de cada uno.

Homero Silva es el protagonista y jugador de Olimpo de Lanús. El tiene mucho de lo leído en el primer párrafo, una historia de amor con puentes entrelazados entre la familia y la pelota naranja.

Ser padre cambia la vida por completo desde el minuto cero, con alegrías y miedos, por eso que la cabeza se prepara hacía un viaje a la emoción. Homero conoció a su mujer, Johanna, también en el club del barrio y desde hace siete años emprenden el camino juntos y desde hace dos acompañados por Bruno, el motor de sus rutinas y vidas.

La llegada de Bruno no fue de las fáciles, en uno de los estudios previos durante el embarazo, uno de los resultados no fue el esperado y por consiguiente de ante mano se supo que iba a nacer con la enfermedad denominada «mielomeningocele» o también conocida como espina bífida, una problemática que trae aparejados trastornos neurológicos y motrices.

«Al principio obviamente que fue inesperado, ya que uno cuando está esperando un hijo no se lo imagina con que va a tener un problema de salud o no quiere pensar en esa posibilidad siquiera. La verdad que se te cae toda la estantería por que uno planea algo para la vida, para un hijo y de repente que vengan con un problema te choca, sobre todo para la madre que es quien lo lleva la panza», arranca su relato Homero sobre quizás uno de los momentos más duro de su vida.

«La familia fue muy importante para nosotros, un sósten fundamental para no caernos. Por suerte, los dos tenemos una familia numerosa y súper amorosa que nos contuvieron en todo momento», agregó.

Además del apoyo familiar, generalmente el más importante al momento de pensar en la contención, otra de las cosas que pueden «proteger» a cada uno de una situación angustiante es el deporte, ese momento en que la mente puede conectar con otra cuestión y descomprimir problemas pensando, en el caso de Homero Silva y en su rol de base, en como darle una asistencia a un compañero.

«Cuando me enteré del inconveniente que iba a tener Bruno estaba jugando en el club y la verdad que me sirvió como una descarga porque sentía mucho presión, primero por lo que nos habíamos enterado, no saber que hacer y también por se padre primerizo, todo eso fue un rejunte terrible que podía dejarlo al margen en el momento que salía a la cancha».

La reflexión en estas situaciones fuertes desde lo emocional pueden dejar enseñanzas y así lo describió Homero, yendo a lo profundo de lo que significa la discapacidad y como se la ve.

«Siempre se aprende de todas las situaciones que se pasan en la vida, hoy en día Bruno nos está enseñando a ver las cosas desde otro punto, saber que preocupaciones valen la pena y cuales no. Entendimos algo que no sabíamos hasta que llegó Bruno, aprendimos que la discapacidad no es tal como la palabra lo dice. Porque, por ejemplo, los chicos que hacen la rehabilitación con mi hijo todos son increíblemente felices, demuestran el amor de una forma muy elocuente. La discapacidad está vista con ojos de tristeza, pero te puedo asegurar que los chicos, con sus limitaciones, son muy felices, disfrutan de la vida a cada minuto y nos enseñan cosas todo el tiempo», explica.

El nacimiento de Bruno fue tal cual se lo esperaban, complejo con operaciones y diferentes cuestiones que requieren de mucha atención. Es por eso que Homero decidió dejar a un costado la pelota naranja por un tiempo indefinido, pero con la certeza que volver y ver a su hijo sentado en la tribuna era un sueño bien latente.

«A pesar de las dudas que me generaba volver a jugar, después de un año parado, decidí retornar para que Bruno me pueda ver jugar en la cancha, aunque mucho no entienda y también porque extrañaba tener ese cable a tierra que es el básquet. Además el apoyo de mi familia fue fundamental para haga el esfuerzo de agregarle a la rutina diaria, el deporte y, si bien a veces terminó exhausto por la carga horaria laboral, más los cuidados de Bruno y los entrenamientos, poder estar en una cancha y que mi hijo esté en la tribuna mirando, no tiene precio», asegura Homero

Desde lo deportivo apunta que el «año de Olimpo fue bueno, con lo dura que es la conferencia sur, llegar a unas semifinales de Copa de Oro, es algo importante para el club sobre todo lo que hayamos podido mantenernos competitivos en un nivel fuerte como en el que nos tocó jugar».

Club Social y Deportivo Olimpo de Lanús, un barrio en el club, sentido de pertenencia en todos los rincones y para aquellos que nacen en la institución, como Homero Silva, poder vestir la camiseta en este momento especial de su vida es una satisfacción que enaltece esa situación y lo insta a no aflojar, sabiendo que en la tribuna hay un pequeño orgulloso viendo al base del equipo «azul».