Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Fausto Pertuzzo era el asistente técnico en la banca de Estudiantil Porteño durante el Torneo Federal, donde los de Ramos Mejía compiten en la División Metropolitana. Pero le salió una interesante propuesta laboral dentro de FeBAMBA, y por esa razón, Juan Ignacio González se contactó con Fabio Bonald para ofrecerle la posibilidad de acompañarlo en lo que resta del certamen. Y el ex entrenador de Náutico Hacoaj y Casa de Padua aceptó, debido a la amistad que lo une al técnico.
«En realidad, estaba un poco alejado del básquet, pero un día, estando acá (es dueño de una heladería junto a su cuñado en San Antonio de Padua), se acercó Juani y me comentó lo de Chiqui. Me preguntó si estaba interesado por estos meses en acompañarlo en el cuerpo técnico y obviamente quedé totalmente agradecido por haber pensado en mí. Lo conozco de chiquito, lo formé desde premini hasta juveniles en Casa de Padua, y si bien cada uno llevó a cabo su propia manera de trabajo, tenemos un ideal similar en el concepto del básquet. Lo hablé con mi familia, con mi cuñado, y me dieron el okey para ir hacia adelante; la verdad me gusta esto de ir poco a poco, adaptándome nuevamente, porque luego de varios años sin estar dirigiendo, es como volver a empezar de cero. Con los mismos nervios y ganas, buscando dejar lo mejor de uno», comenta Fabio en el mediodía del martes, regresado del entrenamiento con el equipo federal por la mañana, aprovechando los feriados de carnaval.
Si bien no dirige, es parte activa de la comisión directiva en Casa, por lo que se le pegunta como tomaron sus compañeros esta decisión de integrar la banca de Porteño.
«Somos pocos quienes trabajamos en esa comisión, por eso el haberme ido por este corto tiempo es importante; pero intento no desconectarme de ellos, dando una mano por las mañanas en lo que pueda ayudar y aportar. El presidente, como jugó Liga, sabe de qué se trata. Entiende el sufrimiento mío por haber perdido aquellas finales con Hacoaj, además de haberle dicho que no a ofrecimientos de equipos en competencias nacionales. Por eso me entiende, me apoyó por completo, y desea lo mejor, hasta cuando termine el Federal y regrese a mi club», señala.
No solo tuvo a González desde chico, sino también al propio Pertuzzo, por lo que sin dudas debe ser satisfactorio ver el progreso que tuvieron aquellos pichones de Padua.
«Si, cuando uno es entrenador, el mayor orgullo es poder formarlos para ser protagonistas profesionales; pero por encima de ello, es formarlos como personas. Luego, en lo deportivo, la suerte debe acompañar un poco, junto al esfuerzo y dedicación personal. Junto a sus familias, trabajamos para formarlos de cara a la vida. Somos como unos segundos padres en esa enseñanza. Repito; estoy agradecido a Juani por esta posibilidad, y realmente me sorprendió como maneja a este grupo, su capacidad y progreso. ha crecido mucho como entrenador. Alguna vez Carlitos Ballester (técnico del Hacoaj campeón con Fabio de asistente) me pidió a un chico para acompañarme en la Selección de Capital, y uno justamente fue Juani. Su techo es lejano aún, pero lo valoro como persona junto a toda su familia; me pasa algo similar hoy día en Padua con Julian Musi. Ese legado es de enorme satisfacción, porque uno trata de sembrar un sendero y acompañarlos; luego los logros y perfeccionamiento depende exclusivamente de ellos», afirma.
Con pocos días en el cuerpo técnico, se le pide desde su ojo avezado y experimentado, una opinión acerca del plantel de Estudiantil Porteño.
«Desde mi experiencia, la cual no se si es la certera porque cada técnico tiene su propio libro, me ha pasado algunas veces de tener grandes jugadores y no irnos tan bien. Una vez en Padua jugamos con un americano (Mel Daniels) y terminamos peleando el descenso… A veces, con jugadores mas rudimentarios o rústicos, pero de neto rol, llegamos a semifinales. Entonces, no hay una receta fija o determinada; lo único seguro es haber aprendido mucho. Lo hice junto a Ballester, y en ese proceso, entendí la importancia de saber mantener bien al grupo. Porque si uno logra armar uno bueno, no sabrá los límites del mismo, porque siempre van a querer dar lo máximo, sin guardarse nada. Puedo decir que en estos días, me encontré con un gran equipo, manejado magistralmente por Juani. Es la base fundamental para llegar a enormes logros; son excelentes personas, y existe entre ellos una muy buena química. Pero no debemos apurarnos, sin perder la humildad y trabajar cada día; se puede ganar y perder con cualquier equipo, porque los demás también hacen lo mismo. Este torneo es muy competitivo, me sorprendió su nivel. Me gusta este Porteño, su calidad humana, con variantes, y solo resta trabajar duro para continuar consolidándonos como equipo», asegura.
Fabio Leonardo Bonald. El maestro se sienta al costado del alumno, quien es el entrenador jefe. Y como su asistente, le transmite todos sus conocimientos, como cuando lo tenía en el mini y le enseñaba los primeros principios y fundamentos del básquet.
FOTOGRAFÍA: Matías Sentis para Prensa Estudiantil Porteño