Ayelén Cortez, nueva entrenadora en Ciudadela Norte

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Actualizado: febrero 20, 2018

«Quien me hizo jugar al básquet fue mi abuela Felisa, ella me acompañó desde el primer día. Era quien me retiraba antes de la escuela, me llevaba en el tren a entrenar, esperaba y traía de nuevo para la casa de mi mamá. Me encantaba jugar al fútbol pero mi mamá no le gustaba y me anotó en el Club Portugués de Isidro Casanova. Ahí me estaba esperando mi gran primer entrenador, el perro Hernán Albarellos, por quién tengo un gran cariño».

Ayelén Cortez recuerda aquellos primeros años en este deporte, y la impronta de su abuela para tener continuidad, perseverancia y un amor creciente hacia la pelota naranja. Fue por ella y su abuelo Francisco por quienes decidió culminar sus labores como entrenadora en Bragado en las categorías U13, U15 y U17 del masculino. Una experiencia interesante, que le ayudó mucho en su función, la que ahora podrá transmitir en Ciudadela Norte, a cargo de las U13 y U15.

«Es el club donde juego actualmente, el año pasado volví a hacerlo.  Estoy con muchas ganas porque quería volver a dirigir femenino, y sobre todo formar parte del cuerpo técnico de Ciudadela, un club que se ha portado muy bien conmigo. Hicieron un esfuerzo muy grande para que en 2017 vuelva a jugar. Viajaba casi todos los sábados después de dirigir y llegaba justo para los partidos», expresa Ayelén en la media tarde de un inicio de semana pesado, con calor y humedad.

Acerca de esos esfuerzos por llegar a horario los sábados y ponerse la camiseta de jugadora, relata:

«Era muy difícil. Hace poco tengo el auto y me tenía que venir en combi o micro. Cuando dirigía en Bragado no venía a jugar porque siempre perdía la última combi, pero en los partidos que dirigía de visitante era un poco más sencillo. Me dejaban en Ciudadela o Liniers, pasaban a buscarme y me iba directo a jugar. Llegaba cerca de las 21 horas porque a Bragado son tres horas de viaje. En micro no podía viajar porque tardan mas y no llegaba al partido; si terminaba después de las 18 de dirigir ya no viajaba…Así que los partidos donde nos tocaba ir a suplementario, significaba que esa noche yo no jugaba y me quedaba directamente allí».

Luego de esos inicios con la abuela Felisa llevándola de la escuela al club, su transitar en el básquet tuvo un camino variado.

«Empecé jugando con varones en el club cerca de mi casa y cuando pasé a mini, empecé en Vélez donde jugué hasta juveniles. Del 2000 al 2007, mis últimos dos años de juveniles los hice en Unión Florida, donde compartí equipo con Vero Soberon, quien me empujó a jugar una temporada con ella en Central Entrerriano en mi primer año como primera. He tenido la suerte de compartir equipos con grandes jugadoras, en mis pasos por la Selección de Capital y mismo con mis compañeras de equipo. Actualmente estoy jugando en Ciudadela, con muchas amigas, grandes jugadoras y excelentes personas. disfrutando ya desde otro lado lo que hago», comenta.

En la entidad de Liniers, tuvo como entrenadores a Ezequiel Vallet, Marcela Cespon y Gabriel Marino, quien dirige la Primera femenina en el club del oeste y sugirió su nombre para hacerse cargo de las Preinantiles e Infantiles. En Unión Florida, entrenó bajo las órdenes de Sebastián Silva y Gregorio Martínez.

Con relación a sus pasos por los seleccionados metropolitanos, cuenta:

«Todos mis segundos años de categoría, tuve la suerte de formar parte de la Selección de Capital,;salir dos veces campeonas y una vez subcampeonas. Son experiencias muy hermosas, es un lindo reconocimiento al esfuerzo que hacía entrenando. Viajaba mucho porque todos los clubes me quedaban lejos así que era un esfuerzo familiar (sobre todo el de mi abuela que me llevaba, esperaba y traía a mi casa). También ahí tuve grandes entrenadores de los que he aprendido mucho».

Narra como fueron los años desde la partida a Central Entrerriano hasta este arribo a Ciudadela.

«Después de esa temporada de Liga, me lo tomé mucho más tranqui. Empecé a jugar con amigas y así fuimos pasando por distintos clubes: Centro Español, Juvencia, Claridad y el año previo a irme a Bragado estuve jugando en la primera de Ciudadela Norte. Estando en Juvencia, comencé a dirigir al Maxi que era mi grupo de amigas donde yo no podía jugar por la edad. Eso continuó hasta el día de hoy por suerte».

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Y sobre las vivencias las dos temporadas en Bragado, afirma:

«Increíble, mi vida se modificó totalmente. Me mudé sola para allá con mis perras, tengo familia (tíos, primos) pero mi familia directa está toda acá en Buenos Aires. Llegué allá porque me enteré que buscaban entrenador, ya que el entrenador a cargo estaba enfermo y necesitaban quien lo reemplace. Viajé a conocer el club, cuáles eran los objetivos, presenté mi proyecto de trabajo y a los dos meses de esa situación me mudé para allá. Aprendí mucho de Diego García, quién fue un gran maestro en mi estadía allá, lo voy a recordar siempre como un excelente entrenador y formador. La vida de Bragado es hermosa, me manejaba en bicicleta, los chicos de siete años van a entrenar solos  al club. La liga de allá es muy competitiva, un gran nivel de juego y fue un desafío muy grande intentar mantener el nivel de esos chicos. Quedé a cargo de la coordinación de básquet del club el año pasado. Fue de lo mejor que me ha pasado pero me volví porque extrañaba mucho a mi familia».

Vive sola en Ramos Mejía, con la compañía de Matu y Linda, sus perritas. La familia la completan su madre Norma, su padre Mario, y sus hermanos Soledad y Gerónimo.

En relación a su trabajo en Ciudadela, dice:

«Comenzamos el 1 de febrero con los entrenamientos; el gran desafío es generar en las chicas una línea de juego pero no solo en lo deportivo, sino también promover el compañerismo y sentido de pertenencia. Poder sumar chicas y que se queden en el club es también muy importante; hacerlas sentir cómodas aprendiendo un poco de este deporte pero sobre todo formando personas. Considero que el básquet genera un montón de valores, realmente es un estilo de vida».

Y agrega respecto al acrecentar el número de niñas en los entrenamientos.

«La idea es invitar a las nenas que se acerquen al club; junto con Gabriel y Martín, los otros profes, promovemos actividades, damos talleres de básquet en distintas disciplinas del club. Los días y horarios de entrenamiento, son los martes y jueves; a partir de las 18 arranca Martín con las chiquitas y mis categorías a partir de las 19 horas. Por ahora mantenemos esos horarios hasta que se incorporen las chicas que están de vacaciones».

Ayelén Cortez. De pequeñaa le gustaba el fútbol, pero la negativa de la madre en practicarlo y anotarla en básquet, junto al loable amor y sacrificio de su abuela, la convirtieron en una apasionada del básquet. Y ahora, como entrenadora, buscará enseñarles y transmitirles a las pequeñas de Ciudadela Norte dichas virtudes.