El desarrollo de las Formativas en Banco Provincia

Ser formador es un privilegio que tienen aquellos que instruyen o enseñan a los jóvenes sobre como desarrollarse en una actividad. Por ese camino ha transitado la vida del entrenador del Club Banco Provincia, Sebastián Brizuela, quien dirige las categorías U15, U17, U19 y la Liga de Desarrollo Metropolitana. Y que además juega en la primer división de la institución donde desarrolla su trabajo más valioso.

Una vez finalizada la primera parte del certamen de inferiores, el hombre que llego a la Institución de Vicente López, proveniente de Unión Vecinal de Munro analizó el rendimiento de sus equipos en esta parte de la temporada, reflexionó sobre el nuevo formato de competencia y manifestó su satisfacción sobre compartir el plantel superior con jugadores que son sus dirigidos.

– ¿Cuál es el balance que haces de la primera parte de la competencia?

– El balance es muy bueno. A mi me toca dirigir la U15, U17 y U19 y las tres categorías han demostrado esta a la altura de la competencia. Los jugadores han demostrado un crecimiento en el juego, que nos permitió ganar partidos ante clubes que tienen camadas de jugadores que hacen mucho tiempo juegan juntos. Nosotros tenemos la intención de darle una identidad de juego a los chicos y estamos por ese camino.

– ¿Qué aspectos consideras que se deben mejorar para lo que se viene en el certamen?

– Los entrenadores y los jugadores tenemos que aprender todo el tiempo. Los entrenadores nos tenemos que seguir capacitando porque el básquet de hoy en día se juega con mucha intensidad, con transiciones muy rápidas. Nosotros con los chicos trabajamos muchos los fundamentos técnicos, les damos rutinas controladas para que vayan al gimnasio, hacemos trabajos personalizados y hasta estamos detrás de ello para brindarles consejos nutritivos que sirven para el crecimiento no solo del deportistas, sino también del ser humano. Tenemos cadetes y juveniles que están disputando la Liga de Desarrollo y eso nos da un roce muy importante que se ve reflejado cuando tenemos que cerrar partidos muy apretados.

– ¿Qué intentas inculcarle a los jugadores?

– A los chicos trato de inculcarles un sentido de pertenencia y el amor por el básquet. Mis viejos me enseñaron a querer este deporte y yo trato de trasmitir eso. Además de que defiendan con orgullo la camiseta que se ponen porque es la de un club que los cuida como si estuviera en su casa. Ellos tienen que disfrutar de esta etapa, tienen que pasarla bien cuando entrenan, cuando se quedan a dormir en el club, cuando cenan todos juntos esperando el arranque de un partido de primera. Como formador trato de estar en los detalles, desde la contención de un chicos hasta enseñarles a vendarse.

– ¿Cómo analizas el nuevo formato de la competencia?

– Me parece que está bueno. A medida que el torneo avance muchos clubes se van ir acostumbrando. Hay que apoyar esta iniciativa y seguir trabajando en conjunto para que los chicos continúen teniendo una competencia saludable.

– ¿Cómo convivís con el doble rol de jugador y entrenador y que te pasa por la cabeza cuando un jugador tuyo te va a ver jugar?

Es una satisfacción. Yo tengo otro trabajo y salgo corriendo para entrenar a los chicos, terminó de trabajar en formativas y me cambió para entrenar con la primera y llego a casa cerca de la medianoche, pero salgo del club contento y satisfecho porque hago lo que me gusta. Me voy de mi casa a las siete de la mañana, sabiendo que tengo que jugar al básquet y el día ya lo encaro con la felicidad de saber que al final de la jornada me voy a encontrar con una actividad que me apasiona. Yo cuando era chico veía jugar a mi entrenador y para mí era ver a Michael Jordan, yo estoy lejos de ser Jordan, eso seguro, pero me alegra mucho que mis jugadores se queden a verme y hasta me toca compartir el plantel con jugadores que dirijo y eso es otra de las satisfacciones que tiene este trabajo. Amo este deporte, amo ser entrenador y me siento un privilegiado de poder transmitirles conocimientos a los chicos.

FUENTE: Prensa Banco Provincia