El desafío de Pertuzzo

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Actualizado: abril 1, 2015

Un movimiento de estudiantes incesante a pocos minutos de cumplirse las 21 horas del lunes 30. La Universidad Nacional de La Matanza es una ciudad en sí misma, en plena expansión de alumnado cursando alguna de las varias carreras dictadas allí. Un predio de siete hectáreas, en constante edificación, donde el deporte no es una excepción. Todo lo contrario. Actualmente se practican veintidós, entre ellos el básquet, con cerca de 200 jugadores participando en los diversos equipos comandados desde la coordinación general por Jorge Dalbes, quien recaló aquí cuando todo estaba en ciernes, y junto a un grupo de aficionados decidieron presentar una propuesta y comenzar a despuntar el vicio picando una pelota naranja. Entre esos entusiastas, estaba Daniel Martínez, hoy rector de la universidad ubicada en San Justo, quien le dio un enorme impulso a las distintas disciplinas. Actualmente la institución cuenta con unos 3000 federados en total.

El pabellón donde el plantel superior jugará en pocos minutos un amistoso contra Argentinos Juniors tiene aledaño a la cancha principal una de vóley, ocupada en esos momentos por un cotejo de la Liga Metropolitana Femenina. Los dirigidos por Fausto «Chiqui» Pertuzzo están haciendo la entrada en calor, y el actual entrenador, quien llegó en mayo pasado para hacerse cargo de las formativas, se dispone a conversar unos minutos con Prensa antes de enfocarse en el partido, preparatorio al inicio del certamen, con UNLaM participando de la Conferencia Oeste en el Nivel 1.

“La Conferencia este año será muy fuerte, volvieron equipos que logran reeditar clásicos barriales; es un desafío lindo. Es mi primer año donde puedo trabajar en un Nivel 1 desde cero. Como la base se mantuvo, me adapté a lo ya establecido. Después como entrenador uno le agrega su impronta, pero sin hacer grandes modificaciones, en definitiva terminó jugando muy bien el torneo pasado”, refiere Chiqui, surgido como jugador de las canteras de Padua, y quien regresó a FeBAMBA luego de cuatro años trabajando en Huracán de Trelew, destino aparecido en su vida por intermedio de Daniel González, quien fue Preparador Físico en la institución del partido de Merlo. «Necesitaban un entrenador de formativas, Daniel me hizo el contacto, y fui sin dudarlo. La competencia allí es de jerarquía, me sirvió la experiencia, incluso pude trabajar como segundo asistente del equipo jugando Liga B».

Antes de emprender viaje al Sur de la Argentina, condujo a Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó en 2009, logrando uno de los ascensos en un dodecagonal donde adquirió la última plaza disponible a la C, detrás de Berazategui, UADE y Midland.

Cuando se refiere a a la base del 2014, solo falta Pablo Misinitti, quien emigró justamente a GEI, e incorporaron dos ex Ramos Mejía: Facundo Pontillo y Rodrigo Remedi. Con ellos, más Paulo Mateucci, Ezequiel Gazzo, Nicolás Sosa, Gonzalo Dalbes, Agustín Gibertoni, Federico Ale, Gastón Dalbes, Nicolás Leguizamón, Facundo Del Valle, Gonzalo Pacheco y Nahuel Marin, intentará en principio igualar la octava posición que le permitió acceder a los play offs, luego de un sprint final donde ganó siete de ocho juegos. «Porteño (el rival de 16vos de final) nos ganó bien, era mejor equipo, pero a ese cruce llegamos mentalmente con las bermudas playeras de vacaciones. El objetivo de conseguir la clasificación luego de un año complicado, nos relajó la cabeza», dice un hombre fuerte de la casa.

Tras unos meses dirigiendo las formativas en el Nivel 1, llega septiembre y los Juegos Universitarios. Allí Dalbes le da la responsabilidad a Pertuzzo de dirigir como modo preparatorio a este 2015, donde tendrá la responsabilidad de conducir a los mayores. «En principio buscamos equiparar la campaña anterior, aunque yo me planteo tres objetivos anuales: el primero es la ronda inicial. En base a ella, sabremos hacia donde nos enfocaremos en la siguiente. El tercero lo proyectaremos en cuanto clasifiquemos a los play offs. De todos modos, los veo bien como equipo, podemos estar a la altura de las circunstancias. Hay rivales muy fuertes, Ramos se armó muy bien, Los Indios terminará incorporando jugadores de calidad, Porteño viene de una base con tres años de trabajo. Seguro se sumarán otros con expectativas altas”.

Previo al choque con Argentinos Juniors, jugaron contra Argentino de Castelar, Leandro Alem, Deportivo Morón («para mí será la sorpresa de la zona, se armaron muy bien») y Casa de Padua. Sumarán otro la semana entrante frente a El Palomar.

Chiqui se va con sus jugadores, y surge la posibilidad de conversar con el Coordinador General Deportivo de la Universidad, Adrián Verdini, quien viene desempeñando funciones allí desde hace 21 años, y en su rol actual, ocho.

“El básquet fue de algún modo nuestro primer deporte; arrancó de manera recreativa, a cargo de Jorge Dalbes, apuntado a algunos chicos, profesores y empleados. Se pintó una cancha, se pusieron dos jirafas con aros viejos y arrancó todo. A partir de allí fue progresando la actividad, sumándose jóvenes, federándonos, compitiendo en ligas universitarias, hasta generar lo actual”.

Lo actual incluye casi 200 jóvenes diversificados en Primera, Tiras A y B, además de equipo en Flex y Liga Universitaria. La actividad, una de las 22 funcionando, se financia con el arancel mensual, aunque también existe un sistema de becas para chicos con proyección y otros con escasos recursos. Aproximadamente, acceden a la misma unos 50 jugadores.

“Disponer de dos tiras en inferiores, los planteles de primera y el equipo universitario, lleva un costo importante, pero en los últimos años hemos logrado un equilibrio, porque nosotros también asesoramos a otros clubes , trabajamos con otras entidades, y así podemos generar recursos con el fin de solventar la actividad. Hoy no hay déficit, pero si lo hubiera, como en otro momento lo hubo, no cambiaríamos nuestra política, porque como se da en pocas universidades, el deporte va de la mano con la educación. Específicamente referido al básquet, tenemos muchos chicos llegados desde chiquitos, con edad de Mini. En vez de llevarlos a otro club, los trajeron acá, y hoy son profesores trabajando en la universidad. Leandro Arguello, Gonzalo Dalbes, Federico Ale, vinieron con diferentes edades a jugar, y hallaron un espacio para estudiar, recibirse, logrando un sentido de pertenencia enorme con la institución. Desde esa perspectiva, no podemos hablar de déficit, aunque desde los números reales, tampoco existe; por el contrario, creemos estar invirtiendo en un material humano que termina siendo lo más trascendente”.

En la expansión del básquet (y el resto de las disciplinas) resultó fundamental la presencia de Martínez. Con cero presupuesto destinado por parte del estado, la infraestructura deportiva actual es generada con recursos propios; la ventaja de contar con una autoridad cercano al mismo, logra en UNLaM seguir proyectando crecimiento, entre los cuales se vislumbra la construcción de un microestadio con capacidad aproximada para 4000 espectadores.

¿Se priorizan los resultados deportivos en la Universidad? Verdini contesta:

“Hay momentos, si hablamos a nivel resultados, donde fue más social y recreativo. Hoy, con el plantel disponible, sea jugadores, docentes e infraestructura, estamos abarcando lo mencionado sumado al federativo, y eso nos lleva a buscar resultados. No podemos jugar una Liga Nacional, por una cuestión presupuestaria, pero estamos detrás de ellos como cualquier otro club. Con la Primera, queremos en principio mantener la categoría, porque eso nos resulta fundamental, y desde allí enfocarnos en escalar lo más arriba posible de acuerdo a nuestras capacidades. Referido a las formativas, apuntamos al nivel de excelencia deportiva; trabajaremos en conjunto con el fin de posicionarnos en las competencias más exigentes de FeBAMBA, sin dejar de lado la función social”.

En dicha función, instalaron un novedoso sistema propuesto por los propios padres, quienes en momentos donde sus hijos entrenan, ellos participan de una actividad denominada “básquet mixto”: una vez por semana, padres y madres juegan en conjunto, mezclados sin distinción de género, aprovechando el tiempo donde sus hijos practican. Y así refuerzan un vínculo que no se limita solo al rol de espectador. A su vez, le suma a los chicos, sintiéndose acompañados en esta pasión por sus progenitores, derramando en ellos con el ejemplo,  sentido fundamental de la unión grupal.

Finalmente, la consulta está referida a cómo describe este presente del básquet.

“Lo veo con una mirada muy positiva, en constante crecimiento, con muchos chicos, donde no es normal en una universidad; generalmente vienen jóvenes de más edad. Observar niños de 6 o 7 años con deseos de practicar deportes, y el impacto visual recibido cuando ingresan a este predio enorme, nos lleva a seguir sosteniendo nuestra función primordial: por sobre los resultados, obviamente buscados, es brindarles un espacio de contención, generando sus ganas de estudiar. Que vean estas instalaciones como su segunda casa y mañana logren ser además de buen jugador de básquet, un profesional con título de ingeniero, de contador, abogado u otro, pero brindado por la Universidad donde creció y se formó».