Nicolás Stanic, y su experiencia en Italia

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Actualizado: julio 27, 2018

Nicolás Stanic está en la Argentina, luego de varias temporadas de ausencia, ya instalado en Italia junto a su esposa Daniela, Valentina y María Vittoria, las hijas de ambos. Desde hace quince años, cuando partió a Europa, tomó a dicho país como su segunda patria, y el lugar donde decidió junto a su compañera, el mejor lugar para brindarle a sus vástagos un futuro promisorio. A pesar de los proyectos en su momento de retornar, ciertas situaciones sociales determinaron que por el momento, sea una opción secundaria.

Igualmente, en este receso profesional, vino al país para reunirse con sus afectos, y con uno de ellos, su hermano Maximiliano, se dieron el tiempo para brindar una charla durante el Campus deEstudiantil Porteño. Llegados el primer martes de las vacaciones invernales, apenas pasadas las nueve de la mañana, dijeron presente en la entidad de Ramos Mejía, y durante un lapso prolongado, hablaron de sus vivencias en el básquet, respondiendo todas las preguntas emanadas por los pequeños participantes. Una vez terminado, charló un tiempo con Prensa sobre lo vivido minutos antes, y su experiencia en Italia.

«Esta charla fue una linda oportunidad de poder compartir experiencias, y a la vez, recordar que en su momento también tuvimos esa edad y participábamos de los Campus en el verano. Y al igual que ahora con ellos, me gustaba la idea de jugadores profesionales que venían a hablarnos. Porque cuando éramos chicos soñábamos con poder llegar y hacer algo en el básquet; la oportunidad de saber por mi mismo lo que vivía cada jugador, cómo vivía este ambiente, sus métodos de entrenamiento. Por supuesto, son experiencias lindas, y revivirlas con los chicos es muy lindo», expresa Nico, durante la tarde de ese mismo martes, con la compañía de su familia.

Iniciado en Club Morón, llegó cuando aún tenía edad de premini. «Fue una etapa muy linda, porque empecé a crecer y me abrió mucho la cabeza. Comenzar a depender de mi mismo, porque tenía que viajar una hora y media de ida, y el mismo trayecto de vuelta. Además, hice muchos amigos allí. Cuando era infantil, Maxi ya jugaba en la Liga Nacional, y entonces al llevarme a partidos, empecé a compartir cosas más profundas de jugadores muy importantes. Aprendí bastante», cuenta Nico.

Al momento de detallar la situación de emigrar a Italia, señala: «Se dio que había terminado tanto la escuela como las formativas en Banco; jugué un año en el Torneo Nacional de Ascenso, y tenía varias propuestas para seguir jugando en Argentina. En ese momento, como se estaban yendo muchos jugadores a Italia y España, pusieron una regla que todo extranjero con pasaporte italiano no podía jugar todas las categorías, sino debía escoger entre la Serie A o la C.  En el medio, tres en las cuales no se podía jugar: B1, B2 y C1. Entonces, todo jugador clase 84 haciendo dos años de Sub 20, luego lo tomaban como italiano y podía actuar en cualquier serie. Se dio eso, y fue una ventaja para mi, aunque al principio fue muy difícil en cuanto a la adaptación. Pero tenía en claro que me serviría en el futuro. En el momento me costó aceptarlo porque me fui cuando tenía propuestas de jugar la Liga Nacional, mi sueño de siempre; pero renuncié a eso. Hoy en día lo agradezco, la verdad no se que hubiera pasado de no haberlo hecho, pero hoy puedo disfrutar de estar cómodo con mi familia allí».

Menciona lo duro del comienzo, y se le pide poder explayarse sobre eso. «Te encontrás con otra realidad; en cuanto al básquet, una manera muy distinto a como se jugaba acá. Me costó mucho, pero uno siempre como argentino tiene esa cosa de no bajar los brazos y seguir luchando siempre. Me ayudó mi hermano, quien jugaba allí, luego conocí a mi señora, quien es de Hurlingham, y al tercer año en Italia, me acompañó. Formamos una familia y hoy tenemos dos nenas (8 años y 6 meses, respectivamente). Tuve la suerte de ganar campeonatos, pero nunca los tomé como un techo para relajarme; tengo las mismas ganas de siempre, de levantarme e ir al gimnasio a hacer pesas, de ir a la cancha y agarrar una pelota para tirar al aro. Amo al básquet», afirma.

Nápoli, Fabriano, Roseto, Rieti, Roma y Piacenza son los clubes donde jugó en estos tres lustros, con el nada despreciable currículum de consagrarse campeón en ocho ocasiones, además de ser elegido en Rieti, durante 2014, el Jugador Más Valioso de la temporada. Con sus hijas nacidas allí, y un futuro inmediato enfocado en la península, se le pregunta si es Italia su segunda patria.

«Puede ser mi segunda patria, realmente no lo se, pero la situación económica y social del país actual, me lleva a pensarlo dos veces cuando se habla de volver a vivir aquí. En su momento probamos en retornar, pero no se dio, porque todo es muy incierto y no hay una estabilidad. Es la realidad de la Argentina desde hace tiempo, y al tener la responsabilidad de una familia, lo piensa y hemos decidido por ahora seguir allá hasta que termine la carrera, y en su momento se verá», responde.

Hace cuatro años, Club Morón decidió armar un equipo para disputar el entonces Prefederal, con serias intenciones de ascender al Torneo Federal. En la lista de buena fe estaba Nicolás, junto a su hermano Maxi. Por razones de pase, se dilataba su debut, y cuando llegó la oportunidad de hacerlo, Maxi se lesionó en un juego contra River Plate, el posterior campeón. Nicolás jugó los dos cotejos restantes, y quedó esa cuenta pendiente de haber vestido la misma camiseta en un partido.

«Siempre lo hablamos con Maxi, y queda pendiente la posibilidad de jugar juntos. Lo cierto es que sería muy lindo, pero vivimos realidades distintas, y llegado el momento, nos sentaremos y hablaremos por si existe la oportunidad. Estaría muy bueno, porque es hablado desde hace años; nos entrenamos juntos en todos los recesos, hablamos de básquet y compartimos mil cosas. También sería lindo por mis viejos, porque siempre nos acompañaron y apoyaron en nuestras carreras. Lamentablemente esa vez en Morón no se dio; me tocó entrar al juego siguiente contra Los Indios, y yo venía de estar parado, llegado recién de Italia y lamentablemente no pudimos jugar juntos. Estaría bueno que se diera en un futuro, pero siempre siendo realistas. Me fui muy chico, y acá mucho no me conocen, en tanto en Italia ya tengo una carrera hecha. Sería volver a empezar, y a esta altura, no creo que valga la pena, porque no tengo 25 años, una edad donde podría arriesgar», indica.

Nicolás Stanic, con una carrera fructífera hecha durante estos últimos quince años en Italia. Desde aquellos años en equipos de FeBAMBA, jugando las formativas, decidió arriesgarse a probar ser jugador profesional en Europa. Y mal no le fue.