Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Universidad Nacional de La Matanza presentó un gran equipo B en la divisional D durante el 2013, integrado por varios jugadores con dilatada experiencia en FeBAMBA, tales los casos de Diego Horst y Sebastián Rocca, entre otros.
Luego de una temporada regular soberbia, quedándose con el 1 en la General, fue eliminado sorpresivamente en la primera ronda de playoffs ante Unión Florida B. Fue el final de un proyecto liderado por el coordinador general del básquet, Jorge Dalbes, llegado en 1995 luego de ocho años trabajando en Ramos Mejía LTC.
Al momento de instalarse los campeonatos no formales bajo la denominación Addys (hoy Flex), Dalbes consideró apropiado darle una vuelta de timón al plantel superior B, y enfocarse en la cantera, con el objetivo de sumarle minutos y rodaje a los jóvenes que en un futuro representen a UNLaM en el máximo nivel competitivo.
En su primera edición, con una plantilla integrada por un solo mayor como Nicolás Sosa, acompañado por fichas sub 21 e integrantes de las divisiones inferiores, fueron protagonistas en su región, accediendo a la final, donde cayeron ante Almirante Brown, en un partido donde tuvieron la última bola pero no pudieron convertir y el resultado determinó un 67-66 favorable a los de San Justo.
Este 2015 la apuesta será similar, con Jorge nuevamente al mando del equipo y nuevos chicos acoplados quienes ya venían jugando, ocupando el lugar dejado por aquellos que pasaron a integrar las filas del equipo dirigido por Fausto Pertuzzo en el Nivel 1.
«La formulación del trabajo este año tenía como objetivo renovar, cambiar la cara del entrenador en primera división, darle oxígeno a los jugadores en función que la mayoría los veo desde infantiles; considero debe existir una etapa donde tenga otra escuela , otra mentalidad, y un entrenador conociéndolos desde hace tanto tiempo impide un poco eso. Hicimos un intento en darle la Primera a Chiqui y así poder ir familiarizándose con ellos. Desde ese conocimiento y aceptación por parte de los jugadores, ítem muy importante por tratarse de una convivencia, Pertuzzo estaba en nuestros planes de ser el entrenador principal a partir de esta temporada», cuenta Jorge Dalbes.
Respecto a la organización de este año, el entrenador cuenta: «Yo quedé a cargo del Flex, de la coordinación y escuela de premini, mini y preinfantiles , las que estuvieron un poco deterioradas en los últimos tiempos. Mi idea fue formar abajo, y en este FLEX sacarle la carga de jugadores grandes fogueando a futuros jugadores de primera. Por eso vamos a jugar con un equipo prácticamente sub 21, completado por cadetes y juveniles, quienes están disputando formativas en Nivel 1 de Conferencia».
«Es un plantel muy joven, liderados por un solo mayor (Leandro Arguello), la cual no es una decisión caprichosa: Leandro es entrenador de infantiles y cadetes, además de asistente en juveniles, por ende, el encargado de subirme jugadores a Primera», expresa el entrenador en las oficinas ubicadas en el primer piso del pabellón deportivo, con amplios ventanales permitiendo la visión óptima de las canchas tanto de vóley como básquet.
Mientras Sol, jefa de Prensa de Deportes de la Universidad trabajar en todos los detalles, el entrenador prosigue la charla, explicando las razones que llevaron a cambiar la estrategia al momento de conformar planteles en el equipo B.
«En principio hay un cambio reglamentario donde debo adaptarme a la situación: si queremos jugar por el ascenso, deberíamos tener una tira B completa y estar anotados en el nivel más bajo. Tenemos una tira formativa, que no es B, donde no llegamos a completar las diferentes categorías y eso nos lleva a no anotarnos en un torneo con el desafío de ascender», se lamenta Dalbes por el esfuerzo.
Y destaca la incursión de la nueva competencia: «Al jugar el Flex, un certamen de formación, deja de tener sentido poseer jugadores de alta competencia, no tengo una fundamentación real, y sí la tengo en armar un plantel joven, con proyección de preparar chicos dándole minutos y de acá a tres o cuatro años estén bien nutridos en conceptos tácticos y entonces sí, ponerlos en el equipo de primera del Nivel 1, sin sufrir el choque de pasar abruptamente a disputar cotejos mucho más competitivos».
«El año pasado ya jugamos Flex con un equipo de las características mencionadas. Me sirvió muchísimo, se enfrentaron a conjuntos con jugadores de primera y buen nivel. Puedo mencionarte a Almirante Brown, Versailles, Afalp. Fueron duros también por otras circunstancias Juvencia y El Porvenir; los chicos debieron entender que más allá de las partes tácticas, técnicas y estratégicas, hay otra con respecto a la actitud: si no se ponían firmes al enfrentar a esos muchachos no teníamos ninguna chance de vencerlos. Sirvió mucho en el fogueo grupal e individual; llegamos a una final muy dura contra Almirante Brown en un marco atípico para el básquet, con una hinchada de fútbol alentando los cuarenta minutos», recuerda sobre la última edición.
«Igualmente perdimos 67-66 con la última posesión. En ese escenario, la base la comandó un juvenil de primer año, acompañado por otros juveniles y cadetes. Ellos y solamente Nicolás Sosa como mayor, quien ahora juega en el plantel superior. No puedo entonces desconocer el valor del Flex. Debí abrir la cabeza y preguntarme cuál era el sentido de este torneo; probablemente puedo juntar un grupo de amigos, de veteranos, quienes la van a pasar bien, entrenando una vez a la semana, nos juntamos a comer y me voy a sentir identificados con ellos. O sigo enseñando y me la juego con las inferiores acompañados por un par de mayores. Apostamos a esto último y llegamos a la final. Creemos que la decisión no estuvo mal, veremos este año cómo nos sale».
Siendo una competencia incipiente, seguramente existieron varios puntos a corregir, mejorar. Dalbes no le escapa al momento de enumerarlo, desde una visión contributiva, con la mira de poder potenciar y mejorar la competencia.
«Debe haber un grado mayor de compromiso, no solo de los equipos sino también de la parte organizativa, entendiendo el valor de un equipo de primera. Un ejemplo: Padua vino una noche aquí y el encuentro no se disputó por falta de jueces; se reprogramó para dentro de dos semanas. Cuando llegó el momento, nuevamente faltaron…»
«Un cotejo de primera, así sea torneo de desarrollo, de un sábado a la noche, donde varios entrenadores tuvimos un recorrido de horas con la tira, donde armás tus horarios con la idea de jugar en José C. Paz, y al llegar ves que no llegaron los jueces… no quiero decir falta de seriedad pero si de coordinación o comunicación».
«También considero una buena medida poder hacer la competencia más amplia. En 2014 jugué toda la temporada contra los mismos equipos. Hubo una zona de clasificación integrada junto a nosotros por Crovara, Afalp, Brown y Palomar, de los cuales clasificaban dos. Fuimos a la segunda parte y debimos enfrentarnos los mismos cinco, además de un cruce con Versailles y Defensores de Moreno. Y de allí fui a jugar la final otra vez con Almirante Brown. Si el torneo de Desarrollo implica tener zonas con cinco equipos, quizás un modo de potenciarlo sería poner una con veinte. A mi no me molesta viajar hasta Burzaco si es necesario, pero sé que juego contra todos de local y de visitante, y mis jugadores se van fogueando, probando diversas canchas, públicos y sobre todo, rivales».
Con el antecedente de ser finalista en la primera edición, UNLaM buscará este año subir un peldaño más y alzarse con el título. Hay entusiasmo y ganas de repetir la muy buena campaña. Y si se logra enfrentando a contrincantes de otras conferencias, mucho mejor.
«Estoy seguro que el Flex será más atractivo y potenciaría mucho agregándole variedad en los rivales. Pero son puntos de vista, y seguro con el transcurrir de las ediciones irá mejorando y perfeccionando».
FOTO: Prensa UNLaM