Esfuerzo, docencia y formación

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Actualizado: abril 10, 2015

El Club Arquitectura incorporó a Carlos Osvaldo Gómez (46) para sus inferiores, un hombre que reivindica la cultura del esfuerzo y de la docencia. El entrenador, que inició su carrera en 1993 en Defensores de Santos Lugares, incorporó conocimientos durante 13 años en España y actualmente le brinda también su trabajo a la Escuela Nacional de Entrenadores de Básquetbol de Argentina (ENEBA).

Además, cuenta con una importante formación académica, destacándose su Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Universidad de Vigo, España), Entrenador Superior de Baloncesto (Federación Española de Baloncesto) y Entrenador Nacional de Básquetbol (Instituto Nacional del Deporte, Argentina).

-¿Cómo llegaste a Arquitectura y cuál fue tu primera impresión?
-Al volver de España, el club que me volvió a abrir las puertas fue Defensores de Santos Lugares, donde estuve trabajando mucho tiempo antes de irme. Al terminar esa relación, Gustavo Yusim, entrenador de Minibásquet de Arquitectura, me propuso ser parte de un proyecto nuevo de trabajo en el club y me sumé. Al llegar, la primera impresión que tuve fue un club con un grupo de directivos con muchas ganas de hacer cosas, quizás con un grado de dificultad en cuanto a la mejora de los chicos, pero nada que no se pueda solucionar con mucho trabajo.

-¿Cuándo y por qué volviste a Argentina? ¿Cómo fue tu experiencia allá?
-Hace un año y medio que vine de España. Estuve trabajando 13 años, siete en el equipo profesional del Club Ourense de Baloncesto y otros seis como director de la cantera de la misma institución, en la parte de formación. Me volví por una razón familiar. La experiencia que tuve en España fue maravillosa, en todo sentido. Trabajar en otro nivel, con otro tipo de estructuras, a uno le abre mucho la cabeza. Si bien trabajar en un equipo profesional es muy lindo, lo que más valoro de haber estado en España es la estructura que hay para la formación, el pensamiento distinto en cuanto a ese tema.

-Con tu extensa estadía en Europa, ¿sentís que quizás tenés una ventaja o estás un paso adelante?
-No, simplemente tuve otras experiencias. Esto no significa que los conocimientos de uno sean mayores a los de otro, para nada. Si yo soy capaz de transmitir todo eso en el básquet de Capital, bienvenido sea. Pero no creo tener un nivel más alto. Tuve la posibilidad de conocer entrenadores de Euroliga y lo primero que te transmiten es la humildad, uno nunca sabe todo ni es el mejor en esto. Ni siquiera se me cruza por la cabeza pensar que puedo tener más conocimientos que otros entrenadores de Capital. Sí es verdad que uno ve el básquet de otra forma, pero por muchas cosas. El básquet es un elemento social más, y obviamente que la sociedad argentina es distinta a la española. No me refiero a que sea mejor ni peor, simplemente diferente. Por lo tanto, la educación y la formación en este deporte es distinta y se adapta a cada lugar. Hay muchas cosas que acá se pueden hacer y allá no y viceversa. Las experiencias, por sí solas, no te van a dar la sabiduría absoluta en este juego, nadie la tiene.

-¿Cómo es tu manera de trabajar y cómo vas a hacer para brindarles toda la experiencia que recolectaste?
-No les voy a transmitir mi paso por España, sino mis conocimientos para enseñar en base a mi metodología. Yo creo que cada entrenador tiene una forma de trabajar a la que le es fiel por un tema de comodidad. Si uno puede respetar eso, lo puede trasladar mejor. El tema de España lo dejo un poco de lado con los chicos, porque ya no estoy más allá. Tengo que adaptarme a las costumbres, condiciones y formas de trabajo de Capital Federal.

-¿Qué tipo de entrenador sos, cuál es el básquetbol que te gusta y cómo dirigís desde lo humano?
-Es difícil esa pregunta, porque el básquet que me gusta para las categorías formativas tiene que ver con la buena toma de decisiones por parte de los chicos y buenos fundamentos individuales. Me gusta más la línea de juego europea y no la americana por una cuestión obvia de que me formé allá. Creo que lo fundamental es transmitirles valores a los chicos. En las edades de formación, es lo primordial. Como decía León (Najnudel), hay que saber algo de básquet, pero sobre todo de valores.

-¿Cuáles son esos valores?
-Creo que el valor por el esfuerzo, por conseguir objetivos y el disfrutar de alcanzar la meta propuesta son cosas que socialmente hay que darles a los chicos. Está un poco en desuso el tema de conseguir algo a través del trabajo, y no porque me venga de arriba. Eso se tiene que fomentar en todos los ámbitos, tanto en la parte escolar como en la formación deportiva.

-Se nota que sos una persona muy formada y un amante de la docencia. ¿Cómo vivís eso de enseñar?
-Lo mejor que se le puede dar a este deporte, al que amamos mucho y que nos dio experiencias, amigos, familia, es volcar en otras personas lo que uno tiene, sembrando más dudas para que también mis dudas se alimenten y así seguir investigando y formando. Quiero ayudar a otras personas a que en algún momento duden de sus conocimientos para continuar buscando más información. Por eso me encanta estar con la gente de ENEBA para lo que necesiten. Incentivar la formación de entrenadores es una función fundamental de las federaciones. Es lo más importante para que nuestro deporte crezca. A eso nos tenemos que unir todos, es una cosa que me apasiona.

-¿Qué objetivos tenés para este año con las inferiores?
-El objetivo es la mejora individual de los chicos, para que luego la puedan ir desarrollando poco a poco a nivel colectivo y que les sirva como herramienta para competir. Están en una categoría a la que ascendieron el año pasado, así que para ellos es un poco complicado. Quizás no tengamos el nivel necesario para estar acá, pero no nos ponemos como objetivo quedarnos como sea en la categoría, sino simplemente formarlos técnicamente y que vayan mejorando día a día.