El histórico Colegio Copello

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Actualizado: abril 13, 2015

Andrés es un hijo pródigo de Colegio Copello, la única escuela afiliada a FEBAMBA para participar en sus torneos. Jugador hasta los 27, entrenador desde los 18 y ex alumno, transitó sus 42 años siempre en la institución de Villa Devoto. Su recorrido lo llevó por todas las categorías, desde los más chiquitos hasta los más grandes, y la actualidad lo ubica como el coordinador general de la actividad y conductor de la escuelita y el Minibásquet.

El profesor de educación física se refiere al momento del básquetbol de Copello, marca las dificultades que tienen en distintos aspectos en comparación a los clubes de barrio y fija los objetivos para este año, con una tira de inferiores que descendió el año pasado y ahora forma parte de la Conferencia Centro 2.

-¿En qué momento general está el básquet de Copello?
-Hay una gran cantidad de chicos. Tenemos una escuelita con 110 nenes, entre premini, mini y preinfantil hay 60 y entre infantiles, cadetes y juveniles hay 27. El problema más grande es que a los jugadores que se destacan se los llevan los clubes de al lado. Eso hace que la parte de Minibásquet sea muy buena pero decaiga la de inferiores. Nuestro objetivo principal es que todos los chicos jueguen. El tema es que son solamente de Copello. Eso es histórico y un arma de doble filo, porque si bien jugás con todos los chicos del colegio es malo porque no podés tomar de afuera. Como es un colegio católico, esa medida baja de los curas, salvo alguna clara excepción por una recomendación de otra escuela similar.

-Teniendo en cuenta lo que me contás, el Copello sería más que nada una institución formadora. Más allá del éxodo de jugadores, ¿qué otro inconveniente tedrían al no ser un club?
-Exacto, es netamente formador de jugadores. Acá es fundamental trabajar el tema de los valores, como el compañerismo. Por otro lado, y a diferencia de los clubes, acá los chicos no solo hacen básquet. El fútbol es muy fuerte en el colegio, hay un campo deportivo muy grande en Martín Coronado donde el noventa por ciento de los que juegan al básquet también practican fútbol. En los clubes, la mayoría de los chicos van porque les gusta realmente jugar al básquet y están todo el tiempo ahí. Tienen las puertas abiertas del club para ir a tirar al aro y jugar entre amigos. Acá no pasa eso. Nosotros entrenamos tres veces por semana, pero después la pelota de básquet no la tocan. Ahí está la diferencia. Pero bueno, más allá de eso siempre tuvimos un buen nivel de jugadores.

-¿Cómo hacen ustedes desde su lugar para estimular a los chicos y que en el futuro no terminen dejando por la falta de pertenencia o de gusto por este deporte?
-Como entrenador, en el colegio tenés que ser muy tolerante. En las charlas con los padres trato de priorizar el tema del estudio. Hago mucho hincapié en eso, entonces cuando faltan a entrenar no puedo enojarme como puede pasar en un club. Hay que comprender la situación. Al tener mucha cantidad de chicos hacemos campamentos y jornadas de 24 horas de básquet, durante las que nos quedamos a dormir en el colegio. Desde ese punto de vista, ellos están unidos. Imaginate que están todo el día juntos en la escuela, sumado a que nos reunimos en el campo que tenemos para comer con ellos. El lugar de pertenencia lo tienen, el tema es que los talentosos se van. No podemos negarles la posibilidad de que busquen otro horizonte.

-¿Qué quieren alcanzar esta temporada?
-El objetivo principal es seguir creciendo con el número de chicos que hacen básquet en el colegio. Además, nos propusimos no perder ningún partido antes de jugarlo. Es decir, no perder por no presentación o por no completar. Buscamos que se comprometan, y si hay que perder hacerlo adentro de la cancha. Partiendo de esa base le vamos a dar más seriedad al Copello, nos van a respetar más. Mientras que podamos presentar todos los sábados todas las categorías de la tira, creo que vamos a estar entre los cinco primeros equipos de la zona.