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El desenlace del encuentro entre los Cadetes del local AFALP y Ramos Mejía, fue digna de una verdadera final. Con escasos segundos por terminar, el elenco de Ciudad Jardín ganaba por dos, pero el Rancho logra empatar y todo indicaba que se iba a tiempo extra. Pero el pivot Juan Cruz Freire sacó de inmediato, ante el festejo de los jugadores contrarios, asistencia larga para Mateo Comoli, uno de los bases, y bandeja convertida justo con la chicharra indicando el final. La locura desatada, el festejo interminable, y el Verde que decreta con ello ser el nuevo campeón del Oeste en la categoría.
«Cuando ellos metieron el doble, vi que quedaban poco mas de dos segundos. Siempre le digo al Colo (Freire) que saque rápido así salimos de contra, y esta vez me entendió sólo mirándome. Fue algo increíble meter esa bandeja y sentir como gritaba todo el mundo. No me voy a olvidar nunca, fue una sensación increíble», describe Mateo, aún con todas esas pulsaciones a flor de piel, sabiendo que con esa corrida, quedará en la historia del club como campeón U17.
No deja de reconocer el esfuerzo del rival, y lo complicado que resultaron. «Nosotros siempre fuimos un equipo con mucha confianza en nosotros y eso nos favoreció bastante. Nos complicaron mas de lo que esperábamos, por la defensa en zona y su pick and roll; desde ahí generaban todo su juego. Si estaba Gianluca (Ndukanma, quien hace pocos meses se fue a jugar a los EE. UU:) ganábamos más tranquilos, pero no contar con él media temporada, fue algo que nos condicionó incluso en la final», admite.
En 2017 perdieron en semifinales contra San Miguel, y eso fue una estocada al espíritu; por ello, en esta temporada se juramentaron dar todo por coronarse campeones.
«Salir campeones era algo que todos queríamos y deseábamos porsobre cualquier cosa. Después de caer en las semifinales el año pasado, en este vinimos mucho más fuertes e intensos desde el principio, para no dejar margen de error. Era una deuda que todos teníamos con uno mismo, poder dar lo mejor para ser campeones. Personalmente era algo vivido con el Sub23 el año pasado, pero vivirlo como protagonista y junto al equipo con el que compartimos un Argentino de Clubes es una sensación hermosa, salir campeón con tus mejores amigos le da un plus», afirma Mateo, quien pasó a sexto año del secundario en el Colegio del Centro, de El Palomar, donde vive junto a sus padres Diego y Natalia, y sus hermanos Agustín y Nicolás.
Al momento de señalar las virtudes del equipo, expresa: «Lo fundamental fue el grupo, siempre Lalo (Fonteiriz, el entrenador) se encarga de formar grupos fuertes y con buena relación, eso ayuda mucho a la hora de entrar a una cancha. Todos somos amigos y tenemos buena relación, nos reímos y divertimos siempre. También tiene que ver el sacrificio y compromiso de todos, desde los técnicos hasta los padres, quienes nos van a alentar todos los partidos, no importa cuán lejos juguemos».
Por su parte, Juan Cruz indica: «Lo del pase fue una cosa nuestra, porque cada vez que el partido está apretado en los finales, Mateo siempre me mira y me hace la seña de sacar rápido. Por eso, apenas nos metieron el gol, lo primero que hice fue mirar a mitad de cancha y justo apareció él en mitad de cancha solo».
En relación a la eliminación dolorosa del año anterior, comenta: «Fue un aprendizaje lo del año pasado; personalmente en esa semifinal ni me imaginaba que perderíamos con San Miguel, aunque ellos llegaron con muchas ganas de llevarse el partido. Este año tuvimos la revancha tanto los u17 como los u19, de primer año porque nos tocó en las dos categorías contra el mismo rival. Por suerte nos llevamos los dos partidos y pudimos acceder a la final».
Juan Cruz cursa el séptimo año de la tecnicatura en la Base Áerea de El Palomar, a punto de recibirse de técnico aeronáutico. Vive en Caseros con sus padres Walter y Analía, su hermano Ulises y su cuñada Iara.
«Me acompañaron a todos los partidos de playoffs, eso fue una de las cosas más importantes para mi y creo que no hubiera sido lo mismo si no estuvieran allí», asegura.
Sobre las cualidades del equipo, detalla: «Tenemos un muy buen perímetro, pero nos falta un poco de tiro de tres, por lo que muchos equipos nos marcan en zona, y eso nos complica. Por eso Lalo siempre insiste en que contra zona lo mejor es rebotear y correr rápido el contraataque, y eso da la mayoría de nuestros puntos. Además lo esencial que tenía este equipo como los u19, eran las ganas de conseguir un logro que nunca se nos había dado, como ser campeones del torneo local».
AFALP puso doblete en el Oeste, en un año inolvidable para sus formativas.
FOTOGRAFÍAS: Romina Paula para Prensa AFALP