La otra cara de la naranja

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Actualizado: enero 4, 2019

El básquet sigue traspasando fronteras, y a pesar de encontrarse en épocas festivas y de receso, esta hermosa actividad continúa generando orgullo. Es que días después de Navidad, los chicos del Merendero La Morocha, de Virrey del Pino, recibieron cajas y bolsas repletas de alimentos, juguetes, bebidas y ropa, recolectadas por medio de un partido solidario organizado entre el Club Atlético Estudiantil Porteño y Claridad Club Social, ambas instituciones afiliadas a FeBAMBA.

El Oeste volvió a ser sede de un nuevo evento solidario, donde la institución de Ramos Mejía recibió, el viernes 21 de diciembre, a su par de Ciudadela con el objetivo de reunir todo tipo de donaciones para que los chicos del Merendero puedan disfrutar las Fiestas de la mejor manera posible. La entrada de Porteño se plagó de paquetes de alimentos y de bolsas de juguetes desde temprano, y ya se denotaba en el público y en los protagonistas que iba a ser una noche de fiesta.

Si bien el partido no fue lo principal, hubo elementos destacables, como la participación de jugadores históricos de ambas instituciones que volvieron a ponerse la camiseta que defendieron años atrás para aportar a la causa, así como el hecho de que Pablo Barrios, quien supo ser campeón de la Liga Nacional, TNA (Liga Argentina) y Torneo Federal, hoy entrenador de formativas en el club local, pueda compartir minutos en el rectángulo junto a su hijo Tato (U15)

El merendero surgió en el 2004, y atiende a los chicos del barrio La Esperanza, del Partido de La Matanza. Los clubes en general son grandes formadores de vínculos de familias, y por efecto contagio se pudo conseguir el apoyo y las donaciones para ayudar a los chicos. Mi papá (Augusto) fue toda la vida de Porteño y era uno de los grandes impulsores de la colaboración con el merendero junto a mi mamá. Cuando él falleció hace dos meses, en seguida el club se puso en contacto con nosotros para organizar este partido, en forma tanto de homenaje como para ayudarnos”, sostuvo Pablo Alioto, uno de los colaboradores y representantes del merendero.

Sin dudas, fue una noche donde las emociones se vivieron a flor de piel, donde la naranja volvió a reunir a dos entidades con el afán de un objetivo en común: ayudar a los que necesitan. Ganó el básquet y sus valores. Al fin y al cabo, el básquet volvió a encontrar dos equipos, pero que esta vez fueron uno.