Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Ezequiel Manzanares es un jugador con un amplio recorrido por los clubes de Buenos Aires y que actualmente se encuentra realizando la pretemporada en Huracán de San Justo, para afrontar el Torneo Federal. El perimetral, que llegó a jugar lo que hoy es la Liga Argentina, aprovechó el período de descanso entre temporadas para darse el gusto de jugar junto a su hermano, Santiago, en Sportivo Haedo y experimentar el Flex de FeBAMBA.
«Mi llegada Haedo se dio porque estaba en el receso y suelo tomarme unas 3 semanas de vacaciones. Después de eso, comencé a entrenarme solo desde lo físico y como mi hermano ya hace varios años juega ahí con amigos y conocidos de Castelar, me empezaron a insistir para que me sume. No estaba convencido, pero al final tuve una charla con Osvaldo Garcias y decidimos que me anote en la lista de buena fe y comenzar esta aventura», contó el jugador surgido de Argentino de Castelar.
La principal razón de su decisión fue la posibilidad de jugar en familia y con amigos: «La verdad que con Santiago no jugábamos juntos desde formativas, y tenia ganas de jugar con él y otro gran amigo, Damian Martin, fue lo que me motivó e incentivó para sumarme», explicó. «La pasamos muy bien. Yo quería aportar desde un lugar distinto dentro de la cancha y no quitarle lugar a otros chicos que venían entrenando desde el verano. Así que prefería jugar algunos minutos y también de esa manera cuidarme para no tener ninguna lesión, ya que era mi prioridad seguir jugando profesionalmente».
Sobre el equipo de Haedo, Manzanares analizó lo que vio del torneo y sus compañeros: «El nivel del torneo la verdad que no lo conocía. En su zona, el equipo terminó invicto y los chicos estaban en un nivel fantástico. Luego, se emparejó al pasar a la fase actual con los otros ganadores. Les tengo mucha fe, son jóvenes que pueden mejorar y pelear contra los mejores. Después, esto es un juego se puede ganar o perder, pero dejan todo en la cancha y la amistad y ese sentido de pertenencia que tienen los hace muy unidos y seguirán juntos sin dudas», agregó.
En cuanto a lo que le dejó esta experiencia, Ezequiel compartió lo que vivió: «Te mentiría si dijera que no hay diferencias con lo profesional. Son dos entrenamientos por semana, sin trabajos físicos y se hace un juego más libre, mientras que más arriba, la exigencia y las responsabilidades ya son otras», comparó. «Me quedo con un grupo bárbaro, que son todos amigos y me hicieron ser parte de eso. Estoy agradecido a ellos y lleguen hasta donde lleguen en el torneo yo voy a estar contento y orgulloso de ellos. En especial de mi hermano al cual me gusta mucho verlo jugar y nos pudimos dar el gusto de haber compartido estos partidos», cerró.