«Me moviliza ser mejor y querer jugar competencias más fuertes»

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Actualizado: abril 1, 2020

Nahuel Sunchesky, jugador de Pedro Echagüe en el Torneo Federal, se sobrepuso a tres operaciones en su rodilla derecha y, tras dos años y medio de una recuperación paulatina, disfruta de volver a las canchas. El ex Deportivo Berazategui, habló de su historia, cómo logró seguir adelante, la clave de volver al club de sus amores para jugar con amigos y la actualidad en el TFB de la institución de Flores.

El camino de Sunchesky no fue fácil. En el 2014 arrancó con una seguidilla de lesiones que lo dejaron un tiempo largo alejado del básquet, pero nunca bajó los brazos: «Jugaba en Echagüe, volvimos del receso y en un entrenamiento me rompo el ligamento cruzado, el anterior y el meñisco de la rodilla derecha. Me operé e hice rehabilitación, sin embargo, al quinto mes, me esguinso, por lo que tuve que esperar tres meses más», explicó. Y continuó: «Jugué el torneo local con Echagüe para ir sumando de a poco, llegamos a la final y en el primer juego me vuelvo a romper los ligamentos. En febrero de 2015 me operé de vuelta aunque la recuperación llevaría entre 8 y 9 meses. Elegí hacerla en Berazategui con una kinesióloga amiga para viajar menos».

Una vez concluida, a pesar de no estar del todo bien, jugó 5 partidos en Deportivo Berazategui. Por el 2016 continuó poniéndose a punto: «En mayo me sentía fuerte y rápido. Volví después de torcerme el tobillo y en una práctica al saltar me vuelvo a romper por tercera vez. Fue muy duro», sostuvo. «Dije ‘esto no tiene arreglo’. Fueron muchos meses de no saber qué hacer. Decidí seguir intentando y buscar otras personas para volver. Encontré un traumatólogo, donde me hice muchos estudios, y en septiembre me volví a operar pero sabiendo que la recuperación iba a tardar más o menos un año y medio», rememoró.

Al año probó pero la rodilla no respondía bien y tenía mucho dolor, así que en el 2018 paró, se compró  elementos de kinesiología para seguir haciendo trabajos en su casa. «Me sirvió para llegar más fuerte al 2019, con la rodilla más fortalecida. Me tomó dos año y medio volver. Si bien empecé con dolores, pude jugar. Fue un proceso largo de combatir con las molestias que tenía, pero pude llegar a finales del 2019 jugando y sintiéndome bien», manifestó.

Con relación a la clave para reponerse afirmó: «Fue la gente que me rodeó: Mi familia, mis amigos, tuve una kinesiologa amiga, Paula Vázquez, que estuvo al lado mio en todo el proceso, me ayudó a llevar la recuperación lentamente y darme confianza». Y agregó: «Trabajé mucho la ansiedad de querer volver a jugar, por lo que tuve que sacarme de la cabeza el básquet, porque cada ejercicio lo hacía pensando que era para volver,  y eso me creó una presión. No me servía, así que tuve que aprender sin a vivir sin eso y a pensar en la recuperación. También aprendí a entender mi cuerpo, a entenderme a mí mismo y a ser paciente. Por más que las cosas se hagan despacio, el objetivo iba a llegar».

Mirando hacia atrás, explicó las sensaciones que le produce todo lo vivido: «Siento alivio, alegría y felicidad. Esa sensación de completar un objetivo, me llena completamente. Después de creer que no iba a volver a jugar nunca más, que tenía que tomarme la vida sin básquet, es muy fuerte. Ahora lo vivo al máximo, si bien no estoy al 100%, volver a jugar es algo increíble».

Actualmente integra el plantel de Echagüe, que está peleando los primeros puestos del TFB, y respecto a al equipo y sus objetivos esbozó: «Si bien no viví todo el proceso, el balance es bueno ya que estamos arriba en la tabla, jugando bien, siendo muy intensos y teniendo buena química. Esto nos dejó la sensación que estamos para grandes cosas, tenemos que seguir entrenando y ponernos fuerte. El objetivo siempre es el ascenso. Tenemos en claro que hay que mejorar. Creo que el equipo se siente bien y se siente con esas expectativas, después el torneo dirá para qué estamos y nosotros también. Es difícil hablar sin saber cómo va a seguir y cuándo va a volver».

En plena época de cuarentena sabe que hay que mantenerse activo y se la rebusca para poder hacerlo: «No tengo lugar para correr y mucho ruido no puedo hacer porque vivo en un departamento, así que se entrena con lo que se puede. Hago sentadillas con un bidón de 20 litros, por ejemplo. Trato de hacer el trabajo más duro dentro de las posibilidades», contó.

El regreso al rectángulo de juego tampoco fue fácil: «Después de tanto tiempo, más que nada tras mi última operación, fue raro porque pasó tanto tiempo y estaba jugando. En el tiempo que no jugué no miré básquet. Solo estaba metido en mi recuperación pero todo el tiempo calmando las ansias que tenía de jugar. Volver fue genial, muy contento y muy tranquilo».

No obstante, también se dio el lujo de vestir nuevamente los colores de la entidad que lo vio crecer, el Deportivo Berazategui, donde en el 2019 se coronó campeón de la Copa de Oro: «Fue la otra clave que me ayudó a mejorar y a seguir recuperándome. Jugar con amigos me dio la tranquilidad de hacer la recuperación con calma. Disfrutar el juego, los entrenamientos, el post partido, las comidas, a mis compañeros y a mis amigos del club,  que son los de toda la vida», dijo. Y agregó: «Me ayudó un montón a llegar a donde estoy hoy, que ya estoy bien, me siento bien, y fue muy importante. Salir campeones fue tremendo. Fue un premio a la paciencia, al trabajo y  estar pendiente a la recuperación, al trabajo que se necesita para que un equipo juegue bien. Fue un año de menor a mayor que se cerró con una alegría enorme. Lo disfruté un montón y no sé si alguna vez disfruté tanto como este».

Para concluir habló acerca de cómo vivió los comienzos de su carrera: «Fue un montón. En uno de los primeros torneos del Federal, me encontré un mundo donde competía con jugadores buenísimos y me puso en un lugar donde tenía mucho para aprender y mejorar. Era un desafío que me encantaba», recordó.

Y cerró: «No sé si soñé el profesionalismo, creo que nunca fue mi meta. En un Provincial, cuando tenia 15 años, me enfrenté a jugadores como Nico Lauría, Facundo Piñeiro y fue la primera vez que me propuse y desee ser mejor. Fue lo que siempre me llevó a seguir entrenando y querer jugar competencias cada vez más fuertes. Eso es lo que me moviliza. No me interesa que me dé dinero el básquet, sino dedicarle tiempo para mejorar y competir con los mejores. Es lo que busco siempre».

Fotos: Pau Gorini – PG Gráfica