Pinocho e Independiente definen la Liga Metropolitana 2025

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Actualizado: diciembre 12, 2025

La Final de la Liga Metropolitana, este Sábado 13 de Diciembre a las 20hs en Obras Sanitarias, pondrá frente a frente a un aspirante con impulso arrollador y a un campeón que intenta sostener su dominio en el máximo nivel de FeBAMBA. El conjunto de Villa Urquiza aterriza en la final después de exhibir un funcionamiento sólido y una capacidad determinante para responder en momentos críticos, mientras que el Rojo de Avellaneda llega con el aval de sus campañas recientes y la búsqueda del bicampeonato.

Pinocho llega a la Final de la Liga Metropolitana 2025 con el peso de un recorrido dominante y sostenido, respaldado por cifras que lo colocan, sin discusión, entre los equipos más sólidos y regulares de toda la competencia. Su campaña no admite dobles lecturas: hilvanó triunfos en fila ante Presidente Derqui (2-0), Sportivo Pilar (2-0) y River Plate (2-1) para abrirse paso hacia la definición del torneo, y lo hizo con una identidad de juego marcada, confiable y de alto impacto. A ese recorrido en Playoffs se le suma un contundente récord de 17-1 en la Zona B de la Fase Regular, un registro que explica buena parte de la confianza y el envión competitivo con el que llega a su primera final metropolitana.

El equipo de Villa Urquiza no solo ganó, sino que arrasó estadísticamente. Es el conjunto más anotador de toda la competencia con un promedio de 85.4 puntos por partido, el de mayor valoración colectiva con 100.9 de media, el segundo más rebotero con 43 tableros por encuentro, el tercero más asistidor con 17.8 asistencias, y uno de los que mejor protegen el aro, ubicándose cuarto en tapas con 2.4 bloqueos por partido. Además, es el equipo que más tiros libres convirtió en el torneo con un 67%, el tercero que más dobles anotó (543 de 1028, un 52%) y el tercero que más triples convirtió (225 de 622, un 36%). Todo esto describe a un combinado que juega bien, domina en múltiples aspectos del juego, controla ritmos, castiga errores y sostiene un volumen ofensivo difícil de igualar.

El récord global lo confirma: 23 victorias y apenas 2 derrotas en toda la temporada, con solo una caída como local en Fase Regular y otra como visitante durante los Playoffs. Un desempeño que se apoya en la experiencia reciente: el año pasado quedó eliminado en la Final de Conferencia ante River Plate, una herida que hoy se resignifica como motor de una campaña firme, madura y claramente enfocada.

A nivel individual, Pinocho encuentra en sus fichas mayores el núcleo competitivo que explica buena parte de su supremacía. Sebastián Figueroa, con 13.9 puntos, 6 rebotes y 1.8 asistencias, aporta regularidad y volumen ofensivo; Matías Von Schmeling, con 11.4 puntos y 9.4 rebotes, sostiene el eje físico y defensivo del equipo; Nicolás Stanic, dueño del ritmo y la inteligencia colectiva, firma 12 puntos, un extraordinario 45.6% en triples, 4.4 rebotes, 3.5 asistencias y 1.1 robos; Juan Baquero, uno de los jugadores más determinantes del torneo, promedia 17.9 puntos, 8.8 rebotes, 2.2 asistencias y 1.2 robos; mientras que Francisco Gaytán, un verdadero motor en ambos costados, aporta 14.3 puntos, 5.4 rebotes, 5.2 asistencias y 1.4 robos.

El soporte de la nueva generación también es fundamental. Joaquín Taboh, con 9.7 puntos y 40.5% en triples, se transformó en un recurso imprescindible para los momentos calientes; Santino Bracci, con 4.2 puntos, 3.2 rebotes y 2.1 asistencias, suma versatilidad e intensidad; y Carlos Iglesias, con 3.1 puntos y 3.3 rebotes, garantiza energía en cada ingreso.

El ascenso deportivo de Pinocho es tan sostenido como evidente. Su estructura combina jerarquía experimentada, juventud atrevida y una construcción táctica que logró afianzarse partido a partido, incluso ante rivales de mayor recorrido en estas instancias. Tras quedar a las puertas de la Final la temporada pasada, el equipo dio un salto cualitativo en madurez competitiva, resolvió series exigentes y, sobre todo, encontró respuestas en los momentos más friccionales, esos donde se prueba de verdad el calibre de un candidato.

El resultado es un equipo que llega a la Final no solo por méritos estadísticos, sino por convicción, carácter colectivo y una línea de juego que se mantuvo firme desde la primera fecha. Para Pinocho, esta final no es un premio inesperado, es la consecuencia directa de una temporada excepcional. Y ahora, con la oportunidad de conquistar el título por primera vez, el desafío será validar su dominio ante un Independiente acostumbrado a estas alturas y especialista en partidos de alto voltaje.

Independiente regresa a la instancia decisiva de la Liga Metropolitana con la autoridad de un equipo que conoce el camino y que, lejos de relajarse tras el título de la temporada pasada frente a River Plate, volvió a construir otro recorrido sólido y competitivo. Su llegada a la Final no fue casualidad: se abrió paso en una postemporada exigente, en la que superó a Estudiantil Porteño por 2-1, barrió a Alejandro Korn 2-0 y finalmente se impuso 2-1 ante San Miguel en una serie intensa, marcada por la paridad y el carácter. Ese trayecto reafirmó el espíritu del conjunto de Avellaneda, acostumbrado a convivir con la presión y a responder cuando el margen de error es mínimo. A ello se sumó un registro contundente en la Fase Regular, donde cerró con un récord de 15-3 en la Zona C, escalando desde el rendimiento sostenido más que desde los destellos individuales.

El corazón del juego de Independiente se explica en su núcleo de fichas mayores, un grupo experimentado que ofrece puntos, oficio y presencia en ambos costados de la cancha. Martín Trímboli aportó regularidad y amenaza exterior, con 11.1 puntos y un 38.2% en triples, además de 4.5 rebotes y 1.8 asistencias, configurándose como un arma constante. Mauro Franchino fue uno de los pilares silenciosos pero determinantes con 10.5 puntos y 39.4% en triples, 10.3 rebotes, 2 asistencias y 2 robos por juego, firmando una de las planillas más completas del plantel. Juan Pablo Lancieri reforzó el andamiaje colectivo desde su polivalencia, con 8 puntos, 8.2 rebotes, 4.2 asistencias y 2 robos; mientras que Tomás Gómez Colloca sumó 11.4 puntos, 6.3 rebotes y 1.7 asistencias, aportando intensidad y versatilidad. Iván Antoniuk, con 11.4 puntos y un notable 57.2% en tiros de dos puntos, además de 5.7 rebotes, añadió eficiencia interior, y David Schargorodosky completó un rotación sólida de mayores con 13.6 puntos, 3.3 rebotes, 3.1 asistencias y 1.1 robos, ofreciendo lectura, gol y conducción en momentos determinantes.

A esta base experimentada se sumó el aporte de los jóvenes, un aspecto que se volvió diferencial a lo largo del torneo. Tomás Celli sostuvo promedios de 12.9 puntos, 2.5 rebotes y 2.3 asistencias, consolidándose como una de las fichas U21 más productivas del torneo. Nicolás Waszczuk complementó desde su energía y capacidad de rol, con 5.8 puntos, 3.4 rebotes, 2 asistencias y 1 robo, lo que permitió al equipo sostener intensidad y recambio sin perder estructura táctica.

Estadísticamente, Independiente presenta un perfil competitivo equilibrado y eficiente. Se ubica como el quinto equipo más anotador del torneo, con 75 puntos por partido, y también como el quinto en valoración, con un promedio colectivo de 84.4. Su presencia física en los tableros lo posiciona sexto en rebotes, con 39.7 por encuentro, mientras que su circulación ofensiva lo lleva a ser el quinto más asistidor, con 16.3 por juego. En el costado defensivo, aparece como el quinto en robos, con 8.3 de promedio, lo que refleja una identidad activa, agresiva y orientada a forzar pérdidas. En cuanto a la eficacia, es el octavo equipo que más tiros libres convierte (64% colectivo), el quinto que más dobles anota (524 de 1026, un 51%) y el décimo en triples convertidos (197 de 644, un 30%).

El registro global de Independiente durante toda la campaña se sostiene en 21 victorias y 5 derrotas, con dos caídas como local, una en Fase Regular y otra en Playoffs, y tres como visitante, dos en Fase Regular y una en Playoffs, números que ratifican su competitividad en cualquier escenario. La combinación de oficio veterano, un plantel profundo, estadísticas estables y la experiencia reciente de haberse coronado en la Final del año pasado posicionan al Rojo nuevamente como un contendiente que no necesita presentación a la hora de disputar un título.

Independiente llega a la definición con la memoria fresca de lo que implica ganar una Final y con la estructura deportiva para volver a hacerlo. Su campaña habla de consistencia, su estilo habla de madurez y su historia reciente lo ubica, otra vez, frente a la oportunidad de sostenerse en lo más alto del básquet metropolitano.

Sin dudas nos espera una Final apasionante, con dos equipos que llegan en plenitud y con argumentos sólidos para soñar con el título. Pinocho arriba con el impulso de una temporada dominante; Independiente, respaldado por la jerarquía del campeón vigente. Un duelo de estilos, de carácter y de recorridos que promete estar a la altura de lo mejor que ofrece la Liga Metropolitana.