Balance y desafíos de Estudiantil Porteño

Por
Actualizado: enero 6, 2015

Juan Ignacio González hace una pausa en estos días de descanso junto a su esposa Cecilia y las hijas de ambos, Julieta, de 5 años y Carolina, de apenas un añito y medio, para charlar acerca de la temporada que pasó, no sólo como entrenador del plantel superior de Estudiantil Porteño, sino además en su primera experiencia como head coach de un seleccionado (U-19 de FeBAMBA).

La confitería enclavada en una esquina frente a la estación de trenes en San Antonio de Padua es el lugar elegido para conversar, territorio donde es local, debido que a pocas cuadras está el club Casa, donde llegó desde muy chico permaneciendo hasta 2012 cuando decidió buscar otros horizontes.

Precisamente por esos días la institución de Ramos Mejía consideró dar un golpe de timón en la conducción de la primera, tras estar al borde del descenso en un juego contra Sportivo Ballester, y con un contacto en común, dirigencia y entrenador se reunieron, llegando a un acuerdo.

Una primera temporada en la B llegando hasta cuartos de final y un 2014 aprovechando al máximo las reestructuraciones que lo depositaron en el Nivel 1 – ganando cómodamente su conferencia – y siendo protagonista en el Prefederal.

Luego de eliminar a UNLaM, River y Colegiales, llegó Geba en semifinales, quedando a un paso de la anhelada final luego de un segundo juego infartante. Con esa referencia comienza la charla.

¿Todavía duele haber estado tan cerca?
– La verdad que sí. Nos habíamos planteado como grupo tratar de superar los cuartos de final del año pasado y creo que lograrlo nos jugó un poco en contra, ya que la primer semifinal no la encaramos psicológicamente a full. Creo que pudimos hacer un poquito más de lo que hicimos; en nuestra casa jugamos un primer tiempo muy malo, quedando 20 puntos abajo. Luego nos pusimos a seis pero despilfarramos ocasiones y ya se nos hizo complicado dar vuelta la situación. El segundo partido fue acorde a cómo lo esperábamos, palo y palo con un tanteador más bajo en los primeros veinte minutos; pero con unos fallos personales y arbitrales el final era para cualquiera…y terminó quedando para ellos.

¿Ese primer tiempo tiene similitudes con el segundo tiempo ante Los Indios por el Prefederal?
– Quizás, aunque contra Los Indios hay algo que no debe soslayarse y es la actuación determinante de Paco (Festa); nosotros teníamos bien controlados a los Podestá, Canzutti y Fidalgo pero Paco rompe el molde del encuentro con tres triples de 9 metros, con defensa arriba, la mano encima y creo que ahí, cuando un jugador de jerarquía saca la chapa, se hace difícil hacer algo. Con respecto a las similitudes que mencionás con Geba, la diferencia radica en los numerosos errores cometidos. Nuestro juego de extra pase, defensa aguerrida y el poco score en nuestro aro no funcionó en absoluto y lo terminamos pagando. Nuestra defensa no fue férrea, seguramente por la relajación mencionada debido a los benditos cuartos de final que en el club ya eran una obsesión. Las finales son ásperas y duras, de juego friccionado, tanteadores cortos, y nosotros no hicimos nada en ese momento para ganarla.

De todos modos y a pesar del dolor, no deja de ser un gran torneo. Si a principios de año te decían que iban a llegar a semis…
– ¡Firmaba enseguida! Cuando hacía la reflexión final con el grupo, nosotros más allá del resultado buscábamos otras cosas que reforzaran el sabor dulce de lo que teníamos: la proyección de los chicos, poder brindarles muchos minutos, hacerlos sentir determinantes dentro del equipo, haber separado dos planteles para competencias distintas y que ambos jugaran a lo mismo, y que durante dos meses tener la punta del Prefederal y Capital. Esos pequeños logros trajeron mucha satisfacción, más allá de perder las semis y quedarse con ese sinsabor, luego del duelo le sacaba muchas más cosas positivas que negativas al balance final, el cual considero muy satisfactorio.

El gran año de los pibes permitió participar con buen suceso.
– Totalmente. No me olvido que en cierto momento no sabíamos en qué día estábamos, ya que jugábamos miércoles, domingo y miércoles, y no se sintió jamás la rotación, porque siempre aparecía un juvenil o un cadete, por lo que nunca pasamos sobresaltos e incluso pudimos suplir las ausencias por lesión. Eso se produjo por el gran torneo que jugaron los chicos.

¿Cuáles consideras que fueron los puntos altos en el año?
– Indudablemente el partido contra Náutico Hacoaj fue de gran nivel debido a la jerarquía del rival; Alzaga, Luchansky, Glinberg, Ríos, Rabdel (Hechabarria) son jugadores de mucha calidad, y pudimos vencerlos desplegando un gran juego. Y el otro fue en Alem, donde fuimos con bajas importantes (Sánchez, Damelli y Rodríguez); sin embargo, los pibes jugaron de manera espectacular. Allí supe que si no le pifiaba en las rotaciones, íbamos a ganar la conferencia y llegar a la final. Nos faltó un sólo paso…

Contra Geba enfrentaste a un jugador que dirigiste en la U19 de FeBAMBA, Mateo Urretavizcaya, quien jugó unas series finales fantásticas.
– Mateo fue una apuesta que hicimos junto a mi asistente Andrés García (flamante DT de Ramos Mejía LHC), un juvenil de primer año con unas características que considerábamos necesarias para el equipo. Fue una situación atípica porque tuvimos poco tiempo en el armado del mismo, por lo que hicimos cortes que nos parecía y no pudimos entregarles las chances a otros chicos. Fuimos para adelante en un barco con olas en el medio, aprovechamos al máximo el tiempo allá en Córdoba para hacer un grupo, lo cual sostengo es lo primordial, potenciado en que varios de ellos ya compiten en Liga y TNA, por lo que debe saberse trabajar sus egos, mucho más si enfrente hay alguien que recién conocen. La realidad es que teníamos plantel para campeonar, pero no pudimos sacarle más jugo porque agarramos los conceptos tácticos, tanto defensivos como ofensivos entre pinzas; pensá que cinco días no te pueden alcanzar para nada. Salimos terceros por puro mérito de ellos ya que colectivamente no pudimos trabajar mucho. Mi gran espina es haber entrado con tan poca edad a una selección U19 de Capital y no haberlo trabajado como a mí me hubiera gustado.

Las vallas están altas para Porteño a partir de lo conseguido en 2014, ¿con qué objetivos a trazar dejaste por sentado con la dirigencia con respecto al 2015?
– Queremos repetir la conferencia. Este año será muchísimo más dura, con equipos que se formarán mucho mejor; Los Indios, Morón, UNLaM, Crovara mismo que con la misma base será bravo. Aún así apuntaremos a ganar el Oeste otra vez, si bien el objetivo principal será el de hace tres años, seguir formando a los chicos con el fin de brindarles mayor participación en Primera. Con respecto al Prefederal, me reuní con la dirigencia para ver con qué propósito lo encaramos; cuando me dijeron que de obtener el pasaporte al Torneo Federal no tienen miedo de poner la estructura institucional y edilicia, ya que hay muchas ganas de progresar, me puse contento y comencé a armar en mi cabeza el equipo que quiero, con jugadores de Liga que obviamente no pueden confirmar nada pero tienen muchas ganas de jugar un torneo de jerarquía, que será espectacular. Si tenemos la suerte de contratar a quienes tengo en mente, sumados a lo que ya están, no vamos a envidiar a nadie. No haremos papelones y seguramente le mojaremos la oreja a alguno.

Hombre nacido en una casa donde se respira básquet- su abuelo Carlos fue uno de los socios fundadores de Peñarol de Mar del Plata-, piensa la respuesta cuando se le pregunta cuáles serían las condiciones ideales en el momento que se marche del club que lo cobijó como un hijo dilecto.

Finalmente, tras afirmar que no está en sus planes esa hipótesis, dice: “Realmente aquí me tratan como en mi casa, me siento muy querido y valorado; ojalá pueda regalarle a ellos un poco de mi trabajo y pasión, mostrarle el camino a los más chicos que, con esfuerzo y dedicación, pueden posicionarse donde ellos quieran. Si algún día me voy quisiera que me recordarán cómo un tipo que jamás le escatimó al trabajo, que siempre me manejé con pautas claras y, sobre todo, que por delante mío y el equipo, está el club”

Juani González, conductor de un Estudiantil Porteño que tras una gran temporada en la División de Honor tras muchos años ausente, buscará revalidarla.

Por Luis Desimone – Prensa FEBAMBA.