«Si perdíamos no volvía a picar una pelota de básquet»

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Actualizado: enero 12, 2015

Los U 19 de Institución Sarmiento ganaron invictos la Conferencia Oeste, y con ese logro cerraron una herida abierta en 2012 que les dejó una gran enseñanza a un grupo de amigos.

“Teníamos un invicto de 28 partidos, y cuando empezaron los cruces de playoffs subestimamos a nuestro rival (San Andrés), nos sentimos campeones antes de jugar, y nos costó quedar eliminados. Encima en el segundo cuarto nos expulsan a Facundo, nuestro tirador, y ello llevó a que el clima fuese caldeándose, hasta que faltando minuto y medio para terminar el encuentro se suspendió por problemas en la tribuna».

«Perdíamos por un solo punto, y la semana siguiente volvimos a jugar ese tiempo restante, sin público; no pudimos revertir el resultado, y eso fue una espina muy dolorosa, que solamente saliendo campeones íbamos a poder eliminar. Por suerte este año no caímos en el mismo error y pudimos festejar algo que buscábamos desde los nueve años”.

Lucas Clerc y Leonel Condés son quienes rememoran aquel 2012, en cadetes, cuando el sentido de superioridad les jugó una mala pasada, e Institución Sarmiento cayó ante los de Malaver, perdiendo la chance de consagrarse campeones con la camiseta del club que los cobijó desde que tenían 5 y 9 años, respectivamente. Tras un primer año en juveniles como adaptación, el 2014 lo encararon con la obligación grupal de saber que era la única y última oportunidad de terminar el ciclo en formativas ganando un campeonato.

Aquella caída ante San Andrés fue la génesis donde se incubaron los deseos de revancha personal y colectiva, de un grupo integrado además de Lucas y Leonel, también formaron parte del equipo Facundo Gorkiewick, Ignacio Aguilera, Emmanuel Alfano, Facundo Sabugal, Sebastián Gratz, Joel Vianello y Matías Brodsky, quienes fueron formados desde Premini por una eminencia de la institución de Santos Lugares, Mariano Soljacic.

Sabiendo que tenían materia prima para aspirar a lograr el objetivo, iniciaron la temporada “metiendo pilas, lo mejor de cada uno en los entrenamientos y partidos. El campeonato arrancó bien, superando a nuestros rivales por una diferencia abultada; creo que la experiencia mencionada antes nos hizo madurar y entender que no podíamos permitirnos subestimar a nadie, y la mejor manera de respetar al de enfrente era hacerle cien puntos si estaba la posibilidad. Uno de los méritos que tuvimos fue nunca entrar relajados durante todo el año; si la situación indicaba que la distancia era amplia, lo aprovechábamos  en practicar los sistemas diseñados por nuestro entrenador en la semana, con el fin de prepararnos al instante que llegasen los choques duros”, cuentan al unísono Lucas – su padre Sebastián jugó en el club donde conoció a una joven llamada Daniela, quien ensayaba danzas folklóricas, y de esa relación nació este escolta con buena capacidad de tiro externo -.

Leonel es hijo de Daniel y Paola, hermano mayor de Aldana, inicialmente alero, pero como él mismo define “en el equipo faltaban internos, y a mi me gusta el roce, hablarle a los rivales, hacerle sentir al contrario que estoy en la zona pintada”, fue mutando a un 4 aguerrido.

Los choques duros finalmente llegaron tras un invicto de 26 encuentros. GEI y club Morón fueron superados en diferentes circunstancias, y la anhelada final contra Nolting en Crovára los depositó a un solo juego de sacarse el estigma instalado en sus corazones dos años atrás.

“Unos días antes de iniciar los playoffs, nos juntamos una noche en la plaza de Santos Lugares donde la mayoría nos criamos, y allí nos juramentamos  no volver a deshechar otra posibilidad de retirarnos como formativas de Sarmiento sin un campeonato; nos comprometimos uno por uno que dejaríamos hasta la última gota de sudor, y el máximo de nuestra concentración. Coincidimos que no existiría nunca más una chance de conseguir algo como grupo de amigos e hinchas. Porque antes que jugadores, somos hinchas de Sarmiento, y esa pasión debíamos trasladarla a la cancha, jugar con todo el amor que sentimos por nuestro club. Era el último esfuerzo, nos debíamos ser campeones para retirarnos en paz. De no haberlo logrado, lo hubiéramos sentido como un fracaso”.

Esa final con Nolting trasladó ese compromiso al rectángulo: “entramos como si estuviéramos 20 puntos abajo, fue el mejor partido de nuestras vidas; defendimos muy cabrón, con mucha intensidad, pensando cada ataque, sin irnos de la cabeza. Eso hizo que faltando dos minutos estuviéramos 30 arriba; en ese momento el técnico (Daniel Malvicini) hizo ingresar a los cadetes, lo cual nos pareció buenísimo, porque nos acompañaron todo el año, y en cierto modo son los que toman la posta que dejamos quienes vestimos esa camiseta por última vez. Cuando concluyó, la cuenta pendiente que teníamos quedó sepultada”.

Si bien la alegría resultó inmensa, el sistema de competencia estipulado este año por FEBAMBA indicó que los cuatro ganadores de conferencias disputaran un Final Four con el fin de determinar al campeón de la categoría. Y el sorteo puso a Pedro Echague B como contrincante de semifinales.

“Ni remotamente soñábamos sacar esa diferencia ante un club con tanta historia en el primer tiempo (36-9); quizás notamos cierta suficiencia en ellos al momento del calentamiento previo, pero nosotros estábamos muy concentrados en el juego, no sabíamos nada del rival, así que nos mentalizamos en hacer un buen papel y ganar, obviamente. Cuando nos alejamos en el tanteador, se fueron de partido, y bueno, quedó inconcluso, sabiendo que ya estábamos en la final contra Platense”.

Una final que aún no está resuelto cuando jugarse. Pero ellos ya están aliviados, en sus vidas van a poder decir que antes de pasar a edad de primera, pudieron darle al club que los vio nacer un título.

Cuando se les pregunta que habría sucedido si ese campeonato no llegaba, Lucas, quien estudia Administración de Empresas en la UNTREF de Caseros, es terminante: “dejaba de jugar al básquet ahí mismo, no volvía a tocar una pelota en mi vida. No me habría bancado otra decepción tan dura”. Su amigo Leonel, quien egresó en la base aérea de El Palomar como Técnico Aeronáutico y este año comienza sus estudios de Ingeniería Ferroviaria en la UTN de Haedo, no es tan tajante: “me habría sentido defraudado conmigo mismo, pero sin dudas buscaría revancha”.

Tan fundamental resultaba ese deseo de campeonar, que una vez logrado, no tienen en su horizonte la seguridad de continuar jugando. Lucas por la prioridad de sus estudios, y Leonel por una posibilidad de jugar al fútbol en J.J Urquiza. “Aunque me motiva saber que algunos mayores que pasaron por el club años anteriores ya manifestaron el deseo de volver, y con ellos aprendería mucho», cuenta Clerc.

Fanáticos de Peñarol de Mar del Plata en la Liga Nacional, cuentan entusiasmados su amor por los colores de Insitución Sarmiento, “fuimos una noche a Lanús con las camisetas de Sarmiento y las hicimos firmar por todo el plantel Milrayitas, incluído el Oveja Hernández». Y cuando se les menciona sobre la NBA, ambos coinciden para elegir a Oklahoma City Thunder con la mega estrella Kevin Durant.

Terminaron el 2014 con la tranquilidad de enterrar aquel doloroso cotejo ante San Andrés, y entendiendo que el básquet, como la vida misma, siempre da revancha.