Hitos FeBAMBA: el ascenso de Obras a la Liga Nacional en 1996

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Actualizado: abril 2, 2020

Obras es uno de los indiscutidos clubes históricos del básquetbol argentino, mérito que ostenta desde años antes de la creación de la Liga Nacional en 1985. Sin embargo, para llegar a la máxima categoría necesitó de algo más que historia. Para llegar a la élite, debieron consagrarse en el férreo Torneo Nacional de Ascenso (actual Liga Argentina). Se necesitó de un equipo de guerreros, que pese al mal momento económico del club, fueran capaces de dejarlo todo por llevar al rockero hacia la gloria.

Ya lo habían intentado sin resultados en la temporada 94/95, cuando fueron eliminados por Luz y Fuerza de Posadas, en semifinales. Al año siguiente, se armó un equipo joven, con Fernando Duró al mando del cuerpo técnico, acompañado por Bernardo Murphy y De Negri. La dupla perimetral estaba compuesta por Ezequiel ‘el Negro’ Lamas, ahora kinesiologo del plantel de LNB, y Leonardo Diebold. En la pintura, la tenaz pareja de internos conformada por Dennis Still y Diego Ricci, quienes ponían toda su integridad para proteger el aro. También estaban los hermanos Masieri (Luciano y Leandro), los Raffaeli (Sebastián y Lucas), ‘el Gringo’ Maretto, ‘Pichi’ Coima, Andrés García y Marcelo Mangiacavalli. Esos fueron los 12 aurinegros que batallaron ante los mejores y trajeron el merecido ascenso, en momentos donde la institución no podía ofrecer grandes sueldos, ni mucho menos invertir fuerte en la disciplina, como otros equipos de la competencia.

“Aquel equipo primero defendía, después pensaba en el ataque”, dijo Ricci, participe de aquella historia. “Estábamos mentalizados en que nos iba a ir bien”, agregó. El TNA no era un torneo sencillo. El candidato al título, en un principio, era Estudiantes de Olavarría, equipo que se reforzó con jugadores dignos de Liga Nacional. Ben Hur de Rafaela, Echagüe, Independiente de Neuquén, La Unión de Colón, Belgrano de San Nicolás, eran sólo algunos de los aspirantes al título. Aún así, los de Núñez lograron quedarse con la primera ubicación de la fase regular, y accedieron a los playoffs con ventaja de localía.

La prueba mayor para ese gran equipo se dio nuevamente en semifinales, esta vez ante Belgrano, en San Nicolás. Obras estaba entre la espada y la pared, con una desventaja de 1-2. Si bien el partido parecía dominado por el elenco de Duró, los nicoleños igualaron el tanteador de manera agónica. Obras necesitaba anotar para empatar la serie y definir en casa. Con tres segundos por jugar, y tras sacar del fondo, la pelota llegó a manos de Diebold, quien se sacó de encima a un contrario, con una finta, y embocó el tiro del triunfo que desató la locura en el banco visitante, ante una multitud de fanáticos de Belgrano que miraban estupefactos. Esa prueba significó un envión anímico importante para el equipo, que ganó el quinto en el Templo del Rock, y accedió a las finales.

Allí, esperaba nada menos que Estudiantes de Olavarría. Se había creado una especie de rivalidad entre ambos conjuntos durante la fase regular, en la que acabaron como uno y dos en la tabla de posiciones. El duelo comenzó en Capital Federal, ya que el Rockero fue el mejor ubicado. De manera inesperada, Estudiantes se adjudicó el primer juego por 76-73. La reacción de Obras no se hizo esperar, e igualaron la eliminatoria en uno, al vencer por 89-80 en el segundo.

Llegó la hora de visitar el durísimo Parque Guerrero, donde más de 12 mil olavarrienses se ilusionaban con ganar los dos de local, y adjudicarse el campeonato. Nada estuvo más lejos de suceder. La fortaleza mental de los de Núñez fue una garantía en ambos encuentros. El rockero se impuso en el tercero, 74-69, y creció en confianza. En el cuarto, dominaron durante todo momento, y no le dieron chance alguna a sus contrincantes.

Obras se consagró en Olavarría, en un ambiente hostil, donde los jugadores dieron su mayor muestra de carácter. Los lazos que unieron a ese grupo se mantienen hasta el día de hoy, cada vez que los campeones del TNA de 1996 se reúnen a recordar su hazaña.