Ariana, jugadora de los U12 de Nolting

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Actualizado: julio 10, 2016

Nolting, como la mayoría de los clubes, trabaja a pulmón con el fin de acrecentar su base piramidal: las categorías más pequeñas, que arrancan en la escuelita hasta los Minis. En la actualidad, alrededor de 45 niños menores a los 13 años practican básquet en la entidad afincada en Ciudadela; allí, bajo la atenta mirada y enseñanza de los profesores Javier Trímboli y Rodrigo Remedi (quien llegó esta temporada luego de trabajar en Ramos Mejía), entrenan martes y jueves, y difrutan de un 2016 donde les toca participar en el Nivel 1 de la Conferencia Oeste, tras haber logrado el ascenso el año anterior.

Como particularidad, los U12 poseen en sus filas a dos niñas, una de las cuales es Ariana Castellanos. Esta niña, nacida el 8 de enero de 2004, es una de las atracciones, simplemente por el hecho de formar parte del equipo de varones, ya que por el momento, el club con sede en la Calle Alianza al 300, no posee formativas femeninas. Junto a Marianella Magnetti (hermana menor de dos jugadores en la institución), disfruta poder calzarse la camiseta roja y blanca y cada sábado enfrentarse a los rivales de la zona.

Llegó allí hace un año y medio, luego de probar con el vóley en Vélez y tras una temporada inmersa en la práctica de trapecios y telas.

«Venía con mi mamá Any cada sábado para acompañar a mi hermano (Maximiliano, jugador U17) y conocí a Marianella, que también venía a ver a sus hermanos. Nos hicimos amigas, y me invitaron a jugar», dice esta muñequita de pelo azabache y ojos vivaces. Aceptó sumarse, y de aquel primer entrenamiento, recuerda cuando «nos acomodamos en el círculo central y nos presentamos de manera individual, diciendo nuestros nombres». Luego, un trabajo de fundamentos entretenidos, donde el juego de la mancha mandaba a quien perdía la pelota a intentar recuperarla.

«Ese primer día sentí que al ser la única chica, los varones venían con otra actitud. Prácticamente no tuve la pelota en mis manos más de cinco segundos», dice con una sonrisa con mezcla de resignación, mientras con los dedos de su mano derecha se acomoda incesantemente una de sus trenzas. La pregunta vira en torno si cuando notó eso volvió a su casa desanimada o sin ganas de volver. «No, para nada, enseguida sentí que el básquet me gustaba, y jamás dejé de venir».

Ese primer día lo había pasado con los U13; cuando retornó, el entrenador la puso con los Minis, chicos más acordes a su edad, y allí se sintió enseguida a gusto, y los nombra porque además de compañeros, son sus amigos del Club:Gonzalo, Benicio, Liam, Tomás. Y Marianella, por lo que al no ser la única chica ya le daba también la comodidad de no ser la única.

«Mi primer partido fue contra Centro Español de locales; encima, apenas comenzó me pasaron la pelota, lancé y convertí», dice con una risa plena, franca, y allí es cuando deja exhibir unos coloridos brackets que usa desde hace cuatro meses. Su entusiasmo y creciente amor por este deporte la llevó a entrenar de lunes a viernes. Y tras esos cotejos con los Minis, el debut con los U13.

«Fue en Midland; recuerdo que había un chico que solo se dedicaba a marcarme. Si mi entrenador (Trímboli) me sacaba, el técnico rival lo sacaba. Y apenas entraba, él también…. Lo mejor de esa tarde, fue que les ganamos en su cancha», recuerda esta estudiante de primer año del Instituto French, en Ramos Mejía.

El 2016 comenzó con un técnico que apenas comenzada la temporada se fue, y llegó Remedi. «Cuando lo presentaron, lo primero que pensé, era en su parecido con Marley». Nuevamente risas al rememorar ese instante y relacionarlo con el conductor televisivo a quien  es su entrenador, y quien sentado en la mesa, la define como «muy buena jugadora, es temperamental, y te dice las cosas de frente». Ese temperamento la ha llevado a enojarse en algunos partidos, y es allí donde Rodrigo opta por el reemplazo, y cuando le bajaron las pulsaciones, retornar al rectángulo.

«Me molesto cuando paso mal la pelota, y si bien me pasa cada vez menos eso de enojarme, debo seguir aprendiendo», reconoce.

La semana anterior Nolting jugó el clásico contra su vecino Claridad y si bien perdieron, reconoce que fue el mejor partido del equipo. «Mejoramos, jugamos como un equipo, y por eso nos fuimos tranquilos, a pesar de la derrota».

Ariana, a pesar de sus escasos 12 años, quiere seguir vinculada al básquet, y ya sufre de antemano porque al no haber inferiores femeninas en la entidad, el próximo año deberá emigrar a otro lugar para seguir desarrollando sus talentos y pasión por este deporte.

«Soy de Nolting, y acá encontré el lugar donde me siento feliz, pero me encanta jugar y ya veré donde seguiré», dice con la misma firmeza que mira a través de sus ojazos.

El Club de Ciudadela sigue con la premisa de fortalecer sus categorías más chicas, y dentro de ese trabajo sostenido y encomiable, presenta en sus U12 un equipo mixto que aprende día a día a amar el básquet. Y Ariana es parte de ese entusiasta grupo.