Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Este fin de semana será el momento de la fiesta máxima del Minibásquet, con su 43° Encuentro Argentino, cuya fiesta central será en la cancha de Platense.
Tantos años han incubado cientos, miles de historias que se perpetúan en el tiempo, en nombre de amistades férreas e inquebrantables. Tal es el caso de Sebastián Arbillaga e Ignacio Narvaja, nacidos en 1975 y con los primeros pasos picando una pelota en el club Banco Nación.
Actualmente, ambos pertenecen a los equipos del maxibásquet +35 de Platense y Obras, respectivamente, donde participan con el mismo entusiasmo que en aquellas épocas llenas de sueños
“Empecé a jugar a los 3 años, hice todas las divisiones desde escuelita con mi primer entrenador, Beto Paternostro y estuve allí hasta la primera división”, cuenta Sebastián al comienzo de la charla; tras esos años, formó parte de los planteles de Pedro Echague, Vélez Sársfield, entre otros.
Por su parte, Ignacio dice:
“A los 6 años comencé a jugar en la escuelita pero fue a los 8 cuando elegí el básquet definitivamente. Vivía en Flores a una hora en colectivo. Gastón Trejo mi compañero y vecino muchas veces me llevaba a casa y me la hacía más fácil.”
Ignacio jugó hasta los 22 años jugó en Banco Nación, y después de un año en Unión Vecinal de Munro comenzó a jugar en su barrio, en el Club Villa Mitre, para continuar luego en Echagüe.
Fue allí, en Flores donde se reencontraron, se hicieron de un par de títulos en la institución ubicada en la calle Portela, además obviamente, de compartir muy buenos momentos.
“En los equipos que jugué la figura era reemplazada por el equipo, y éste estaba conformado por grandes personas que en la mayoría de los casos se convirtieron en grandes amigos. Esa es sin dudas la parte más linda del básquet y la que más rescato”, expresa Sebastián; sin embargo Nacho refiere :“la figura en el equipo es Seba Arbillaga, adversario como pocos”, añade entre risas.
Sebastián tiene 3 hijos, Franco (9), Facundo (6) y Fede (3); el mayor sigue los pasos de su papá. Se le pregunta cómo vivió el primer cotejo de su vástago.
“Fue muy especial, me vinieron a la mente muchos recuerdos de mi infancia en el club, empecé a jugar gracias a mi papá que también jugó al básquet…la historia se repite.”
Por su parte, Ignacio comenzó su carrera como monitor a los 15 años con minibásquet y fue creciendo con sus dirigidos en un recorrido profesional que lleva ya 26 años.
“Empecé a los 15 años de monitor en el club. A los 20 era Técnico mayor de los minis; luego dirigí en Echague donde estuve con las formativas B y A, y como asistente de la Primera. Hace ya 12 años que estoy en Obras Sanitarias; acá dirigí todas las categorías hasta asistente de la Liga y ahora de lleno con el femenino”. Al momento de repasar sus logros deportivos en el rol de entrenador, enumera:
“Ganamos el torneo de minibasquet con Banco Nación en 1997, con Obras las formativas a nivel Capital y Nacional y Campeones de 1B con el femenino.”
Arbillaga además, cuenta entre sus lauros ser parte nada más y nada menos que del plantel campeón mundial de la categoría +40, certamen desarrollado en 2015 en Orlando, Estados Unidos, con una infartante final frente a Estonia, ganando 79-78.
“Fue una experiencia única, inolvidable, compartida con muchos de los jugadores de Banco Nación con los que crecí, como Gabriel Coluccio, Leo Piccoli, Pablo Vázquez, Adrián Muller, Claudio Orsatti. Sólo faltó Ignacio. No imaginamos nunca el primer lugar, era nuestra primera experiencia en un torneo internacional, hacía mucho tiempo que un equipo argentino no salía campeón del mundo en Veteranos. Las sensaciones fueron muy lindas no solo por jugar en el complejo de ESPN en Disney World, sino que además la final fue televisada por ESPN en vivo.”
Referido a la amistad nacida en el club, el campeón mundial asegura que “el vínculo con Ignacio es de una gran amistad gracias al básquet, nos conocemos hace 35 años y actualmente es el padrino de unos de mis hijos; por suerte compartimos varios equipos y varias vacaciones juntos, nos entendemos de memoria dentro y fuera de la cancha.” Sebastián es contador público y cursa actualmente un posgrado de Derecho y Management del Deporte.
“La idea es poder complementar mi profesión con el deporte”, refiere.
Ignacio se formó como Profesor de básquet y personal trainer, y despunta la pasión por este deporte integrando el equipo de veteranos de Obras.
Para finalizar la charla, se les pide que expresen un deseo aledaño al básquet. Coinciden en ello:
“Nunca dejar de jugar, es mi cable a tierra” (Sebastián)
“Nunca dejar de jugar y de comer con el equipo después de los partidos”. (Ignacio)
Una amistad nacida bajo el amparo de una pelota de básquet.
FUENTE: Mónica Rifahi