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Si algo ha sucedido con el transcurso de las décadas en Capital Federal es el pasaje de jugadores extranjeros que abarca diversas nacionalidades. En especial durante los años 70 y 80 cuando los clubes del área metropolitana predominaban en la competencia nacional.
Dos casos curiosos se han mantenido en la historia de River Plate y Gimnasia y Esgrima La Plata, ex integrante de la federación. Ellos confiaron en los venezolanos cuando apenas se comenzaba a observar el arribo al país de los primeros jugadores norteamericanos y de color, especialmente.
El lobo platense asumió el riesgo en 1977 con la contratación de “Tulo” Rivero, al finalizar el torneo Sudamericano en Valdivia (Chile). Más allá del interés de Fluminense de Brasil, el pivote de la República Bolivariana optó por Gimnasia.
“Fue una alegría enorme y gran experiencia jugar en Argentina. Recuerdo que me llegaron dos propuestas y elegí Gimnasia por encima de la oportunidad que me brindó Fluminense”, le contó Rivero al sitio venezolano Basket Vinotinto tras su paso por Argentina.
Al consultarle sobre su mejor memoria respecto a la estadía en Buenos Aires, Rivero reconoce que “el juego que nunca se me a olvidar es uno contra Obras Sanitarias, donde estábamos abajo por un punto, faltando pocos segundos, y uno de mis compañeros lanzó desde el tiro libre y yo, por encima de todos, acomodé el balón y ganamos el partido. Ese día cuando llegamos a La Plata me recibieron como un héroe”.
Similar es la experiencia de Luis Sosa en 1985 vistiendo la camiseta de River Plate, uno de los primeros clubes que contó con jugadores extranjeros dentro de un plantel profesional.
Luego de los Juegos Panamericanos de 1983 que se realizaron en Caracas y, posteriormente, con el Sudamericano de 1985 en Colombia, el segundo venezolano en tocar suelo argentino afirma que ambas competencias fueron claves para que se concrete su llegada.
“Los Panamericanos fueron la primera pantalla para un grupo que contaba con Yván Olivares y Carl Herrera, entre otros. Gracias a mi desempeño en el Sudamericano, el entrenador de la Selección Argentina, que también era el que estaba a cargo de River Plate, me pidió mi número de teléfono y a los quince días me llamó uno de los directivos del club”, resume Sosa sobre aquella vieja travesía.
El amateurismo predominaba en Sudamérica y los contratos eran ínfimos respecto a las cantidades que se hablan hoy en día. Sin embargo, para el perimetral venezolano esta experiencia en su carrera deportiva le obsequió otras oportunidades únicas.
“Me di el lujo de ver el Súperclásico Boca – River y dos veces al mes en un bar cerca de mi apartamento podía observar a unos tal Soda Stereo”.
Recuerdos de dos venezolanos en Capital Federal, un área llena de historias.
FUENTE: Declaraciones de Basket Vinotinto – www.basketvinotinto.com