San Miguel busca recuperar su lugar

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Actualizado: febrero 20, 2017

El 2016 fue un año muy positivo para el básquet de San Miguel; en relación a sus formativas, tuvieron un paso sólido en el Nivel 2 de la conferencia oeste, punteros y con varios puntos de ventaja sobre el escolta, con algunas de sus categorías invictas. En tanto, el plantel superior integró un  competitivo grupo, metiéndose en la Copa Metropolitana, certamen disputado por los mejores treinta y dos equipos de FeBAMBA.

Con esa base conseguida, el Trueno Verde apunta a continuar con el fortalecimiento no solo desde los resultados, sino con la expansión de sus equipos formativos, la estructura del minibásquet y una Primera con deseos de ser protagonistas y mejorar la actuación de la temporada anterior, cuando perdieron en el cruce inicial de playoffs.

Leonardo Markiewickz es el coordinador de la actividad en la institución, y en el inicio de una pretemporada con varias ilusiones, habló con Prensa acerca de lo acontecido y lo venidero en este 2017.

«Nos habíamos propuesto en el comienzo de la temporada era ser competitivos en la Primera y a la vez, como en las inferiores bajamos al nivel 2, planificamos junto a Facundo Nuñez y Alberto Filliol (responsables técnicos de las tiras A y B) volver a tener una identificación; creemos haberlo logrado porque ascendimos de manera contundente, salimos campeones en U13, U15, U17 y U19; conseguimos transmitirles el espíritu competitivo a los adolescentes, además de la pertenencia a San Miguel. Con respecto a la Primera fue muy bueno, por competir de igual a igual contra equipos instalados en las instancias definitorias; pudimos haber llegado mas lejos pero sufrimos lesiones que no nos dejaron presentarnos en el nivel óptimo que veníamos teniendo».

Con respecto a las formativas, sin dudas marcaron una notable diferencia con el resto de los participantes, y se le pregunta a Leonardo si uno de los desafíos estuvo en inculcarle a los chicos no ingresar en un terreno de subestimación al rival y ante todo, priorizar el respeto competitivo.

«A los rivales los hemos tratado con respeto y si bien en algunos juegos se notaba la diferencia, buscamos que nuestros equipos no se relajen. Allí radicó la clave para culminar invictos en U13, U15 y U17; no salirnos de foco, de mejorar por uno mismo, mas allá de la circunstancia del juego en disputa y eso nos posibilitó sacarle al segundo en la tabla general 17 puntos. Buscábamos retornar al nivel 1, y en los números demostrar y demostrarnos que nuestro lugar estaba en otro lado, pero para eso trabajamos fuerte todo el año y jamás nos permitirnos un relajamiento o subestimación. Ahora, nuestro objetivo es instalarnos donde accedimos, mejorar en lo individual y colectivo e intentar sumar jugadores para poder sostener el nivel. En relación a la B, completar la tira para poder jugar con mayores pretensiones de competencia, lograr el compromiso de padres y chicos, completar los planteles y desde ese piso, apuntar a mejorar técnicamente, tácticamente, para transformarse en un semillero de la tira A. Cada jugador tiene una maduración distinta; nuestra función formadora es armar conjuntos competitivos pero con la mira de llegar a los U19 con las mayores herramientas y así ser potables al momento de pertenecer a la Primera División. Hoy el superior está integrado en su mayoría por chicos salidos del club y no queremos cortar eso, de allí el objetivo de trabajar en las bases», señala.

Cuando llega el momento de hablar de la Primera, coincide en afirmar sobre haber podido clasificar en un grupo con varios conjuntos con nivel alto.

«Tal cual, habían equipos con aspiraciones de meterse en la Metropolitana. Competimos directamente contra Universidad de La Matanza y Huracán San Justo. De hecho, sobre el final pudimos meternos, ya que quedaba una sola plaza disponible entre los tres y clasificar era el puntapié inicial de meternos entre los mejores, porque necesitábamos demostrarnos poder estar allí y asentarnos en la competencia mas alta. El balance es bueno, pero honestamente sabemos que pudimos continuar y no quedarnos en el primer cruce de playoffs contra All Boys. Elllos eran un rival con grandes jugadores, pero la ventaja de localía fue un factor determinante no solo con nosotros sino en toda la competencia. estamos trabajando para este año superar lo anterior, intentaremos ser protagonistas, nos preparamos para eso y veremos que nos depara el año», comenta Markiewicz.

No deja pasar la posibilidad de mencionar el armado de una Primera que jugará el Flex.

«Al tener tantos jugadores mayores originarios, nos permite acceder a esta competencia y darle rodaje, mayor cantidad de minutos a quienes quizás en la primera no dispongan de tanta rotación, además de sumar chicos de las inferiores. estamos repensando organizar un equipo para el Flex, queremos mayor competencia para jugadores que lo necesitan y puedan sumar confianza. La estructura de la que hablamos indica eso, generar competencia en el nivel que necesite cada jugador».

San Miguel llegó a jugar Liga B, y en el horizonte de su gente, la responsable del básquet tanto dirigencial como del cuerpo técnico, pretenden continuar con el trabajo sostenido, poniendo ladrillo tras ladrillo en un muro imaginario que tenga a la entidad otra vez como animador de certámenes, comenzando con el torneo metropolitano, y por eso en sigilo y perfil bajo, comenzaron el 2017 con la idea firme de armar un plantel, además de reforzar al de la temporada anterior.

«Cuando tenés la estructura, la mejorás, hay en el club gente con ganas de trabajar, se acoplan y acompañan los resultados previstos a nuestra realidad, los objetivos pueden elevarse y cumplirlos. Subir los objetivos es lo que te mejora, y nosotros queremos, cuando se de, jugar en niveles profesionales». Aledaño a estas palabras, confirma la búsqueda de poder clasificar al Prefederal 2018. «Queremos jugarlo una sola vez y ganarlo; no es fácil, obviamente, pero por eso apuntamos a continuar con el fortalecimiento de nuestra estructura para conseguir el dinero y disputarlo con pretensiones reales. Como sin dudas lo desean otros candidatos naturales, pero nuestro objetivo está centrado allí, y este año será fundamental en la búsqueda de ese nivel de competencia», asegura.

San Miguel cuenta con cinco entrenadores y un preparador físico; entre los técnico se agregó uno (Alejandro Mián) en el minibásquet; Milán jugó en la institución y además fue entrenador varios años atrás. Para culminar, Leonardo da sus impresiones finales sobre lo que implica el proyecto y su responsabilidad en el mismo.

«A veces hablar de proyecto es como algo en el aire; tenemos bien establecido lo que queremos y hacia donde pretendemos llegar. Después pueden ocurrir dos opciones: lo cumplimos o nos quedamos en el camino y volver a intentarlo. La verdad, la presión es más mía que el resto; sigo convenciendo gente y por eso no tengo ahora muchas excusas. Y eso es lo bueno».