Altube quiere potenciarse en el nivel formal

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Actualizado: marzo 29, 2017

Cuando Nahuel Lugrin llegó por primera vez a Altube y vio la cancha, comprobó con un detalle que el básquet no estaba entre las prioridades: los tableros eran de madera. Ubicado en la avenida que lleva ese mismo nombre, con numeración 2031, de José C. Paz, estaba fuera de los ámbitos de la Federación en los últimos veinticinco años. Fue entonces que al instante de presentar un proyecto junto a David Tornielli implicaba mucho más que enseñar este deporte. Y fue así como emprendieron la tarea de diseñar una cancha en condiciones dentro de las posibilidades y recursos disponibles.

«Arrancamos en el 2014, cuando llegamos al club y presentamos un proyecto; en ese momento había solo una escuelita pero de manera informal. Ese año lo primordial era juntar chicos que quisieran jugar y aprender; a la vez nos anotamos en una liga zonal, pero con la idea de apenas comenzado el 2015 ellos tuvieran un mayor y mejor roce, porque es la única manera de poder desarrollarse. Por eso, como primera medida ingresamos al Flex, que no era accesible en lo económico y nos costaba llegar a completar las categorías con los jugadores. Obtuvimos el apoyo de la subcomisión que en ese momento armamos para conseguir el financiamiento, y nos fue tan bien que para el año pasado decidimos ingresar en los niveles formales de FeBAMBA; esa situación no sucedía hacía mas de veinticinco años y por eso fue todo un hecho la posibilidad de integrarnos nuevamente», cuenta Nahuel en el comienzo de la charla, con el fin de semana largo llegando a su culminación, el domingo por la noche.

Con respecto a los tableros de madera, agrega: «Antes que culminara ese primer año trabajando en Altube, juntamos plata para los de acrílico, además de conseguir elementos de trabajo, pintar la cancha y acondicionarla. Queríamos un espacio acorde donde los chicos desearan sumarse y aprender básquet».

Antes de su llegada a la institución, venía de una temporada en el mini de Tortuguitas, bajo el ala de Omar Amado, quien lo dirigió en El Porvenir, también de José C. Paz. Aparte de ese club, jugó también en Los Indios de Moreno y en Cooperativa Tortuguitas. Fue allí cuando se decidió por estudiar el Profesorado de Educación Física. Tiene dos hermanos, quienes también juegan: Juan Pablo, quien lleva varias temporadas en Obras, y Mateo, premini donde actualmente trabaja.

Con todas las ganas y energías de abrirse camino junto a David, llegaron los desafíos de su flamante destino, el actual.

«Nuestra primera impresión fue que debíamos trabajar un montón, pero llegamos con esa idea porque en José C. Paz el único club con básquet era Italiano, en la otra punta de la ciudad; con Altube tenemos la ventaja que sus instalaciones están a la vuelta de la plaza principal, un lugar clave con instalaciones aptas para practicar este deporte. Llegamos porque si bien no lo tenía federado, existía un grupo de socios, de gente grande que siguieron jugando, entonces nos acercamos a ellos, nos hicieron el contacto para entrar. Ellos son actualmente los +45, quienes compiten en el maxibásquet de FeBAMBA; nos dieron una mano al comienzo junto a los padres de chicos. Hicimos enseguida una reunión, les explicamos la necesidad de conseguir los tableros nuevos, y todos juntos organizamos eventos para conseguir el dinero: rifas y hasta una peña folklórica donde nos fue tan bien que terminamos de juntar la plata necesaria para conseguirlos», comenta Nahuel.

Desde premini hasta juveniles, en total sumaban una veintena de chicos. Movilizarse para sumar jugadores se tornó fundamental. Pegatina de carteles, reparto de volantes y el boca a boca fueron herramientas que surtieron efecto.

«Llegaron chicos no solo por esos métodos, sino también otros que quedaban colgados de otros clubes y se enteraban del proyecto Altube. Así nos fuimos armando, con mayoría de chicos nuevos quienes se sumaron a los que ya estaban».

Con la plantilla general acrecentada, venía el segundo eslabón: enseñar los fundamentos del básquet.

«Obviamente, al ser en su mayoría nuevos en esto, se comenzó de cero, pero la verdad respondieron, aprendieron rápido y bastante bien. Pensamos que también el mejor modo de adquirir conocimientos y experiencia era con competencia semanal, ganando y perdiendo; porque si entrenás de lunes a viernes y después el fin de semana, al no haber partidos oficiales y roce, no mejorás y tenés un techo de crecimiento. El aprendizaje viene cuando te medís con uno mejor que vos; optamos en principio por el Flex para no sufrir de manera abrupta los resultados, pero sin dudas es una puerta para ingresar a los niveles formales de FeBAMBA. El tema es que hay equipos donde no presentan todas las categorías y entonces nos quedaban colgadas muchas en las fechas de partidos, por lo que al competir en el nivel 2, nos aseguramos competencia. También nos pasó en Flex de jugar contra equipos con historia en la Federación; recuerdo un ejemplo: una vez debimos enfrentar a uno y el profesor de ellos me dijo que no pudieron llevar a los chicos de ese torneo y para no perder la fecha se presentaron con los del A. Nos mataron, nos hicieron como 200 goles (risas). Entonces vamos al formal, donde lo sabemos más nivelado y jugaríamos con clubes más acordes a nosotros, tal como sucedió, y así poder aprender de manera firme pero gradual», expresa Lugrin.

Analizando el 2016, lo ve positivo por diversas circunstancias.

«Tuvimos la fortuna, por así decirlo, de ver reflejado el trabajo con nuestros U13, quienes terminaron segundos el año; eso fue algo bueno para los chicos, el club y los padres. Estuvimos cerca de quedarnos con el primer lugar, y el resto estuvieron bien. Siempre tratamos de competir con el máximo de nuestras capacidades frente a los rivales que nos tocaron; en el nivel 2 siempre hay tres o cuatro clubes que se cortan solos, entidades con mucha historia, o inferiores abundantes; otro pelotón que compiten entre ellos y el resto, a quienes les cuesta completar sus equipos. A nosotros nos costó los U19 con solo cinco jugadores; en las otras no tuvimos inconvenientes y eso nos permitió culminar con un registro parejo. Con los rivales mas fuerte nos derrotaron pero notamos el cambio en la segunda fase del campeonato, cuando con quienes perdimos desde el primer cuarto, le pudimos pelear hasta las pelotas finales. E incluso a algunos les hemos ganado, lo que mostró nuestro progreso mediante la competencia», asegura.

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La pregunta está enfocada a los objetivos de esta temporada próxima a arrrancar.

«Apuntamos a no pasar desapercibidos en el torneo, conseguir el respeto de los rivales sabiendo que si no dan el máximo pueden perder. No solo al club sino a los chicos, por sus roles dentro de la cancha. Vamos a estar mucho más competitivos en relación al año pasado porque al tener una temporada más de experiencia, ellos cambiaron su mentalidad, sus ganas de entrenar y compromiso. Con el paso de categorías, las mismas quedaron más fuertes, con mayor rotación, porque al enterarse de la actividad en Altube, se acercaron jugadores de otros lados y esa expansión permite la exigencia en los entrenamientos para ganarse un lugar. Veo un muy buen equipo en U15, un conjunto competitivo en U17 y los U19 es donde debemos ensamblar a quienes se sumaron de otros lados. Tenemos muchos premini y minis, lo que nos garantiza tener buenos equipos en el futuro», dice Nahuel.

Para culminar, se le pide una reflexión sobre su futuro.

«El proyecto en Altube es a largo plazo, no es de un día para el otro. Tenemos muchas ganas e ideas, pero queremos hacer las cosas y demostrar que nuestro trabajo es serio; entendemos que la situación económica del club no es la mejor, pero dentro de sus posibilidades nos apoyan. Queremos que lleguen ayudas externas, incluso de la Municipalidad, para que vean en Altube un refugio de contención para los chicos de José C. Pa. Que el básquet puede darle cosas diferentes a otros deportes; entonces tenemos varios proyectos a largo plazo. El amor al básquet nos insufla las ganas de ir todos los días, siempre los deseos de quedar ligados al deporte; hace mucho estamos metidos en esto, queremos seguir metidos y darle oportunidades a otros, darles una mano para su crecimiento. Inculcarles la convicción de que a pulmón y sacrificio pueden lograr objetivos personales; y a la vez, eso traerá aparejado nuestros propios progresos como entrenadores», finaliza.

Nahuel Federico Lugrin. Llegó a José C. Paz para cristalizar un proyecto junto a David Tornielli en Altube, un club sin básquet formal desde hacía un cuarto de siglo. Lo consiguieron, y desde ese trabajo silencioso pero constante, ponen el horizonte de la institución con el ánimo de lograr ser protagonistas en FeBAMBA.