Morón quiere repetir

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Actualizado: marzo 13, 2015

Club Morón lleva un trabajo en conjunto desde hace ocho años con el tándem Daniel Santagada (Coordinador General y entrenador de la Primera) – Jorge Plez (asistente de Santagada y entrenador de las inferiores), que le ha permitido, en sus formativas, estar desde hace cinco años en el máximo nivel de FeBAMBA, sea en el anterior formato de nivelación, como en el actual TOP 20, donde el 2014 vio a la entidad de Castelar ingresar en la Zona Campeonato, llegando sus infantiles y juveniles a semifinales (instancia donde cayeron ante GEVP y Obras, respectivamente).

En este 2015, se aprestan a participar nuevamente con suceso, y por ello, las cabezas visibles del cuerpo técnico, hacen una pausa en medio de los intensivos entrenamientos una tarde-noche con muchísimo calor y humedad, para charlar con Prensa.

«Nuestro paso por el TOP 20 lo considero positivo», arranca diciendo Santagada, llegado aquí hace ocho años. «Si lo tomamos de acuerdo a los clubes de la zona, y aquellos con una gran trayectoria, el balance no deja de ser muy positivo. Arribar con los juveniles a una semifinal frente a Obras, no deja de ser un hecho trascendente para nosotros. Deja la certeza que trabajando como lo venimos haciendo hace un tiempo prolongado, nos permite estar en un sitial donde siempre aspiramos».

Esos juveniles mencionados por Daniel, son quienes tomaron la posta en el plantel superior, cuando una epidemia de lesiones fue minando la plantilla original (Martín Terzi, Gabriel Pires, Paco Videla, Fernando Lmela, Diego Molina, sin contar a Maxi Stanic en el Prefederal). De hecho, las últimas fechas del torneo de Conferencias y los playoffs frente a Cañuelas, los afrontaron con un equipo nutrido principalmente por esos U 19. Incluso, en un postergado contra Crovara, eran tantos los averiados, que presentaron en cancha cinco jugadores, dos de ellos cadetes.

«Nosotros el año pasado basamos mucho nuestro trabajo en el torneo de conferencias, priorizamos utilizar esos chicos; su predisposición y entrega fue muy valorado por nosotros, porque su nivel de TOP 20 nos permitió no desentonar en  la conferencia cuando teníamos tantas bajas. Y simultáneamente, el roce de jugar cada semana contra mayores, les sirvió al instante de afrontar los cotejos de su categoría. Los elevó en su competitividad».

A raíz de esa experiencia, Santagada afirma: «Esos juveniles, algunos de los cuales jugarán nuevamente en la categoría, como Iván Katz y Mauro Pérez Ondarts, junto a otros cadetes, integrarán la lista del Prefederal».

Al preguntarle sobre la manera de poder competir contra clubes con formativas poderosas, señala: «Creo que debe separarse el significado de formativas a la competición en sí misma. Si vos querés jugar a la par de equipos muy fuertes, como Obras y Boca, debés hacer reclutamientos, y nosotros no lo podemos realizar en ese mismo nivel; entonces, debemos buscar el modo de ser lo más competitivo posibles, entrenando de la manera más fuerte y haciendo jugar a los chicos muchos minutos en primera división; entonces, hasta tus capacidades lo permitan, les jugás de igual a igual».

Da lugar a expandirse sobre ese concepto: «Jugarle de igual a igual es complicado, pero hay momentos donde existen ciertas camadas talentosas, entonces tus chances crecen si las sabés trabajar y complementarlas en lo táctico y humano. Gracias a Dios venimos teniendo camadas muy buenas, y eso nos permite mantenernos entre los mejores. Pero si no le sumás trabajo en el gimnasio, consistencia en que los chicos quieran quedarse y no dejarse seducir por propuestas de clubes importantes, quedás relegado. Jugar en el TOP 20 nos da la posibilidad de ofrecerles un espacio de competencia fuerte, entonces la chance de quedarse son mayores».

Dentro de un espacio donde convergen aproximadamente 160 chicos, desde premini hasta juveniles, Santagada en su rol de coordinador ve con buenos ojos la construcción de un tinglado sobre la cancha descubierta dentro de las instalaciones ubicadas en la calle Bernardo de Yrigoyen 138. Porque le permitirá avanzar en un proyecto deseado desde hace tiempo: la Escuela de Básquet. «El minibásquet lo maneja Fernando Lamela; Jorge Plez está brindando un asesoramiento para fortalecer el departamento de los más chicos; por eso estamos en proceso de crear una escuela. La consideramos muy positiva en función de la expansión apuntada. Este año le daremos curso. Es el principio de la base piramidal donde se formarán los jugadores futuros».

Por su parte, Plez, quien llegó a la institución hace 18 años, se enfoca más en el trabajo de fajina realizado por sus dirigidos. Y en su descripción puede hallarse tal vez el secreto que le permite a sus equipos codearse con los mejores.

«En diciembre realizamos una especie de cierre como transición de entrenamientos donde buscamos alargar nuestro tiempo de trabajo, haciendo mucho hincapié sobre la técnica de jugadores una vez que cortó el torneo. Eso fue hasta las fiestas navideñas. Luego de ellas hicimos una clausura de año y presentación de la actual temporada. En enero elevamos una propuesta de trabajos individuales, posteado por los propios jugadores, y la participación fue altísima. El trabajo se basó en tres días de entrenamientos con bloques de una hora y media. Junto a Andrés Moggio (entrenador de mini B), diseñamos un esquema para todas las áreas, desde el mini hasta juveniles. Los chicos lo aceptaron, y ellos mismos coordinaron sus vacaciones con ese trabajo: quien se iba la primer quincena de enero, trabajaba la segunda, o viceversa y quien se iba en febrero, trabajó todo enero. No paramos en ningún momento del año».

Tras analizar las razones por las que aún Morón no es un club con poder captador, aún jugando TOP 20, y hacia donde enfocaba específicamente esos reclutamientos, se toma un tiempo para la confesión: «Te voy a decir algo: el año pasado no lo comencé muy entusiasmado desde lo personal; principalmente por un desgaste tras muchos años aquí; pero la temporada fue increíble; la participación en el Prefederal fue muy buena, tener el contacto diario con Maxi Stanic fue una catarata de revoluciones y un despegue final que el club necesitaba y debía tener. Quienes queremos a esta institución esperábamos que pasara esto. Entonces transcurriendo la competencia me fui entusiasmando más, y cuando nos acercamos a las etapas de playoffs, los vi tan bien a mis jugadores, que no pude dejar de sumarme a su estado, y creer en nosotros, en las posibilidades de conseguir objetivos altos».

Esos objetivos mencionados por Jorge, decantaron en dos semifinales.

¿Cómo hace una entidad sin el poder seductor del reclutamiento, mantenerse tanto tiempo en la élite formativa?

«La clave está en el trabajo constante, no hay otra fórmula; además, con los chicos logrando la identificación con la camiseta del club. Junto a ese despegue mencionado, apreté el acelerador, desaceleré sus propias tensiones, otorgué más libertades en algunos momentos, potencié sus tranquilidades. Lo que garanticé en el club hace un tiempo, fueron las horas de entrenamiento. Con cada categoría efectuamos seis horas de cancha, más el complemento físico, lo que resulta en 9 horas semanales aproximadamente, de las cuales no desperdiciamos ni un segundo. Hay días donde lógicamente pisamos más fuerte y en otros, de acuerdo a la carga física o emocional, bajamos la intensidad. Porque hay rivales y momentos distintos, donde tenés que estar más fuerte o con las tensiones más liberadas. Encima encontramos un equilibrio donde los chicos logran lo importante, que es divertirse al jugar, disfrutar».

«Cada temporada nueva nos planteamos qué hacer. Si no te renovás, corrés el riesgo de pasar lo que me pasó y afortunadamente superé: el de perder el entusiasmo», agrega.

Buscando insertar la mística por esta camiseta, la dupla instaló un método de transmisión generacional.

«El sentido de pertenencia compitiendo en el máximo nivel, decanta en que los juveniles de hoy crecieron viendo a Flavio Pérez Ondarts y Paco Videla, junto a mayores como Terzi Y Lamela; y los minis de hoy crecerán viendo a Katz y Lautaro Giambroni, entre otros. En diciembre hicimos una reunión donde juntamos a todos los sub 19, los sentamos frente a los infantiles y pedimos que contaran su historia dentro del club, el significado de calzarse esta camiseta, los sacrificios hechos para llegar donde están, con qué cosas se encontrarán. Año tras año intentamos aggiornarnos. Pero ser consecuentes con el trabajo; lo hecho bien, se continúa; arrancar la temporada sobre fortalezas nuestras de la anterior. Si jugamos un sistema desde hace tiempo con resultados positivos, lo seguimos haciendo. Por eso, con Daniel decidimos seguir desde infantiles hasta primera una misma línea de juego, entonces los jugadores apenas pasan a una categoría superior, no deben aprender drásticamente otros sistemas, sino que debe desenvolverse dentro de un mismo aprendizaje. Obviamente agregamos algún modelo nuevo, pero desde la misma base».

Se le pide un análisis sobre lo inmediato, el inicio de la competencia, y el nivel de los rivales a enfrentar.

«Obras y Boca parten como candidatos naturales; en un segundo escalón pongo a Lanús, GEVP y Adelina. Y en un grupo numeroso, parejo, estamos nosotros, esperando insertarnos con clubes que vienen haciendo las cosas bien, como Ferro, River, Geba y Echague. Sin dudas, clasificar entre los primeros cinco te da una garantía la segunda mitad del año; nos pasó en la anterior, evitamos tensiones que sin dudas hubiéramos tenido en caso de estar peleando la permanencia. No sé si tengo equipos para pelear tan alto, pero tengo planteles más parejos. En 2014 no nos fue muy bien en sub 17, los sub 15 crecieron notablemente y junto a los sub 19 ganaron más de lo que perdieron. En este torneo, tengo tres conjuntos nivelados, sin tantas diferencias. Yo me tengo fe; no dejo de reconocer que la zona es muy complicada, pero creemos tener material y herramientas suficientes para pelear».

Ante la posibilidad de quedar fuera de esos cinco y deber luchar por una permanencia durísima, donde ocho equipos regresarán a sus conferencias de origen, Jorge es terminante en su apreciación:

«No creo en el resultado fuera del trabajo por el buen juego. Ganar y mantenerse será fruto de lo hecho dentro del rectángulo, y eso es consecuencia de los entrenamientos, convicción y filosofía de los chicos; del desarrollo individual y colectivo logrado. Nos va a interesar mantenernos en la élite, porque es el mejor lugar para aprender más. Pero el juego nos planteará la realidad. Desde esa realidad, mi visión es clara: debemos terminar entre los primeros doce».

Club Morón, con Daniel Santagada y Jorge Plez manejando los hilos deportivos del básquet, trabaja fuerte buscando seguir en la misma senda que lo ubica desde hace un lustro, entre los mejores de las formativas de FeBAMBA.