Cortés, la historia del Titi

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Actualizado: marzo 24, 2015

Mientras afronta los playoffs de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional en México, el base argentino mantuvo una charla muy entretenida donde relata sus inicios deportivos en Obras Basket, cuenta de sus problemas físicos que podría haberlo alejado de la actividad y profundiza en su vida privada.

Hijo de los señores Hugo, ex futbolista argentino, y María, mexicana, Cristian nació el 16 de septiembre de 1990, en Argentina, es hermano menor de Adrián, Hugo y Sonia, que más que sus hermanos son grandes amigos.

Decir lo malo y lo bueno de uno mismo, sólo demuestra que esa persona tiene los pies en la tierra y así es como se describe Cristian Cortés “son preguntas complicadas, me cuesta hablar sobre mí, pero me considero una persona alegre, positiva; a pesar de que han pasado cosas complicadas, he sido optimista, perseverante y siempre fui muy atento para escuchar, para aprender, en algunas cosas soy egoísta, porque también hay que decir lo malo”.

A la edad de 14 años Cristian sabía ya lo que quería ser y se volcó de lleno para conseguirlo; es así como  obtiene el récord del jugador más joven en debutar en una liga de su país “allá en Argentina se acostumbra a ser profesional desde muy joven, yo a los 14 años me fui de mi casa y Obras Sanitarias me hizo un contrato de 6 años, cuando llegué estaba  Guillermo Eduardo Vecchio con el equipo profesional y yo quería estar ahí,  así que llegaba temprano para poder tirar  y  ver si algún día faltaba alguien y me llamaban y cuando sucedió tuve la suerte de hacerlo bien; un día faltó un jugador y entré a los 12 jugadores, fue sorpresivo jugar con el equipo profesional”, recuerda Cortés sobre aquel 13 de marzo de 2005.

A pesar de su corta edad sud padres lo apoyaron incondicionalmente, poniéndole sólo como condición sacar adelante la escuela “en un momento a mis padres no les gustó la decisión, pues yo era muy chico, pero me apoyaron, terminé la secundaria (en México es equivalente a la preparatoria)” y entre risas aceptó que eso le costó mucho trabajo.

“Cuando me fui mis papás me exigieron que pasara la prepa. Si a vos no te va bien en el colegio, te regresás, yo tenía 200 días hábiles de escuela y faltaba como 150, pues estaba entre la selección y el equipo, y yo tenía que  lidiar con eso, pero la pasé bien”.

Sin duda alguna el equipo de Obras Sanitarias fue, es y será parte importante en la carrera de este argentino, pues fue aquí donde pasó momentos buenos, momentos malos, pero de todo siempre aprendió. Su mirada denota ese cariño y esa alegría al hablar de este equipo.

“Jugar por sentir la camisa”, es el mayor aprendizaje que le dejó Obras. “Era entrenar y ganar porque es Obras, la plata estaba a un lado, yo creo que es algo lindo que nos inculcaron ahí, nos educó más allá de los que significa el dinero, el sentir la camiseta con la que jugamos”, comenta el base.

Fue difícil que sus compañeros le tuvieran confianza, y entre sonrisas recuerda una experiencia en uno de los entrenamiento, “(yo) era muy chico, Vecchio confiaba en mí, me quería poner a jugar, y en uno de los entrenamientos no me  la pasaban, era lógico porque no me tenían confianza, paró el entrenamiento  y dijo ´por qué no se la pasan al pibe, si la puede meter´,  agarré la pelota y la metí; Dios me ayudó, porque cuando tiré y no vi el aro. Estaba nervioso, se me nubló la vista y la metí. A partir de ahí, agarré más confianza y me puso, eso me dio continuidad en el equipo”.

En su paso por este club, Cristian tuvo que dormir en el suelo debido a un incidente suscitado en los dormitorios, “yo vivía en el bar (sic) del club, en un lugar grande, había unos departamentos, y se quemó, nadie sabe cómo; a ese lugar le pasaban cosas,  yo veía fantasmas (ríe), estuvimos como 15 o 20 días que tuvimos que ir a dormir a otros lugares o compartir  departamentos con otros chicos, yo dormía en el suelo, los otros chicos dormían en su cuarto, los dirigentes estaban resolviendo la situación, alquilaban otro departamento, pero Obras estaba en un lugar caro de Buenos Aires,  estuve como dos meses durmiendo en el suelo, y yo era el segundo base del equipo, yo me quejaba para que hicieran algo”, comentó.

“Es un club que trabaja muy serio con las divisiones, para que en un futuro tengan productos del club, creo que fue una buena decisión, pasé momentos muy lindos; Obras es como mi casa, es un club donde saludo desde la entrada, conozco a todos, el presidente me conoce, tenía todo ahí, tengo un cariño, un amor especial, a ese club”, acotó.

El alejarse de sus seres queridos a muy corta edad fue algo difícil para “Titi”, pues  viene de una familia que es muy unida, donde cada fin de semana se reúnen para hacer asados y pasarla bien, “lo más difícil fue estar más lejos de mi casa, dejar mis amigos, el barrio, me perdí muchos cumpleaños; después pasé cosas muy lindas, amigos en el colegio, extrañar cosas del día a día, nosotros teníamos una cocinera, era divina y me consentía, pero por ejemplo cuando uno tiene un problema, no tienes a tu papá o tu mamá o tu hermano, y no querer preocuparlo por estar lejos, tuve que aprender de eso, aprender a estar solo,  aprender a tener libertad, fue algo que tuve que controlar, tenía una vida, pero lo más difícil fue aprenderme a manejar solo, tuve mil errores pero aprendí”.

Cuando tenía 20 años Cristian Cortés se enfrentó al mayor miedo de todo deportista pues una lesión lo puso al borde de dejar lo que más ama, “fue el cierre de mi carrera en Obras, ese año me aparecieron unos dolores en el tendón; después de unos estudios resultaron unos sobrehuesos  de nacimiento, una lesión rara, que no tiene cura fácil, que lleva un proceso largo de recuperación, inicié con los tratamientos básicos, pero no dio resultado, y seguí con lo que quedaba que era la cirugía; al volver de la cirugía tardé más en la recuperación, porque no me recuperaba, y me agarró un doctor que se llama Alejandro Cole, me hizo unas inyecciones, cuando yo pensé que ya iba a dejar de jugar el básquet, porque no podía correr, y me salvó, hice el tratamiento con él, paré seis meses más y regresé a la Segunda División de Argentina con Estudiantes de Concordia, corría como si nada, este doctor me salvó la carrera”.

Pero ¿qué hubiera hecho si esa lesión lo hubiera dejado fuera del baloncesto? Un silencio, una media sonrisa y la melancolía se apoderaron de él, “supongo que me  hubiera dedicado a algo del básquet; es una pregunta que la mayoría de los que jugamos en algún momento nos las hicimos”.

Cristian no se ve fuera de este deporte, asegura que si no es como jugador será como dirigente, asistente técnico o técnico, pero nunca fuera de una cancha de basquetbol.

Titi tiene una excelente relación con su hermano Hugo, a pesar de la diferencia de diez años de edad que existe entre ellos,  “Hugo jugo básquet cuando era chico, después siguió estudiando,  por su influencia yo empecé a jugar básquet, pues él me dio una pelota, me llevaba a los entrenamientos, es con el que mejor relación tengo, él es más mi amigo, a pesar de la diferencia de años, en algunas cosas él fue como mi padre, él me enseñó muchas cosas, mi hermano, mi amigo y un padre”.

Antes de despedirse, Cristian Cortés comparte un poco de sus metas, “deportivamente hablando, a lo mejor que yo pueda llegar, la verdadera lucha es con uno mismo, quiero llegar a mi tope, el día de mañana retirarme pero dejar todo (en las canchas), el hecho de estar en un club como éste es un gran logro, uno valora las cosas con el tiempo”.

HUGO CORTÉS

Para el hermano, Cristian es su héroe, “Titi ha cambiado mi vida en muchos aspectos, me enseña todos los días, es un referente para mi vida, él es un luchador; no sólo juega de Base o Armador en la duela, también actúa así en su vida”, el arquitecto de profesión de la familia Cortés Balbuena, nos compartió  una frase que Cristian le dijo cuando tenía 17 años, “Hugo, yo no pierdo el tiempo compitiendo  con los demás, eso no me lleva a ningún lugar, yo solo compito contra mí mismo”.

Entrevistado desde su natal Argentina, Hugo, quien ahora trabaja en Obras Sanitarias, nos dejó un mensaje para su hermano pequeño, “es un orgullo para mi compartir su vida y estoy muy agradecido por hacerme parte de todos sus logros”.

LO QUE NO SABÍAS DE “TITI” CORTÉS

¿Una comida favorita?

Suprema napolitana con papas, pero sólo la que hace mi mamá,  tiene que ser de ella.

¿Tu música favorita?

Rock nacional; siempre me gustó mucho, Los Redondos, Soda Estéreo, y alguna cumbia en algún momento.

¿Sabés  bailar Tango?

(Risas) No, no sé bailar tango, pero me gusta, hay buenos tangos melancólicos; mi papá escucha mucho eso.

¿Qué significa el tatuaje de su pierna?

Es la virgen de Guadalupe, cuando tenía 19 años jugué el Mundial, prometí que si lo jugaba me iba a hacer una virgen y no me lo hice, jugar ese mundial es de las mejores cosas que había pasado en mi corta carrera, no me lo hice y de repente vino la lesión, me quedé sugestionado, porque me dije si ya lo había prometido y no lo hice, una promesa es para cumplirse, y este tatuaje fue después de la lesión.

¿Qué hace feliz a Titi?

Mi familia; mi hijo Benjamín es lo mejor que me pasó, mi nene es todo, yo lo veo en la cámara y es como si lo pudiera sentir, hay cosas que pasan a segundo plano, ahora hago las cosas por ´Benja´; gracias a la tecnología puedo verlo.

¿Estudiaste alguna carrera?

Estudió 6 meses Periodismo Deportivo.

¿Tu mejor amigo?

Te puedo decir que mi hermano Hugo, pero tengo tres amigos que han estado conmigo Kevin, José y Luciano, ellos han sido tres grandes amigos.

¿Por qué Titi?

No sé, nunca terminé de saber por qué, creo que fue de mi familia, en el Club me decían Titi, seguramente había otro Cristian.

¿Qué hiciste con tu primer sueldo?

Le compré una camisa a mi hermano Adrián y seguramente una hamburguesa.

 

FUENTE: Prensa Halcones Rojos de Veracruz