Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Raúl Salvatierra, de 23 años, se fue de su país de origen, Bolivia, para aterrizar en nuestro país, más precisamente al club al que ahora dice sentir como su propia casa por los amigos y el cariño que recibe, Caza y Pesca. Representa a la selección de su país y está en segundo año de la carrera de Profesorado de Educación Física. Sentado en una mesa del buffet, bajo uno de los tantos arboles del club, demuestra su tranquilidad y se animó a contar su historia de vida.
-¿Cómo fue venir de Santa Cruz, Bolivia, a la Argentina siendo tan chico?
– Yo arranqué a los 15 años a jugar al basquetbol. Allá son escasos los recursos y no hay entrenadores preparados para la enseñanza de la técnica. No existe. Gracias a Matías Salce, uno de los chicos que juega acá que estaba allá por trabajo de una empresa, un día me lo cruce en el complejo Gilberto Parejas, cancha principal de los eventos de basquetbol y me ofreció venir. Las posibilidades estaban porque tenía la chance de estudiar y progresar en mi juego. La decisión la tomamos juntos a mis padres. Al principio me costó adaptarme, es totalmente otra cultura, pero después me adapté. Este club es una familia y eso ayuda bastante.
– Ya que nombraste a tus papás ¿a qué se dedica cada uno de ellos?
– Mi papá maneja todas las maquinas de las cooperativas de agua de mi pueblo cómo tractores y grúas. Y mi mamá es enfermera del Materno Infantil también de mi barrio. Por suerte, gracias a Dios, los dos trabajan y me ayudan.
-¿Te acordas tu primera clase de basquetbol?
– Sí (Risas). Fue muy loco. Yo jamás había tocado una pelota. De tanto ir y venir de mi pueblo a Santa Cruz nunca estaba al día con las materias. Me acuerdo que le pedí a un compañero que me prestara los libros para estudiar y me dijo que me esperaba al otro día a la noche en el complejo. Él jugaba desde chico a diferencia de mí. En eso, entro y me lo cruzo a mi amigo y me da los libros. Me estaba por ir y el entrenador me dice sí sabía jugar o si quería quedarme a entrenar. En ese momento, me olvide del estudio y entrené. Recuerdo que me dijo: “Vos solamente ponete bajo el aro y emboca”. Desde ese día no dejé nunca este deporte.
– Sos un chico alto y bien formado físicamente para tu posición en la cancha. ¿Te terminaste de desarrollar en Argentina?
– Sí. Allá no hay gente capacitada para la formación de este deporte. La propia motivación en Bolivia es entrenarse uno por su parte y lucharla día a día. Acá sumé mucha experiencia para formarme físicamente y saber cuidarme. A parte en muchos campeonatos represento a mi país y es la única manera de superarme y darle un mensaje a mis compañeros bolivianos de entrenarse y de que si tienen la oportunidad de crecer en este deporte fuera del país que lo hagan para sumar experiencia personalmente.
– ¿Qué te sorprendió de este deporte en nuestro país?
– Hay grandes diferencias. Allá comienza un chico a entrenarse y mide 1,90 o 2 metros y definitivamente lo ponen bajo el aro para que haga los puntos. Acá vi muchos chicos altos y que jueguen de Base. Ahí muestra la gran cantidad de chicos y variantes en inferiores y Primera a comparación con mi país.
– Si te pido que me cuentes en breve como es el juego de Bolivia ¿cómo lo definís?
– Se juega siempre en zona, tanto en ataque cómo en defensa. Muy pocos se animan a tirar triples, es más pausado. En los partidos siempre hay grandes diferencias de puntos. Por lo general no ves partidos peleados. Son cosas que se deberían ajustar para que sea más atractivo y los jugadores no se caigan anímicamente. Acá mucha gente sigue al basquetbol y eso hace crecer.
– ¿Cómo te recibieron los chicos del club?
– Yo al principio solo conocía a Matías (Salce) pero enseguida me encariñe con todos. Me recibieron muy bien y eso me ayudó mucho a mi vida cotidiana para extrañar menos a mi familia. Es un club muy familiar y me hacen sentir en casa.
– Comienza un nuevo año y los objetivos se renuevan ¿van por la revancha de la final del año pasado?
– El profe, Dani Bello, que da todo por el club, nos hizo ver que todos queremos salir campeón. Por suerte se mantuvo la base del equipo y venimos entrenando mucho. Se incorporaron dos chicos y se acoplaron bien. El objetivo es salir campeón y entre nosotros sabemos que tenemos un gran equipo que va a pelear cada partido.