Pedro Barral, la formación de un capitán

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Actualizado: enero 7, 2019

Pedro Barral siempre le ha ganado a la lógica de los tiempos del básquet nacional. Con solo 16 años ya se entrenaba como parte estable del primer equipo de Obras, para luego quedarse con la titularidad a los 21 y la capitanía del Tachero a los 23. Hoy, con apenas 24 años, es una pieza fundamental de uno de los animadores de la competencia, no solamente gracias a su talento, sino también a su capacidad de liderazgo y madurez. Pero ¿cómo empieza la historia del capitán aurinegro en el mundo del básquet? Para eso hay que retroceder al año 1998 y cruzar la General Paz hasta llegar a Ciudad Jardín. Más precisamente, al club AFALP.

«Todo empezó en el club AFALP, a los 4 años de edad. Mi vieja nos llevaba a mi hermano Facu, que también hacía básquet, y a mi al club. Mientras Facu entrenaba en la categoría Pre Mini, ella me mantenía dándome ejercicios con la pelota al costado de la cancha. Me gustó y así fue como arranque. Ahí hice toda mi etapa de Minibásquet y hasta llegué a jugar un año en Sub15. Fue una hermosa época la que pasé en AFALP, jamás me la voy a olvidar».

«A los 14 años decidí irme a probar a Obras en un campus y luego de ese fin de semana de entrenamientos se comunican conmigo diciéndome que les había gustado. Desde ese momento, en el año 2009, arranqué en Obras«.

Más allá de las características innatas que puedan existir, está claro que la formación de un capitán es un proceso forjado por las experiencias. Buenas y malas. Felices y tristes. Momentos de inflexión que hacen que cuando para el gran público un jugador está recién apareciendo en escena, en realidad ya cuente con un bagaje de vivencias que han definido parte de su ser deportivo.

«En mi formación me tocaron momentos de frustraciones, como quedar afuera de un seleccionado. Entendí que había que seguir creciendo, que la única forma de mejorar es entrenarse día a día. Y también momentos alegres, como jugar un Premundial y un Mundial juvenil, campeonatos ganados en la cantera de Obras, debutar en la Liga, muchas amistades formadas, entrenadores que me apoyaron en momentos malos. Fue una etapa muy linda, que me hizo aprender muchísimas cosas«.

«La realidad es que mi meta siempre fue llegar a ser jugador profesional. No se me pasaba por la cabeza otra cosa. Fue un camino muy lindo, con momentos de bajones y momentos de mucha alegría. A veces las cosas no salían como uno quería y me generaba frustración. Pero siento que el tener tan en claro lo que quería, a lo que apuntaba y nunca bajar los brazos, son puntos que me ayudaron a estar donde estoy hoy«.

«No hubo un momento específico en el que me di cuenta que iba a llegar, sino que se fue dando. Sí hubo, se podría decir, reconocimientos que me motivaban para seguir mejorando, tratando de estar siempre a la altura. Como por ejemplo la etapa de las selecciones nacionales formativas y el comienzo en los entrenamientos con el plantel mayor a los 16 años. Veía que podía, con esfuerzo y obviamente siempre poniendo por delante los objetivos que me planteaba«.

Dentro de esa formación, está claro que las competencias de FeBAMBA jugaron un rol fundamental para el base oriundo de Morón. No solamente desde el aprendizaje y el rodaje técnico y táctico que pudo ganar, sino también desde la competitividad y la ambición de cumplir con desafíos sumamente exigentes. En ese sentido, el pertenecer a una cantera como la de Obras, acostumbrada a ser protagonista en el básquet formativo metropolitano, fue un plus clave para seguir armando las piezas del Barral que conocemos hoy en día.

«Las competencias de FeBAMBA las recuerdo de la mejor manera. Nosotros solíamos jugar los sábados por la tarde. Eran torneos muy competitivos y nuestra ilusión siempre era quedarnos con el campeonato. Creo que fueron esas ganas de ganar el torneo y como nos preparábamos cada semana para cada uno de los partidos, lo que me permitió crecer y desarrollarme como jugador«.

La carrera profesional de Barral recién está comenzando y el futuro promete seguir poniéndole a su alcance metas y objetivos cada vez más grandes. Pero a la vez, ya con la satisfacción de haber cumplido uno de los más importantes. «Obviamente tengo objetivos, metas y sueños por cumplir. Pienso que lo ideal para concretarlos es ir de a poco, paso por paso, tratando de ir aprendiendo de cada uno de tus compañeros, entrenadores y momentos que te toquen vivir. Hoy me encuentro siendo el capitán de Obras y es algo que deseaba mucho en mi etapa formativa. Estoy muy feliz y muy motivado para ir en busca de mis objetivos«.