Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Luciano Massarelli actualmente disfruta de su regreso a las canchas en el equipo de Liga Nacional de Ferro, pero detrás del presente de «Lucho» hay una historia de compromiso y dedicación, que lo llevaron a donde está hoy.
Massarelli empezó a jugar al básquet desde los 3 años en 17 de Agosto. Club en el que estuvo hasta su paso a Villa Mitre como U13. Club donde tuvo como entrenador a Pablo Cortegoso, que según Luciano lo marcó mucho, le inculcó la importancia del entrenamiento, las responsabilidades que hay que tener y que hoy lo considera uno de los mejores entrenadores que tuvo.
Cortegoso habló sobre lo que fue la llegada de Massarelli y la voluntad que tenía el escolta: «Él llegó a Villa Mitre con la idea de estar en un lugar en donde aprender muchos fundamentos, tenía muy en claro que quería ser jugador de básquet. En el verano que llegó, tenía muchas ganas de empezar, pero tuvo la mala suerte de cortarse con un vidrio y no pudo entrenar por un tiempo. Sin embargo, venía a todos los entrenamientos y me contaba cuánto le faltaba. Creo que esas cosas lo hicieron mejor, en los casi cinco años que lo tuve no recuerdo un día que haya faltado, llegado tarde, ni tengo algo malo para decir».
Uno de los sustentos de «Lucho» en sus inicios fue su familia, de la que su ex entrenador destacó: «Los padres estaban siempre en los entrenamientos, en lo que él necesitara. Lucho es muy humilde, una gran persona y tiene una familia bárbara. Yo creo que es la gran persona que es, en gran parte por ellos, tengo un gran recuerdo».
Como jugador, el entrenador explicó que lo que más se trabajo fue en el desarrollo de sus fundamentos y en algunos detalles que le servirían para su carrera profesional: «La teoría que teníamos en el club era la de formar jugadores, no equipos. Le hice entender que iba a tener que entrenar duro, el trabajo era de todos los días, pero el parecía una esponja, absorbía todo lo que le decíamos. No le gustaba salir en los partidos, no quería dejar de entrenar con todas las categorías y yo le hice entender que el descanso y la alimentación eran parte fundamental del jugador».
Por último Cortegoso habló de lo que significa hoy cuando lo ve jugar como profesional: «De Lucho solo tengo buenos recuerdos. Me pone la piel de gallina ver el presente que tiene, aunque no me asombra en lo más mínimo. No he visto muchos jugadores con la mentalidad tan decidida, ya de chico sabía lo que iba a ser y ponía toda su dedicación en eso. Su paso me marcó como entrenador».
Hoy, con 25 años, Luciano volvió a jugar para un club de Buenos Aires por primera vez desde su paso por Ramos Mejía y así explicó lo que significa para él Ferro: «Estoy muy agradecido porque se fijaron en mi, más allá de la lesión que tenía. Me dieron la oportunidad de volver a jugar y ahora tengo que tratar de a poco, de volver a mi nivel. Estoy contento de poder volver a jugar en Capital porque acá tengo muchos amigos, mi familia y la oportunidad de representar a un grande de la liga», finalizó.