Básquet Femenino en el Recuerdo: Graciela De Vicenzo y la historia dorada de 17 de agosto

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Actualizado: mayo 22, 2020

Nueva entrega de nuestra sección de Básquet Femenino en el Recuerdo.

Cuenta la historia que, en los años 60′, un equipo de 17 de Agosto escribió su época dorada. Graciela De Vicenzo, una pequeña de 16 años quien integró el plantel que se coronó invicto en diversos torneos, habló acerca de dicho período, la función social de la institución y los recuerdos que le quedaron.

«Vivía a dos cuadras y media del club. En ese momento los padres no te daban tanta bolilla, vos ibas al club como si nada. Un día fui, entré a la cancha de básquet y me enamoré», recordó. Y agregó: «Me acerqué al profesor, Alberto López, que medía como 1 metro 90 cm y yo le llegaba a la rodilla; le tiré del pantalón, me miró y le dije que quería jugar. Tenía 7 años. Ahí me metí y no salí nunca más».

Con el paso del tiempo se fue gestando un grupo muy competitivo, que jugaban juntas hace rato y en base a un entrenamiento muy exigente, comenzaron a cosechar las victorias. «Entrenábamos mucho, desde las 16/17 hasta las 23 horas, sin preparador físico. El club era muy contendor. No se estilaba ir con los padres, así que la delegada se hacía cargo de nosotras y viajabamos a todos lados», comentó Graciela.

Con respecto a los torneos manifestó: «Era hermoso. Los clubes tenían sus hinchadas, venían los de Pompeya y Santos Lugares, era terrible. ¡Se llenaban las canchas! Cuando jugábamos con Harrod’s también explotaba, venían todos a vernos». Y añadió: «Jugabamos con pelota de cuero que pesaban un montón, y después jugamos con la pelota más grande, la misma que usaban los hombres. Las inferiores entrenábamos afuera. Eramos el equipo más fuerte de la Asociación».

Tal es así que se coronaron campeonas invictas en un torneo preparación, Copa Carola Lorenzini, Copa de Honor, y como si fuera poco, obtuvieron una distinción al mejor comportamiento.

Equipo invicto, dirigido por Alberto López

«Nos habíamos acostumbrado a ganar. No había otra cosa que no sea ganar. Me acuerdo que jugué bastante en ese torneo. Se jugaba con una intensidad terrible. Ese plantel fue un mito, porque salimos muchos años campeonas, o segundas. Fueron épocas muy lindas en el club», manifestó la ex jugadora de 17 de Agosto y sobrina del legendario golfista Roberto De Vicenzo.

Luego de los logros vinieron entrevistas y una mayor popularidad: «Recuerdo una vez que fuimos a Pompeya y salió por 5 faltas la mejor jugadora y entró una compañera pero no le pegaba a una; entonces tuve que entrar, de casualidad metí 6 tiros de larga distancia, así que ahí la prensa aprovechó y puso «la nobel jugadora (sobrina de Roberto De Vincenzo)», contó entre risas. Como así también rememoró: «Una vez fuimos a la radio, estaban todas las jugadoras que se rompían el lomo y estaba yo, toda chiquita con 16 años, y todos los periodistas arriba mío. Las demás me odiaban (se ríe). Encima que me hablaba todo, siempre terminamos hablando de mi tío. Fue una linda época».

Además, le llegó la convocación al Seleccionado Nacional donde fue cortada en la última instancia. Con el correr del tiempo sus obligaciones aumentaron hasta que finalmente, en el 82′, tuvo que irse del país, por lo que jugó cuatro años en Ecuador. «En ese período me enteré que la base del Seleccionado Nacional era de 17 de agosto, el entrenador y mis compañeras, fue muy lindo», explicó. Sin embargo, en su regreso en el 86′, tuvo su último contacto directo con la naranja, ya que jugó un par de veces más con las veteranas y volvió a la radio para recordar la mítica época de 17 de Agosto.

Actualmente Graciela juega al paddle, y un poco al tenis, aunque sigue ligada al básquet por su nieta, sus hijos y su nuera Carolina Schiavone, quien es entrenadora en Unión Florida. A su vez, lleva consigo los mejores recuerdos: «El club me dejó el compañerismo, la lealtad, el trabajo. Hoy en día me sigo ‘whatsappeando’ con las chicas. Es algo hermoso. Todavía tengo guardada dos medallas de oro y un anillo con 17 de agosto. El club es el amor de mi infancia».

Para culminar, habló sobre cómo ve al básquet femenino moderno: «Es distinto, es más activo y más de choque. Nosotras éramos más tácticas, preparábamos jugadas. Mi nuera me dice que se usa así, pero a nosotras lo primero que se nos enseñaba era la técnica, el aro lo vi a los ocho meses de haber empezado. Hacíamos fuerza de brazos, pases contra la pared a cierta altura, mucho pique, todo lo tenías que hacer con técnica. Pero la competencia de hoy en día está linda».