«Los fantasmas del Dandy»: un homenaje en el Día del Entrenador

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Actualizado: abril 22, 2021

“Sepan aquellos que no estén al corriente, que el Roxy, del que estoy hablando, fue
un cine de reestreno preferente
que iluminaba la Plaza Lesseps”
J. M. Serrat- Los Fantasmas del Roxy

Intentos hubo muchos. Los primeros, desde que reivindicaron a Canavesi. Lo nombraron Director del Instituto del Deporte. El Profesor, junto a Esteban Dellavalle, maestro del arbitraje argentino, impulsó la creación de una Agrupación de Entrenadores.

Muchas veces, las buenas intenciones son mal gestionadas. Otras, detonadas por dentro. Concretan unas pocas, las que alumbran cuando hay liderazgos claros, objetivos sólidos. La primera reunión nacional fue anunciada para el fin de semana entre el 19 y el 22 de abril. Era 1973. Las motivaciones: “Una sana oportunidad de intercambio; lograr  ubicación en el deporte nacional; el perfeccionamiento técnico” Repasando el acta, impresiona la intervención de Everardo Luna, representante marplatense. Parece dicho hoy: “Lamentablemente cualquiera puede ser técnico. Somos nosotros los que tenemos que imponernos a nosotros mismos. Tenemos que saber cada vez más, actualizarnos. Debemos tratar de ser alguien, no tenemos ni voz ni voto y somos apreciados apenas por un grupo reducido de personas. Propongo tener como objetivo tratar que nos respeten. No que ganemos mucho dinero, pero sí dignidad

El domingo 22, la Asamblea aprobó el Estatuto; fijó la cuota; eligió autoridades (Sola/ Pérez/ Morales/ Pastore/ Litchvacskez/…) y Comisión Técnica (Canavesi/ González Trilla/ Schonwies/ Finguer/ Lozano y… León Najnudel); designó dos asambleístas para firmar el acta. El Presidente, Juan Carlos Sola enfatizó: “Nuestros intentos anteriores fracasaron, pero afortunadamente esta nueva locura llega a feliz término. Este problema no es Federativo, es de los Técnicos, que desde siempre deambulamos por ahí, sin lograr que algún Ente nos cobije. Amigos, hoy es el día. Quiero expresar mi enorme satisfacción al ver tanta gente del Interior. Recuerden que para ser de carácter nacional, deberán formar Asociaciones en cada lugar” Para cerrar, León propuso “que los dos asociados firmantes sean: nuestra representante femenina, Isabel Henningsen y Alberto Lozano (Campeón del Mundo), que tantas satisfacciones nos dio…”  ¡Crack!  Ahora sí, se LEVANTA LA SESIÓN, la que explica porque el Día del Entrenador es el 22 de abril.

 “No tuvo el sabor del Selecto
ni la categoría del Kursaal,
pero allí fue donde a Lauren Bacall
Humphrey Bogart le juró amor eterno”

Leon Najnudel, la referencia máxima en el Día del Entrenador de básquetbol en Argentina.

El contexto no era fácil. ATEBA pudo nacer porque había democracia. En la Confederación, la situación era muy diferente. Las decisiones las tomaban gliptodontes repuestos por la Dictadura del ’55. Autoritarios cuyo  objetivo era perdurar  en el cargo y a quienes el básquet nacional les importaba nada. Así, León se encontró frente a un cruce de caminos. Por un lado, debía persuadir a los compañeros que éramos anacrónicos. Que no era inocuo haber sacrificado cruelmente la mejor generación de jugadores. Además, no tenía opción: para transformar la realidad debía confrontar con los federativos. Agiornar  el sistema de competencia, la madre de todas las batallas, se avizoraba como un esfuerzo titánico.

Soy testigo privilegiado de las reuniones del grupo fundador de ATEBA. Mi padre, uno de ellos, oficiaba de anfitrión en Liniers. La información técnica llegada en cuentagotas, era traducida y clasificada generalmente por Casimiro González Trilla y luego, deglutida por decenas de entrenadores analógicos. De paso, allí se urdían planes contra la Intervención y sueños de grandeza para el básquet argentino. Actuaban con pasión. Y un amor por la profesión que seguramente no lograré describir, ya no se encuentra.

Mientras tanto, León alineaba a su tropa en Villa Crespo. Un bar pituco  oficiaba de oficina justo en la esquina de Corrientes y Thames, próximo a su casa materna. Yoyo Cavallero, había vuelto de la aventura española precisando cómo funcionaba esa Liga. León compró y se embarcó en el proyecto Liga Nacional. Lo lideró empecinadamente, poniendo cuerpo y alma de samurái, al servicio de una causa tan justa como peligrosa.

Aquellas reuniones servían para intercambiar información técnica, política y seducir a los diversos concurrentes. De tal modo, el mejor estratega ofensivo todo terreno que yo haya conocido, decidió atacar de la siguiente manera: para la batalla federativa, cerró filas con la Guardia Vieja de ATEBA. Para la interna de la interna, con nosotros, jóvenes entrenadores sedientos de profesionalismo y  dispuestos a discutir en cada mesa  amenazas de duda frente a los viejos maestros. Finalmente para instalar el tema y defenderse con la pelota avanzó con sus mejores espadas: Osvaldo Orcasitas, ORO  de El Gráfico y Adrián Paenza junto al equipo completo de Sport 80 (Radio Mitre);  ¡Una luz! En el camino, algo tuvo que ceder… Las reuniones eran nutridas y de larga duración. El dueño se hartó de tener la vela infinidad de veces a cambio de ingratos pagadioses. No importó mucho tener que cambiar, El Dandy esperaba ansioso. Fue en su vereda, en sillas endebles que haciendo juego con la fachada, donde todo pasó. En la vereda hubiera frío o calor, León convocaba multitudes. Los peatones apenas podían pasar… Era divertido aislarse y ver la escena ¿Qué hacían los primates discutiendo a los gritos alrededor de una mesa de lata?

La Liga nació allí. Así, con discusiones que permitieron acordar planes, alianzas, contragolpes… Con un liderazgo que no tuvo empacho en preguntar lo que no sabía, que entendió la importancia de acordar y que promovió la inclusión al entender el mundo en que vivía. Siempre le dijo la verdad a su gente. Fue al frente, nunca nos defraudó. La Liga, se presentó con el apoyo de ATEBA en enero de 1983 y finalmente nació el 26 de abril de 1985, (el mismo día que la FABB), durante la primavera alfonsinista. Pasaron dos años durísimos, haciendo docencia… Hasta hoy, a pesar de lo que digan, goza de buena salud, la que no tuvieron ni León, ni El Dandy…

“Yo fui uno de los que lloraron
cuando anunciaron su demolición.

Pero de un tiempo acá, ocurren cosas
a las que nadie encuentra explicación”

Para Najnudel, lo primero era el Equipo. Será por eso que no le prestó atención al cuerpo. Promediando la ‘96/97 Ferro era animador. Una madrugada de noviembre, se internó solo. No podía más del dolor, la leucemia atacó punzante. La última palabra, es verdad, la tiene la vida y León, comenzó a luchar por ella. El partido duró casi año y medio.             –¿Cómo estas León? Vivo, estoy vivo… Se la había pasado arriba del ring, desde chico. Comenzó a dirigir cuando otros empiezan a jugar en primera y tenía tantas ganas como el primer día. Peleó contra los discípulos platenses y porteños de Amador Barros Hurtado: Amadeo Cejas y Miguel Angel Mancini. Contra la corporación de Capital que le juró venganza cuando  rompió negocio chiquito pero seguro de Agustín López. León les ganó a todos. De a uno los fue haciendo desaparecer, pero al toque le ponían otro. ¿Cuántos toros puede matar un torero antes de la cornada letal? ¿Estamos seguros que hoy pensaría igual? Seguramente, a muchas de nuestras sugerencias las hubiera respondido de la misma manera: Sí, está bueno; “but not enough to win”

Murió el 22 de abril de 1998, el día del Entrenador, fue cuando uno de los nuestros se convirtió en nosotros, en bandera unánime. Se fue sin guardarse nada. ¡Gracias por todo! tituló el diario; todavía lo extrañamos…

Al poco tiempo El Dandy lo siguió. La crisis arrasó el boliche desangelado. Enseguida, ocuparon la esquina vendiendo empanadas y hoy, fiambres. Fue el vecino Javier Luchansky quien por las noches, notó algo extraño. La curiosidad le hizo volver y certificó lo increíble junto a su amigo Tucho. A los primeros que reconocieron fue a los de Villa Crespo comiendo salamín con Benja Arce y los de Atlanta. Otro día al Beto Cabrera charlando con Fruet y de Lizaso. Volvió y estaban Chiche y Jaime escuchando a Trilla mientras León, Tomás Bello y Ricardo Alix llenaban los vasos. Noche tras noche, ante la mirada perpleja del especializado en tácticas, desfilaron: Amoedo, Elmer Fessia con el libro Nunca Más; el Lungo Brusa, Monza, Viau y Canavesi. Dijo que Palito y el Gigante casi vuelcan el fernet al reir. No creí en sus dichos hasta que un día coincidieron con los de Aída Kitaigorovsky y con los de Tulio Guterman. Aparentemente, las reuniones solo pueden ser vistas por quienes creen y escuchadas por los que tienen corazón. Tulio asegura que estaba Nano sonriente, como en la tapa de El Gráfico y que ORO y Mario Lescuriex supervisaban todo mientras Biggi arengaba por el Básquet Escolar. Solo cuando Aída dijo que Heriberto y mi viejo discutían ante la mirada de Casaniga y Gatabria sospeché que podía ser real. ¿Y que  decían?, pregunté. No entendí mucho, dijo Aída. Solo escuché que repetían como un mantra Imperio Jrs. Y para mí, fue suficiente…

 “Así que no se espante, amigo,
si esperando el autobús
le pide fuego George Raft.
Son los fantasmas del Roxy
que no descansan en paz”.

AUTOR: Emilio Gutiérrez