Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Sebastián Festa es, además de un jugador con dilatada trayectoria en el básquet argentino, un producto de la inagotable cantera de Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, una de las instituciones que más ha nutrido a FeBAMBA de valores interesantes a lo largo de los años.
Paco se desempeña actualmente como asistente en el cuerpo técnico de Boca Juniors, encabezado por Adrián Capelli; junto a esas funciones, tiene a su cargo el manejo del equipo que participará en la próxima edición de la Liga de Desarrollo, por eso, su presencia en el club se vislumbra durante varias horas al día. En una de ellos, tras concertar previamente la entrevista, Sebastián se sienta junto al periodista en la tribuna apostada al costado de la cancha auxiliar de fútbol. Durante la charla, recordará sus experiencias cuando comenzó a practicar este deporte, sus mini encuentros, las vivencias no solo como padre al ver a su hijo reeditando lo que él hizo años atrás, y los consejos a quienes están en la antesala de un nuevo EAM, el número 42, a desarrollarse este fin de semana venidero en las instalaciones del Cenard.
«Mis registros son antes de empezar. Mi tío Guillermo jugaba en la primera, mi viejo Jorge (a quien también apodan Paco) jugaba en veteranos, ambos en el club, teniendo pasos por Obras y Racing entre otros. Por eso, ya antes de ingresar en premini, conocía las canchas por acompañarlos. En esos recuerdos, registro la cama elástica de Geba, donde íbamos con los demás hijos de jugadores, por ejemplo», comienza diciendo, para afirmar que en la menor de las categorías estuvo cuatro años, ya que su paso por Escuelita fue breve.
«Participé de cinco Mini Encuentros, siempre los recibíamos. No entiendo cuando escucho eso que muchos clubes no mandan a sus jugadores a Buenos Aires por miedo, por sentir que la van a pasar mal por inseguridad, y eso llevó a perder un poco ese espíritu que solo se ve en estos eventos. Es verdad, en las instituciones va llegando gente nueva, con padres que no jugaron y de allí les nacen esos temores. Cuando mi hija iba a La Pampa a los Encuentros de Cestoball o mi hijo mayor era mini, yo me ponía muy contento porque sabía las experiencias que les deparaban».
Al consultarle sobre aquellas experiencias como jugador, Paco responde entusiasmado: «Los viajes eran espectaculares; con Parque incluso fuimos a Brasil, aunque allí fue con infantiles, pero las sensaciones eran similares. Me encantaría hacer algo parecido en el club donde nací, aunque al estar embarcado en este trabajo con la Liga debo postergarlo, pero no pierdo las esperanzas de reflotar esa posibilidad para los chicos, porque es al día de hoy que nos reunimos con los amigos que viajamos y seguimos recordando miles de cosas vividas en esos años, con fotos y anécdotas. Cuando nos juntamos los veteranos de Parque, la mayoría de las experiencias narradas, nos llevan a esos tiempos donde éramos chiquitos».
Recuerda a Osvaldo Bresciano y el Pato De Benedetti como los formadores de su infancia, especialmente éste último, quien «nos enseñó todos los fundamentos, nos marcó para siempre».
Amante del básquet desde que tiene uso de razón, a pesar de gustarle también el fútbol , nunca dejó de practicarlo. «De chiquito me veía ya jugador, aunque obviamente no como un trabajo. Sinceramente nunca tuve una noción sobre cuál sería mi ocupación de grande, yo solo sabía que quería jugar al básquet. Incluso disfrutaba las horas de Educación Física en el colegio porque eran un modo de prepararme para cuando salía de allí, ir al club y seguir entrenando y jugando, desde las cuatro de la tarde, hasta bien entrada la noche. Parque no era mi segundo hogar, creo que era directamente el primero (risas)».
De los Encuentros, recuerda un viaje a Sunchales, con una particularidad seguramente expandida en cientos de otros ejemplos. «Cuando jugaba en Comodoro, fuimos a enfrentar a Libertad, y me vino a visitar el chico que me recibió en su casa». Bahía Blanca y Tres Arroyos fueron otros destinos visitados, cuando ni siquiera imaginaba que este deporte le depararía conocer cada rincón del país, y varios del exterior.
«Lo más importante al momento de los EAM es viajar y conocer, tener identidad con el equipo y la entidad; hacer grupos de amigos, muchos de los cuales se mantendrán en el transcurso de la vida. Al ir a otras ciudades, comprobás como viven otras familias, con otros modos de vida, vas aprendiendo, en definitiva. Es grandioso, no hay ninguna persona que no haya jugado minibásquet que no lo haya formado uno de los Encuentros».
Aparte de estas fiestas, hay competencia todas las semanas, y Festa no se olvida de aquella final contra Ferro, «que perdimos ante un equipo tremendo»; el Pato hacía unos entrenamientos increíbles, nos ponía música, y lo que hoy son los juegos de habilidades, nosotros ya lo hacíamos en el fondo. Nos ponía videos!!, y por eso, la mayoría de los que jugamos en veteranos somos hinchas de los Lakers o Boston, que en aquellos años dominaban la NBA a su antojo. Nos mostraba a Magic Johnson, y nos enseñaba cómo correr en toda la cancha. Desde ese momento, yo quería ser él, correr y pasar la pelota como Magic…»
No solo de videos NBA se nutría Paco con sus compañeros. «Eran los primeros años de Liga Nacional, y como Gevp no tenía equipo allí, íbamos a ver a Ferro o San Andrés. En éste recuerdo al Tola Cadillac, a Aréjula, Rafaelli, y ellos nos mostraban sin saberlo, que para nosotros eso significaba que habían lugares donde llegar si nos esforzábamos y entrenábamos. Cuando rememoro aquellos tiempos, tengo presente un partido donde vino Sport Club, y en ese equipo había un pibe un año más grande que yo, edad de cadete y ya jugaba Liga; le volcó la pelota en la cara a Graham. Era Marcelo Nicola, quien años después fue su compañero en una Preselección».
Para finalizar, aconseja a los chicos «que disfruten, porque el básquet es un deporte hermoso de conjunto, te enseña a compartir, a superar frustraciones, te alinea en la vida, te da moralmente muchas herramientas. Pertenecer a un grupo en un club fortalece amistades, es un generador de valores. Por eso disfruten, hagan caso a sus entrenadores, sepan que los quiere, y por eso les exige para ser mejores, verlos crecer, ayudarlos. Déjense ayudar, el día de mañana estarán agradecidos de ellos».
FOTOGRAFÍA: Gentileza Marcelo Endelli