Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
Domingo Biscione, emblemático utilero del Club Colegiales, cumplió en octubre 92 años. A manera de celebración, se recopilaron las aristas más destacadas de una vida rebosante de amor e identificación para con la institución y el barrio mismo.
Hijo de inmigrantes italianos, Mingo nació en 1923. Es decir que es cinco años mayor que el club, un latiguillo que se encarga de repetir con orgullo a quien quiera oírlo. Además tenía una hermana. En Palpa y Freire vivió gran parte de su infancia, adolescencia y juventud: «Esto era casi todo campo. Vos te parabas mirando para un lado y veías hasta Chacarita. Girabas la cabeza y veías hasta Cabildo», dijo en una nota para su cumpleaños número 90.
En 1950 se casó y, por un tiempo, vivió con su mujer en Villa Urquiza, pero al morir sus padres regresó a su primera morada. Tuvo dos hijos, Miguel y Griselda. Su esposa falleció en 1974. Desde hace ya muchos años, Mingo vive en un departamento de un ambiente de Conde y Lacroze. «¿Para qué quiero más? Si no estoy nunca. Prácticamente todo el día me la paso en el club», cuenta.
Cuando su hijo tenía 9 años, lo llevó al club para jugar al básquet y ahí todo cambió, porque Mingo no se fue más del Colegiales: «Ahora soy socio honorario, pero tengo que reconocer que al principio no le daba mucha bolilla. Ni siquiera me gustaba el básquet. Yo era más del fútbol, por eso también soy hincha del Colegiales que está en Munro, pero que nació acá cerquita».
Su hijo jugó en Colegiales y en YPF, donde sería compañero de Osmar Sarmiento, ex presidente y hoy tesorero de la entidad de Teodoro García. «Yo primero fui delegado de mini y después de Primera. Así, la gente del básquet me empezó a conocer. Y a lo máximo que llegué es a haber estado en la mesa de control en la final del Mundial 90, que se jugó acá en la Argentina», recuerda.
Además, Mingo trabajó como medidor de maderas (eran cuatro socios al frente de una empresa) y luego fue empleado en una casa de maderas de Lacroze y Álvarez Thomas. Ya jubilado, se volcó con todo al club, donde continúa desempeñándose con solvencia en la utilería y demás cuestiones. «Este es mi hogar. Si no existiera me las vería mal, me sentiría muy solo. La verdad que no me puedo quejar. Estoy donde quiero estar, más no necesito», dice.
En aquella nota de los 90 también decía que «de salud estoy bien. Me tengo que cuidar en las comidas, no comer tanto picante. También tengo un dolorcito en una pierna. Pero ando fenómeno. Esto debe ser de familia, porque mi papá y mi abuelo también vivieron hasta muy grandes. El viejo no tenía ni dientes y seguía comienzo asado».
Domingo Biscione. 92 años de amor por Colegiales.
FUENTE: La Voz de Colegiales – colegialesinfo.com.ar