Se realizaron las Reuniones Regionales de FeBAMBA
Con el objetivo de seguir fomentando el desarrollo del básquet en cada...
«Tenía 21 años cuando me hablaron de ir a jugar a un país llamado Argentina, el cual obviamente no tenía idea donde estaba ubicado en el mapa. Incluso, cuando pregunté a gente que supuestamente sabía, me lo mencionó como una colonia inglesa… Por eso me quedé tranquilo, si así efectivamente era, la gente allí hablaría inglés. Lo preocupante fue cuando bajé del avión, y comprobé lo contrario…».
Quien relata esta experiencia es Teddy Colter, histórico jugador trotamundos del básquet nacional, quien en 1980 recibió una propuesta para asentarse en Pergamino y defender los colores de Sport («época hermosa; para darte una idea, en la liga pergaminense habían siete equipos y todos contaban con jugadores de mi país»). Desde ese instante, este base de 1,86 tuvo un vasto recorrido por Argentina, jugando en todas las competencias posibles, incluida por supuesto la Liga Nacional. En la charla, efectuada en el subsuelo de una inmobiliaria ubicada a una cuadra de Plaza Flores, Teddy, nacido en Arizona, hijo de Andrew y Sylvia, con un hermano siete años menor (Steve, de pasado en la NBA vistiendo las casacas de Portland Trail Blazers, Chicago Bulls, Philadelphia Sixers, Cleveland Cavaliers y Sacramento Kings), mostrará su permanente buen ánimo, su gestualidad al momento de recordar momentos y narrar anécdotas graciosas y la sonrisa perenne. Incluso cuando se le pregunta sobre un error que sin dudas le cambió su carrera por completo.
Entre su recorrida, registra una clasificación a la Copa William Jones con Unión Progresista de Villa Angela, donde cayeron ante el mítico Ferro Carril Oeste de Miguel Cortijo, un regreso a Pergamino jugando para Sirio Libanés y Gimnasia y tras el paso por Provincial de Rosario, el llamado de León Najnudel invitándolo a Sport Club, donde, como asistentes, el inmenso Najnudel tenía a dos pibes dando sus primeros pasos: Sergio Hernández y Julio Lamas…
«La idea de León era que mi experiencia pudiera servirle a los chicos asomando por entonces en ese club, entre ellos Marcelo Nicola y Hugo Sconocchini. Varias veces lo enfrentaba con otro equipo, y cuando eso ocurría, nos juntábamos en la previa en un bar de la ciudad, y allí, trago de por medio, me preguntaba sobre el juego del básquet universitario, sobre ciertos sistemas de defensa. Era consciente de lo que significaba para el básquet argentino, y por eso me encantaba poder compartir charlas con él», rememora Teddy, indicando que antes de recalar allí, surgió una prueba para los Pacers de Indiana. «Luego de hacer toda la pretemporada, me dijeron que les interesaba pero antes debía foguearme mejor en una liga competitiva, sugiriendo irme a Italia. Yo me negué, preferí regresar a la Argentina, donde me trataban de maravillas».
Ya ingresados en la década de los noventa, desembarca en Ferro, dirigido en ese entonces por Chiche Gornatti, y comparte equipo con, entre otros, Federico Susbielles y Diego Grippo. «Nos salvamos del descenso ganándole a Echague de Paraná». Luego consigue el ascenso a la división mayor con Regatas de San Nicolás, comandado desde la banca por Guillermo Vecchio («un equipo con grandes nombres, como Gabriel Milovich, Jorge Racca, Gabriel Cocha, Carlos Romano y Rubén Pikaluk, gente que me contuvo mucho y supimos hacer un lindo grupo»),
A la vera de su rol como deportista, le sumó ricas experiencias en el mundo de la moda, publicidad y televisión.
«Mi primer publicidad fue para una conocida casa especializada en rollos de fotos, en 1980, apenas llegué al país. También participé del spot de una gaseosa cola en el Mundial de Fútbol 2006; en realidad hice varias publicidades, y como actor, estuve con Tinelli y en Chiquititas». Al momento de pedirle que mencione momentos en el programa de Marcelo Hugo, detalla los sketches junto a Toti Ciliberto donde parodió al paparazzi francés que siguió a la Princesa Diana aquella jornada fatídica, o cuando instalaban cámaras ocultas en la costa atlántica con los lobos marinos como protagonistas centrales. «Si el básquet me dejaba tiempos, los aprovechaba para esos trabajos. Incluso fui modelo…» expresa entre sonoras carcajadas.
Padre de tres hijos (Andrés, de 32 años, y Matías, de 29, nacidos en Capital Federal; Alexis Sofía, de 25, rosarina), todos en algún momento jugando bajo su ala de entrenador, decide en un momento crucial de su carrera disputar un Regional con Lanús. Lo que parecía una experiencia positiva, determinó, tal cual lo admite él mismo, un error. Concluido ese certamen, al cabo de algunas semanas recibe un llamado de Néstor García para incorporarse a Peñarol de Mar del Plata y compartir la base con Marcelo Ricchioti, pero para eso, debía esperar dos meses porque así lo estipula el reglamento de pases. Pide al Che ese margen de tiempo, pero el propio técnico le indica la imposibilidad porque estaban en plena preparación de la temporada. Una temporada que finalmente el Milrayitas termina coronando con su primer título de Liga Nacional… Por contrapartida, Teddy arregla un contrato en Siderca de Campana, entidad disputando el TNA, y cuyo desenlace culmina con el descenso.
«Fue mi momento más triste como deportista, porque era el momento justo para demostrar que podía jugar en un equipo con aspiraciones. Y ese año Peñarol se armó para conseguir lo que finalmente consiguió».
Es allí donde Colter recala finalmente en el báquet de FeBAMBA, defendiendo los colores de Comunicaciones. «En ese equipo estaban Marcelo Alegretti y Sebastián Borda»; cuando se le pide precisiones sobre nombres y fechas, se comunica directamente con Borda, quien en ese entonces era juvenil, y corrobora los acontecimientos de una temporada inolvidable para el Cartero con el paso de Teddy.
Tras un año en Comu, suma palmarés a su currículum de incansable aventurero, y arma proyectos en Yupanqui, Deportivo Español, y América del Sud, entre otras instituciones nucleadas en la Federación. Sumado a un ascenso con Tres de Febrero, donde pudo compartir ese logro con sus dos hijos dentro del rectángulo. Las experiencias se superponen una detrás de otra, pero al final de la entrevista, menciona uno interesante que desea darle visos nacionales.
Nacionalizado desde 1984 («Argentina es mi patria»), está finiquitando el armado de un combo que implica junto al básquet, música y teatro. «La idea es viajar por el país, por pueblos y ciudades pequeñas, y dar shows con clínicas. Es mi sueño y cuenta pendiente con este deporte. Quiero llevar la alegría de este deporte a los chicos que no tienen acceso a verlo o jugarlo. Que puedan aprender los fundamentos básicos mediante la música, por ejemplo el hip hop, que está muy entrelazado al básquet. Llegar a provincias donde no esté muy desarrollado y así poder aportar al crecimiento a nivel nacional. Si logro concretar este proyecto y difundirlo, entonces ya no me van a quedar cuentas pendientes. Fuera de esto, el básquet me dio todo».
Y con la misma sonrisa que desgrana durante las casi dos horas de charla, menciona con naturalidad este deseo/sueño de poder derramar sus conocimientos, como hace treinta años atrás lo hacía en una mesa de café frente al inolvidable León, a los niños desperdigados en el extenso territorio argentino.